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Fue una emboscada ❈≫

Las nubes son tan gruesas y oscuras qué incluso a la una de la tarde, parece más cerca de la noche que del día. Jongin y jongdae llegan al hotel de una sola pieza a pesar de la fuerte lluvia. Jongdae conduce a un comedor privado y cuando la puerta se abre, jongin se da cuenta que es una emboscada.

Sentada en la mesa esta su abuela y un hombre alto y elegante qué sabe que debe reconocer, pero no logra ubicar.

Se detiene y mira a jongdae—Mentiste—.

—Técnicamente no es una mentira, solo—, jongdae mueve las manos en el aire, —una especie de omisión

La abuela de jongin se levanta y saluda. —jongin deja de estar ahí como un tonto y ven y únete a nosotros—

Jongin tiene una cara de enojo, pero jongdae lo toma del codo y lo acerca a la mesa. Él se sienta, mirando a su abuela.

—Jongin, este es kyungsoo—, dice su abuela, haciendo un gesto al hombre del otro lado de la mesa.

Jongin dirige su mirada brevemente a kyungsoo, observando el traje a medida, el cabello castaño artísticamente labrado, la sonrisa fría y cortes qué no llega a sus ojos. El conoce el nombre y la cara ahora. Cruza los brazos sobre su pecho y se gira a su abuela.

—Esta es una jodida cita de matrimonio—, murmura, la ira hirviendo en su estómago.

Su abuela parece imperturbable, arqueando una ceja. —Te crie mejor que eso. Saluda a nuestro invitado—.

Él hace una cara de enojo y dice:

—No me criaste—.

—Modales—

Jongin mueve su mirada hacia kyungsoo y asiente en reconocimiento. —Lamento que hayas tenido que estar en medio de esto, pero claramente recuerdo haberle dicho a mi abuela que ya no había más citas de matrimonio—.

Su abuela sonríe burlonamente.

—Si crees que la rabieta me disuadirá, entonces eres tan tonto
como obstinado—.

—Debe darse en la familia—

Kyungsoo mira nerviosamente a los ocupantes de la mesa, su sonrisa cortes disminuye, pero todavía está presente. —Lo siento, esto debe ser un shock para ti—, intenta, pero jongin es cuando reconoce la presencia de alguien durante toda la comida.

Jongin admite que kyungsoo intenta, muy difícilmente, mediar en la situación, pero se mantiene obstinadamente silencioso y hosco durante el almuerzo, mirando cada vez a jongdae o a su abuela intentado llevarlo a la conversación. Finalmente, su abuela suspira frustrada, arrojando el tenedor a su plato.

—Eres imposible jongin—, dice, la frustración hecha presente en su voz.

Él se encoge de hombros, poniéndose de pie y deslizando sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Parece que hemos terminado aquí—. El mira brevemente a kyungsoo. —Perdón por el almuerzo. Diría que te compensare, pero no nos volveremos a ver—.

Kyungsoo lo mira con la boca floja y los hombros rígidos.

Jongin levanta una mano en señal de despedida y sale de la habitación, dirigiéndose a buscar su auto. Levanta los ojos hacia el cielo desde abajo del toldo, tratando de separar la manta gris oscuro en nubes individuales. Él se estremece cuando una ráfaga de viento azota a su lado, sus dedos helados le arañan el cuello. Él aprieta su chaqueta y levanta los hombros para bloquear el viento.

—Kim Jongin—

Jongin se sorprende y se gira hacia el sonido, sus ojos se abren con ligera sorpresa al ver a kyungsoo corriendo para alcanzarlo. Él traga un frustrado suspiro.

—¿Podemos hablar por un momento? — kyungsoo pregunta finalmente cuando llega a jongin. El viento azota su cabello, interrumpiendo las hebras estilizadas en un enredo desordenado. Jongin piensa fugazmente qué de alguna manera kyungsoo todavía se las arregla para verse guapo.

El ceño fruncido de jongin se profundiza y se gira para mirar la calle. —Fui claro. No voy a casarme contigo—. Él se encoge de hombros —Nada personal, no me voy a casar con nadie—.

—Tu abuela parece pensar lo contrario—

—Mi abuela no es la que tiene que ir ante un juez y decir acepto—

—¿Podemos simplemente entrar y hablar, por un momento?

Jongin mira a kyungsoo algo irritado.

—NO—.

Kyungsoo da un paso más cerca de él, pero jongin retrocede

—Por el amor de dios—, dice jongin, metiendo sus manos profundamente en los bolsillos de su pantalón y saliendo debajo del toldo y bajo la lluvia. Se enoja cuando la lluvia golpea su cabeza, gotas frías y heladas qué le pican la piel.

Él no espera que kyungsoo lo siga gritando: —¿Qué tiene de terrible el matrimonio? Tienes que hacerlo eventualmente. Seré un buen
marido

—Suenas desesperado—, dice jongin girándose sobre sus talones para mirar a kyungsoo. Esta sombríamente satisfecho de ver el cabello de kyungsoo incómodamente pegado a su cara.

—Lo estoy—, dice kyungsoo, parpadeando contra la lluvia
—Estoy desesperado. Necesito este matrimonio—.

Jongin se sorprende, mirando al cielo. —¿Vas a suplicarme? —, él dice con desprecio en su voz.

—¡Sí! — kyungsoo responde la desesperación entorpece su voz en nada más que un sonido al aire.

—Sí, si funciona, me arrodillare aquí y te suplicare—

Kyungsoo se mueve para arrodillarse, pero jongin lo agarra de su brazo por el codo. Tirando de él hacía arriba y más cerca. —No quiero que supliques jodidamente—.

—Te necesito— confiesa kyungsoo, girando el brazo. Los dedos de kyungsoo se agarran con fuerza al material oscurecido por la lluvia de su chaqueta, delgado y torcido e incorrecto. Las manos de kyungsoo no pertenece en su brazo, el aliento de kyungsoo no pertenece a su aire, la voz de kyungsoo no pertenece a sus oídos, suplicantes y frenética. Jongin debe de ser como es, con pocos amigos y menos familia. Él no quiere cambiar. Él se niega a cambiar.

La voz de kyungsoo se vuelve más fuerte con su mano en la chaqueta de jongin, sus palabras penetrantes.

—Te necesito—, repite kyungsoo.

—Te necesito tan desesperadamente qué ni siquiera puedes imaginar—. Su agarre se aprieta, las uñas limpias desaparecen en el pesado dril de algodón. —Un año, jongin. Te necesito por un año y luego nunca me volverás a ver—.

Jongin levanta la mirada, fijando sus ojos con kyungsoo, por lo que parece ser la primera vez, realmente mira a kyungsoo. Los grandes ojos de caramelo se abrieron con desesperación, las mejillas redondas, los labios rojos, los mechones de cabello mojado agrupados a medida que la lluvia y el viento los atacaban a ambos. Siente sus dedos apretarse en el brazo de kyungsoo, la acción fuera de control. Ni siquiera sabía que todavía estaba sosteniendo a kyungsoo.

—Un año—, repite kyungsoo y jongin cree oír campanas de advertencia en su cabeza. Él va a arrepentirse de esto.

 Él va a arrepentirse de esto

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UN MUNDO DORADO | KAISOO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora