—Creía que en estos años, tal vez.
—Creía mal, detective. —Se alejó de él y caminó hacia la puerta—. Como le acabo de decir, su viaje hasta aquí ha sido en vano. No podrá obtener nada de mí, porque no tengo nada para decirle.
Kendall no podía marcharse de allí sin obtener ningún resultado.
—¿Ha intentado con alguna terapia regresiva, tal vez con hipnosis?
—No —se limitó a decir mientras abría la puerta—. Si me disculpa, necesito darme una ducha antes de ir a trabajar.
—¿Lo intentaría? —debía usar cualquier recurso para obtener información de ella. Estaba seguro de que la solución de su secuestro y de los crímenes estaba enterrada en algún rincón de sus recuerdos.
—¿Usted piensa que deseo recordar? —Sonrió con tristeza—. Lo que menos quiero es traer a mi mente lo que me pasó durante esos tres meses.
—Sería de gran ayuda si lo hace, _______. —Avanzó hacia ella y, cuando quedaron frente a frente, clavó sus ojos miel en los de ella.
_______ contuvo el aliento un instante. Notó que no solo había preocupación en ellos, algo más parecía ensombrecerlos.
—Lo siento, detective. —Se hizo a un lado y esperó que él finalmente saliera por la puerta para ya no regresar.
—Esta es mi tarjeta, en caso de que cambie de opinión.
Ella no dijo nada mientras le dejaba la tarjeta sobre una mesita. Luego, salió de la casa sin siquiera volver a mirarla. _______ cerró la puerta tras de sí y se apoyó contra ella. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente mientras sus manos se abrían y cerraban a los costados de su cuerpo.
—_______, ¿estás bien?
No escuchó a su amiga que se acercaba hasta que la tuvo casi a su lado. Abrió lentamente los ojos y, tras mirarla por un momento, asintió con la cabeza.
—¿Qué quería el guapo?
—Remover el pasado y reavivar viejas heridas —respondió al avanzar hacia la escalera que conducía a su dormitorio—. Pero le he dejado bien en claro que no estoy dispuesta a hacerlo.
—¿No vas a contármelo? —preguntó demasiado intrigada como para dar por terminada la conversación.
—Ahora no, Jennifer. —Le dio la espalda—. Voy a llegar tarde a la editorial. Hablaremos de ello cuando regrese.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Se acomodó la parte delantera de la gorra de béisbol que llevaba y se levantó el cuello de la chaqueta. Hacía casi dos horas que estaba esperando estacionado frente a la jefatura de policía. Sabía que, en cualquier momento, lo vería aparecer detrás de la enorme puerta de cristal erguida junto a las escalinatas que conducían al interior del lugar. Lo sabía porque lo había visto entrar un rato antes, y estaba dispuesto a esperarlo hasta que volviera a salir.
Al verlo bajarse de su Mustang, supo que estaba de mal humor. Desde la distancia que los separaba, pudo percibir la expresión furibunda en su rostro. El detective ni siquiera había notado su presencia. Se había asegurado de estacionar su viejo automóvil a una distancia prudencial, la suficiente para poder observarlo y, al mismo tiempo, pasar desapercibido casi por completo.
Sonrió satisfecho. Estaba seguro de que él lo conduciría hasta ella. Sin saberlo, el detective la pondría nuevamente cerca, al alcance de sus manos una vez más. Y esa vez, las cosas serían muy diferentes ya no volvería a escapar. No le daría esa oportunidad, porque no se la merecía.
Aquella vez el final sería diferente, más radical, más trágico. Solo había una forma de que ambos estuvieran juntos para siempre y él la conocía mejor que nadie.
Subió un poco más el cristal de la ventanilla y luego se frotó las manos en la tela rugosa de sus vaqueros. Estaba a punto de encender el tercer cigarrillo de esa mañana cuando lo vio salir. Iba acompañado por una mujer pelirroja. «Su compañera», supuso, mientras los observaba subirse al automóvil de él.
Sin titubear encendió el motor y asió con fuerza la palanca de cambio. Agachó la cabeza cuando el Mustang negro pasó junto a él. Segundos después, lanzo un vistazo al espejo retrovisor y se puso en marcha.
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NO ME OLVIDES -ADAPTADA TERMINADA- KENDALL SCHMIDT
FanfictionEs mi novela favorita. Les va a encantar. Todos los créditos al autor original.
