~ CAPITULO 7 ~

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—¿Por qué quieres saber de ella, Kendall? —Se movió intranquilo en su silla.
—Según el expediente de su caso, apareció tres meses después de haber sido secuestrada, sin recordar nada de lo sucedido durante su cautiverio.
—Así es, yo mismo hablé con ella tras su reaparición en el hospital a donde había sido trasladada. La pobrecita creía que la noche anterior había salido de la universidad; era como si el tiempo que había estado secuestrada se hubiera evaporado de su mente.
—¿Nunca recordó nada?
Jackson sacudió la cabeza.
—No, yo seguí viéndola durante unos meses, y nunca llegó a recuperar la memoria —sonrió con amargura—. Creo que, en parte, ni siquiera deseaba hacerlo; estaba horrorizada de lo que pudiera llegar a recordar —añadió.
—Entiendo.
—Nunca me lo dijo abiertamente, pero estoy seguro de que le desagradaba que yo insistiera en seguir viéndola para ver si había tenido algún progreso. —Volvió a tomar la pieza color celeste que había abandonado minutos antes—. Con el tiempo, hasta se cambió el apellido, decidida a comenzar una nueva vida y dejar todo ese suceso en el pasado.
Aquel dato no figuraba en el expediente del caso.
—¿Recuerdas cuál es el apellido que usa ahora?
Jackson frunció el ceño y entreabrió la boca.
—¿Por qué tanto interés en ella, hijo?
Debía decirle la verdad, no tenía otra opción.
—Creemos que hay alguien que intenta revivir su imagen a través de otras mujeres a las que luego asesina —explicó sin rodeos; no cabían las medias palabras con su padre.
La pieza del rompecabezas cayó sobre la mesa.
—Es él... es él —balbuceó con la mirada clavada en la pequeña pieza de cartón que acababa de caer de su mano.
—Estamos casi seguros de que se trata del mismo hombre que secuestró a _______ Carmichael hace cuatro años —aseveró y observó a su padre atentamente.
—Mitchell —dijo él de repente.
—¿Perdón?
—Mitchell, ahora se hace llamar _______ Mitchell —le indicó, sin mirarlo a la cara.
—Ok, creo que sería de gran ayuda si lograra hablar con ella. —Se tranquilizó cuando los ojos de su padre se volvieron hacia él—. ¿Crees que seguirá sin recordar todavía?
—No lo sé —respondió con ironía—. ¿Cómo podría saberlo encerrado aquí dentro?
Kendall sabía que su padre no lo culpaba a él de aquel encierro, pero, en ese momento, se sintió el blanco de sus reproches.
—Papá...
—No digas nada, hijo. No es tu culpa que yo haya terminado en este lugar. —Intentó esbozar una sonrisa para él—. Deberás averiguarlo por ti mismo; búscala y lo sabrás.
—No creo que quiera ayudarnos con este caso. Si, como tú dices, ha cambiado su identidad para poder seguir con su vida, dudo que mi visita sea de su agrado —dijo mientras lanzaba un suspiro.
—Inténtalo, Kendall—le pidió—. Busca a la muchacha; tal vez ella sea la clave para resolver el caso. —Hizo una larga pausa antes de continuar hablando—. Atrapa a ese malnacido y ponlo donde debe estar antes de que siga causando más daño. Termina mi trabajo, hijo.
Kendall no pudo hacer otra cosa sino asentir. Debía atrapar al sujeto y valerse de cualquier recurso para lograrlo. El primer paso sería encontrar a _______ Carmichael o Mitchell y hablar con ella. Lo atraparía, aunque fuera la última cosa que hiciera en la vida. Se lo debía a la familia de las víctimas, a la misma _______ y, sobre todo, se lo debía al hombre que le había dado la vida.

NO ME OLVIDES -ADAPTADA TERMINADA- KENDALL SCHMIDTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora