Mi nombre es Kamado Tanjiro y mi estado actual es: Adoptado por Zenitsu y su novio, Tengen Uzui.
ya sé... unos dicen "¿para cuándo Tanjiro? 18 años de edad y nunca te hemos visto una pareja, ni como travesura o rebeldía para los jóvenes de ahora".
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— Rokuta se ha dormido, mi niño.
— ¿Lo dejaste en su cama, mamá? — dejó unas bolsas sobre la mesa.
Tanjiro volvía de hacer unas compras que su madre le encargó para la cena.
La noche estaba comenzado a caer ese domingo de inicio.
— Sí, había quedado en suelo con sus juguetes — comenzó a quitar las verduras de las bolsas — no escuché más sus historias de dinosaurios de un momento a otro — sonrió.
— ¿Sí? — le devolvió la sonrisa.
— Sí, lo escuchaba jugar — tomó una zanahoria y una papa simulando — "Grr, no podas escapar de mí, soy el más fuete tinanosario Ré".
Decía mientras agitaba la papa como un gran Tinanosario rex, imitando el mismo habla que su hijo más pequeño de 3 años.
— "Ño, podas ser el más fuete, pero yo el más dapido, grr" — decía mientras le hacia cosquillas ahora a Tanjiro con ambas verduras "mordiéndolo".
Éste reía contento por el juego de su querida madre.
— yaa... yaa... entendí — unas pequeñas lágrimas salían de sus ojos bordó.
— ah, mi querido Rokuta — tomó su cuchillo para contar los trozos que utilizaría.
Tanjiro corrió una de sillas para sentarte y admirar a su madre, ella era tan dulce y dedicada. Uno de sus referentes para ser quién es ahora, y agradecía cada día el poder ser bendecido de esa manera.
De tener a su familia.
Compartiría ese amor que se le fue enseñado por el resto de su vida.
— aún recuerdo cuando era a ti a quién escuchaba jugar junto a Nezuko — prendió el fuego en la cocina.
— Éramos niños... — se estiró sobre la mesa melancólico.
— Sí, eran unos pequeños, Nezuko tocaba el tamborcito y tú no te cansabas de bailar.
— Que recuerdos... — suspiró.
— Ahora han crecido tan rápido — llevó una mano su pecho — tú ya tienes tus 18 años, mi niño mayor — lo miró con algo de emoción unos segundos para luego volver a su labor.
— ya soy mayor de edad...
— Sí, lo eres, todo mi hombrecito, pero... — cortó fuerte una verduras llamando su atención — pase lo que pase, siempre seguirás siendo uno de mis bebés.
