~ CAPITULO 23 ~

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—Llevaba un buzo de los Falcons. —Se quedó pensando un momento—. Recuerdo que me dijo que tenía entradas para el próximo partido que se jugará en la ciudad.
Kendall y Rachel se miraron. Habían logrado mucho más de lo que esperaban.
—¿Algo más? —preguntó Kendall.
—No, me comentó eso y me dijo que le entregara el paquete a _______.
—Está bien, muchas gracias por atendernos, señorita Banks. —Kendall se puso de pie.
—Su testimonio nos ha sido muy útil —comentó Rachel y se paró junto a su compañero.
—Espero que sí. —Aún estaba consternada por lo de la cabeza del gato en la caja, pero agradeció recordar todo lo que pudo del muchacho que se la había entregado esa mañana.
Kendall y Rachel abandonaron la enorme oficina en donde el repiquetear de los teclados y el murmullo de la gente volvían, lentamente, a apoderarse del lugar una vez más. Antes de subir al ascensor, Peter Franklin, con su rostro afable, los saludó agitando su mano en el aire.
_______ observaba con atención a su hermano; la impaciencia se reflejaba en su rostro cada vez que echaba un vistazo al reloj.
—Leslie llegará de un momento a otro —le dijo.
Habían entrado en la casa y Kevin se había ofrecido a ayudarla a preparar la cena. _______ vació un paquete de arroz dentro de una cacerola de agua hirviendo y le pidió a su hermano que le alcanzara una de las cucharas de madera que colgaban de la pared.
—Ten.
—Gracias. —Revolvió para evitar que se pegara y cubrió la cacerola con la tapa—. Supongo que vas a quedarte a cenar.
Kevin se rascó la barbilla.
—No lo sé, hermanita. He dejado algunos asuntos pendientes en Clovis, porque he salido de inmediato después de tu llamada, y los trabajos en la escuela deben estar terminados a más tardar en quince días. Eso si contamos con que el buen tiempo nos siga acompañando.
_______ hizo una mueca de disgusto.
—Creía que te morirías por probar mi risotto.
Él le frotó la punta de la nariz con su dedo índice.
—Sabes que es casi imposible que me resista a ello, pero lamentablemente, deberé marcharme en cuanto me asegure de que estás acompañada.
_______ le sonrió y constató que, en efecto, había comprado queso la última vez en el supermercado.
El teléfono de la sala comenzó a sonar.
—¿Quieres atender tú por mí, Kevin? —le pidió.
Kevin le hizo una reverencia y corrió hasta la sala.
—_______, es para ti —le informó unos segundos después.
—¿Quién es?
—Tu jefa.
_______ dejó el queso y tras limpiarse las manos, fue hasta la sala.
—Jennie, ¿cómo estás? ¿Sucede algo? —Había quedado con ella en que hablarían a la mañana siguiente en la editorial, por eso se sorprendió por su llamada.
—No es nada, _______. Quería solo avisarte que la reunión de mañana a las diez se ha pospuesto
_______ estuvo a punto de protestar, pero desistió de hacerlo.
—Acabo de hablar con Brandon Tanner y me ha dicho que le es imposible llegar antes del mediodía, por lo que hemos decidido pasar la reunión a la tarde.
—Está bien, supongo que no habrá inconveniente en reunirnos por la tarde, entonces. —Habría preferido tener aquella reunión por la mañana y ocupar la tarde haciendo lo que más amaba: encerrarse en su taller y pintar durante horas y así olvidarse del tiempo y de los demás; pero sabía que para Jennie era muy importante la incorporación de Brandon Tanner a su equipo de trabajo.
—¿Estás segura de que no te molesta, _______?
—Para nada, nos vemos mañana, entonces.
Cuando colgó, sonrió al ver a Leslie entrar por la puerta principal. No hubo necesidad de palabras, solo necesitaba que ella la abrazara.
—¡Ha debido de ser horrible!
—¿Cómo lo has sabido? —le preguntó _______ sin soltarla.
—El detective Schmidt y su compañera han estado en el periódico y me han hecho algunas preguntas.
_______ asintió.
—Kevin está aquí —anunció mientras lanzaba una mirada hacia la cocina. De inmediato, percibió los nervios de su amiga.
—¿Sí?
—Sí, no quería marcharse sin saludarte. Vamos, está en la cocina.
Leslie alisó un par de arrugas que se formaban en la falda azul que llevaba y acomodó el cuello de su camisa blanca; se aseguró de que ningún mechón de cabello estuviera atrapado dentro de la tela y miró a su amiga expectante.
—¿Cómo estoy?
—Hermosa, como siempre.
—Tampoco tienes que mentirme —le dijo y la siguió hacia la cocina.
—Kevin, aquí la tienes. —Sujetó a Leslie de la muñeca y la plantó delante de ella. Le dio un leve empujoncito y esperó que el saludo entre ellos fuera más que un simple «hola».
—¡Leslie, cuánto tiempo! —Kevin la rodeó con sus largos brazos, y _______ notó la rigidez en los miembros superiores de su amiga. Sus brazos colgaban a ambos lados de su cuerpo, como si fuera incapaz de responder a su abrazo.
—Kevin, ¿cómo estás? —apenas pudo murmurar.
Él se apartó para observarla mejor y las mejillas de Leslie se volvieron rojo carmesí.
—¡Estás estupenda! Hasta creo que has perdido algo de peso —comentó con una enorme sonrisa.
—Tres kilos en un mes —respondió orgullosa.
—¡Ya me parecía!
_______ tosió, era hora de que recordaran que ella estaba también allí.
—Será mejor que me ocupe de la cena —dijo, y pasó junto a ambos.
—En ese caso, me despido, _______. —Soltó a Leslie y le dio un fuerte abrazo a su hermana—.
Prométeme que cualquier cosa que suceda me la harás saber enseguida —le susurró al oído.
—Te lo prometo, Kevin. —Se dieron un beso y, tras despedirse de Leslie con un beso en la mejilla, los dos hermanos salieron de la casa para darse otro abrazo bajo la luz que la luna proyectaba aquella noche en el porche

NO ME OLVIDES -ADAPTADA TERMINADA- KENDALL SCHMIDTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora