Mi nombre es Kamado Tanjiro y mi estado actual es: Adoptado por Zenitsu y su novio, Tengen Uzui.
ya sé... unos dicen "¿para cuándo Tanjiro? 18 años de edad y nunca te hemos visto una pareja, ni como travesura o rebeldía para los jóvenes de ahora".
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— PREPÁRATE, MONITSU! — gritó Inosuke mientras se tiraba encima de él.
Le aplicaba la llave de pelea que practicaba con Genya junto al profesor Akasa.
— AY!, TANJIRO SÁLVAME! — le pedía ayuda teniendo al jabalí encima suyo con un brazo apretando su cuello.
Estaban en la habitación del rubio. El de aretes se sentaba en el suelo abrazado una almohada contra su pecho, los otros dos compañeros estaban en la cama del propietario del cuarto, haciendo toda una escena de pelea en la que Zenitsu por obvias razones perdía.
El de ojos rojos sonreía al verlos tan enérgicos, aún más por su amigo que se le veía mucho mejor. Con los mismos ánimos de siempre antes de la pelea.
Ya habían pasado varios días después de eso.
— NO TE QUEDES AHÍ MIRANDO, ME AHORCA!
— NADIE PUEDE CONTRA MÍ!
— Ya, tranquilo, Inosuke. Pronto será el momento de aplicar todo lo que has aprendido.
Verlo practicar le recordaba a Giyuu quién estaba más estuciasmado últimamente con su saco de boxeo.
— SÍ! — soltó al rubio de golpe haciéndole caer de la cama — y verás que les pateare el trasero a todos!, VOY A GANAR!
— Te recuerdo que si ganas, también lo hará Genya. Después de todo, están representando a la escuela aunque quedes tú o él al final del torneo — hablaba Zenitsu subiendo otra vez al colchón.
— Eso es verdad, pero puedes ser tú, Inosuke, quién llegue al final — le animó el de aretes — te alentaremos hasta quedarnos sin aliento, amigo!
El de puntas azules le quedó mirando, sonrojándose inconscientemente por la actitud del otro. Bufó quitando esa expresión de su rostro.
— Yo no necesito tu apoyo, Monjiro.
— Ah... — sintió su corazón romperse en pedacitos al escucharlo.
— No le digas esas cosas a Tanjiro! — reprendió el rubio — ¿No ves que es un ser puro de corazón?
— Son unos llorones — no admitiría que en realidad quería mucho a ese par de tontos y que su presencia en el evento le ayudaría a apaciguar sus nervios.
— ¿Por qué eres tan cruel? — hacia un puchero el peli-rojo.
— ¿Y cuándo es que era ese tan dichoso torneo? — preguntaba Zenitsu fastidiado.
