Kendall lo miró y no pronunció palabra. En aquel momento, Steven comprendió que su silencio encerraba un «sí» como única respuesta.
Estaba de nuevo en aquella sala después de dos días. Esta vez esperaba obtener una respuesta más positiva de su dueña. Sus dedos tamborileaban nerviosos sobre una de sus rodillas, y todavía ni siquiera había tocado la taza de café que le había ofrecido Leslie.
«_______ bajará en un momento», le había dicho antes de desaparecer por las escaleras que supuso llevarían a su habitación. Habían pasado ya más de veinte minutos, y su paciencia estaba a punto de ceder. No se marcharía sin hablar con ella; si lo que pretendía _______ Carmichael era lograr que se cansara de esperarla y se marchase, estaba muy equivocada. Estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario.
Cinco minutos después, la vio bajar las escaleras con lentitud. Llevaba unos vaqueros bastante holgados y una blusa blanca que dejaba por completo al descubierto sus hombros. Kendall se puso de pie y extendió su mano, pero ella rechazó cualquier contacto y se sentó en el sofá de una plaza y quedó frente a él.
—No creí que volvería —le dijo tajante mientras observaba una carpeta que él llevaba consigo. Kendall volvió a sentarse y cuando la miró, le sonrió. Pero la actitud fría y distante de _______ le borró la sonrisa de la cara.
—Era necesario hacerlo, _______.
Le molestaba que la llamara por su nombre de pila; prefería que la llamara «señorita Carmichael», pero no le dijo nada. Se veía claramente extenuado. Unos surcos se dibujaban debajo de sus ojos, el nudo de su corbata de seda estaba casi deshecho y la camisa color veige, que llevaba debajo de la chaqueta, arrugada. Apartó de inmediato la mirada cuando él descubrió el escrutinio al que estaba siendo sometido. Juntó ambas manos sobre su regazo. Aquel hombre solo lograba que ella se sintiera inquieta.
—Le dije que no había nada que yo pudiera hacer para ayudarlo. —Intentó sonar calmada y segura de lo que decía.
—Tal vez esto logre hacerle cambiar de opinión. —Colocó la carpeta que había llevado sobre la mesa.
—¿Qué es esto?
—Descúbralo usted misma.
_______ posó su mirada en la carpeta de cartón oscuro que el detective señalaba. Dudó un instante sobre lo que estaba a punto de hacer, pero al no obtener ninguna respuesta de parte de Kendall, supo que abrir esa carpeta era lo único que podría sacarla de su confusión.
Levantó la solapa y la cerró de inmediato.
—¡Por Dios! —Un escalofrío le recorrió la espalda—. ¿Qué pretende al mostrarme esto?
—Que conozca la realidad. Es lo único que pretendo de usted —le dijo con seriedad. Podría haberle dicho que también esperaba un poco de comprensión y buena voluntad de su parte, pero se lo aclararía en otro momento.
_______ trató de ponerse de pie, pero él fue más rápido y la sujetó de la muñeca.
—¡Suélteme! —le rogó.
Kendall no la soltó; por el contrario, la obligó a sentarse nuevamente, pero _______ se apartó cuando él se acomodó a su lado.
—Es usted la que me obliga a ser grosero y comportarme de este modo —le dijo para justificar su actitud impulsiva.
—¡No puede obligarme a hacer algo que no quiero! —le gritó y lo miró directamente a los ojos.
¿Cómo haría para convencerla de que sólo quería protegerla y no dañarla?
La soltó lentamente, pero no podía dejar de contemplarla. Aun con el temor y la rabia reflejados en sus pupilas, aquellos ojos castaños parecían haber lanzado un hechizo en su contra, y no estaba seguro de querer romperlo.
Después del silencio y la tensión, por fin Kendall le habló.
—Lo siento, debería haber sido menos rudo con usted, _______.
_______ se enderezó en el asiento y se cruzó de brazos, como si con aquel gesto pudiera defenderse de aquel hombre y de lo que pretendía con ella.
—Quiero que entienda que si he regresado a verla es porque las cosas han cambiado. —Hizo una pausa para respirar hondo—. Ha vuelto a atacar. —Observó que ella entraba en estado de alerta—. Esta vez nos ha dejado un mensaje.
—¿Un mensaje? —El ceño fruncido le daba el aspecto de una mujer capaz de sobreponerse a sus miedos, pero Kendall sabía cuán frágil era en realidad.
—Es mejor que lo vea por usted misma. —Tomó la carpeta y buscó entre las fotografías tomadas al cuerpo sin vida de Tessa Hodgins.
—Creo que ya he visto lo suficiente —le dijo. Sintió náuseas de solo pensar en las imágenes que había visto segundos antes, sabía que tardaría en borrarlas de su mente.
Kendall encontró la foto que quería que ella observara y cubrió la mitad con uno de los papeles metidos en la carpeta; no era necesario enfrentarla de nuevo con la imagen del rostro de la muchacha muerta.
_______ lo miró, mientras él hacía el esfuerzo por cubrir la parte más horrible de la foto y la acercaba hacia ella. Antes de descubrir lo que él insistía tanto en mostrarle, volvió a mirarlo a los ojos y logró tranquilizarse, aunque sin conocer la razón de aquella repentina calma.
Leer lo que estaba escrito en el cuerpo de aquella mujer fue devastador para ella.Experimentó una fuerte presión en la cabeza y creyó que le estallaría en cualquier momento.
—_______, ¿se siente bien? —Kendall guardó la fotografía y, sin dudarlo, la tomó de la mano.
Inconscientemente, ella la apretó con fuerza. La mano de Kendall estaba tibia, mientras que la de _______ estaba tan fría como un témpano de hielo.
—Me duele la cabeza —susurró y cerró los ojos.
—¿Qué puedo hacer por usted? —Se sentía tan impotente.
—Nada, ya se me pasará. —Se recostó en su lugar y cuando abrió los ojos se dio cuenta de que su mano seguía en la mano de Kendall. Con un movimiento rápido, la quitó y se la llevó al pecho—. No puedo creerlo.
—Ahora más que nunca, estoy convencido de que estos crímenes tienen que ver con usted. —Apretó la mandíbula—. Le ha dejado un mensaje.
Ella volvió a mirarlo y sus ojos estaban húmedos. A Kendall se le hizo un nudo en la garganta.
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NO ME OLVIDES -ADAPTADA TERMINADA- KENDALL SCHMIDT
Fiksi PenggemarEs mi novela favorita. Les va a encantar. Todos los créditos al autor original.