PESADILLA

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En el oscuro abismo de la noche inmortal,
donde los sueños se tornan sombras de horror,
se oculta un tormento implacable y fatal,
donde mis pesadillas me acechan sin cesar.

Ante los párpados cerrados,
Imágenes grotescas se adueñan de mis pensamientos.
Las fauces del terror devoran la noche en calma,
y mi corazón atormentado siente el sufrimiento.

La luna balbucea un lamento en lo alto del cielo,
mientras en mis sueños se dibuja el tormento,
un paisaje grotesco de obscuros sueños ,
en el que el miedo hiere cada movimiento.

El enfermizo terror se adhiere a mi alma,
las pesadillas invaden mi frágil sueño.
Cada noche es un desvelo sin calma,
que me arroja al infierno.

Despierto empapado en sudor frío y temblores,
cada sensación mala se adhiere en la piel.
Lamentos ahogados en ríos de horrores,
mis demonios internos me arrastran al escalofrío cruel.

El silencio se quiebra en aullidos de espanto,
sombras desconocidas oscilan alrededor.
Una fuerza maléfica invade cada noche,
y al cerrar los ojos, surge el horror.

La angustia se convierte en un grito sofocado,
pretendo huir de esta pesadilla eterna,
pero como una sombra,
siempre me están acechando las terribles visiones que en mi mente ahora gobiernan.

Mientras mi cuerpo cede a la fatiga,
la pesadilla adquiere una forma concreta.
Seres macabros riendo con regocijo,
me arrastran a su mundo de noches sombrías.

Los susurros en el abismo de mi mente,
me estremecen hasta lo más profundo,
dejando al descubierto pesadillas persistentes,
que me obligan a enfrentar un destino injusto.

Una sonrisa macabra se dibuja en el rostro de la oscuridad,
en cada recoveco de mi ser, el miedo se expande,
Las sombras danzan con voracidad,
y el desespero en mis venas arde.

Ya no sé cuándo comienza la pesadilla,
y cuándo despierto de mi propio infierno,
la frontera entre sueño y realidad se atropella,
sumergiendo mi alma en un negro y eterno invierno.

Las pesadillas constantes carcomen mi cordura,
me arrancan la paz y en cada noche,
el llanto se torna doloroso,
de una vida aprisionada en un siniestro compás.

El ritmo de mis latidos, ahora, es lejano,
me atrapan en un laberinto sin salida,
las horas se desvanecen de sueños en vano,
y el miedo se adueña de toda mi vida.

Despierto desesperado cada noche,
aprendiendo a convivir con mi oscuro destino;
afrontando las pesadillas,
y soñando con un día, algún día,
encontraré la salida.

Así, entre jadeos y lamentos de un alma rota,
continuaré mi triste danza contra el universo,
peleando contra sombras que intentan asfixiarme.

Mis pesadillas constantes,
Se las lleva el viento en suspiros dolidos.
Quizás, algún día, serán solo memorias borrosas,
Y podré dormir en paz lleno de sueños divertidos.

ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora