ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.

El voraz hambre de mi ser: La lucha y el vacío de mi mundo obsesivo.

En lo más hondo de mi ser perdido,
donde la luz eclipsa mi brillo,
vive un hambre que ya no es apetito,
sino un vacío que destroza cualquier castillo.

Deambulo sin rumbo por estas calles,
sin sentir el palpitar de esta vida,
mi alma obsesionada por metas y piques,
compite en cada paso sin cómplices.

La falta de hambre en mi ser se instala,
solo tengo hambre de pasión,
ya no anhelo el aroma de mis alas,
solo cifras y trofeos llenos de ambición.

Mis sueños son regidos por el perfeccionismo,
soy una voraz bestia siempre insatisfecha,
todo lo que alcanzo se vuelve insuficiente,
y ahora mi vida es una lucha perfeccionista.

Me adentro en la tundra de esta vida,
caminando solitario en mi afán descontrolado,
me alimento de victorias y heridas,
sin permitirme un instante logros incumplidos.

Anhelo esa paz que ya no conozco,
esa calma que tranquilice mis días,
y controlar esta obsesión que es mi único gozo,
para poder sanar y liberar mi mente de esta presión e inmensa agonía.

La falta de hambre me domina,
soy un yermo donde el amor no tiene cabida,
la competitividad me envenena,
junto este vacío emocional que a cualquier amenaza.

Un suspiro se pierde entre mi garganta,
intentando salir y encontrarme en otros,
pero mi afán feroz no me permite dejar de lado este egoísmo,
de competir contra esta lucha mediocre.


Mi mente se nubla con metas insanas,
cegado por el perfeccionismo,
no escucho el eco de las campanas,
que anuncian mi dejar de amar y la caida en el abismo.

En cada lucha descubro una derrota,
aunque el mundo entero lo vea como un éxito,
pues mi corazón sangra y está roto,
y mi vacío emocional se convierte en un nuevo desafío.

En cada paso de mi camino,
siento el frenesí de toda competencia,
un oleaje de ansiedad y defensivo
que elimina cualquier atisbo de sentir en mi esencia.

Cada día se convierten en batallas,
donde la victoria es más que un mísero deseo,
mi hambre de gloria, sed que me estalla,
me deja sin aliento como un golpe certero.

Aquel vacío emocional que me devora,
no accede ante una paz encontrada,
mi mente no puede comprender que en la vida hay algo más,
que líneas perfectas y cuentas premiadas.

La perfección se vuelve mi única aspiración,
y no es más que un engaño que arrastra mis pasos,
mis ojos se abren llenos de insatisfacción,
aunque mi razón se niegue a soltar sus últimos lazos.

Estas palabras no bastan para expresar,
mi camino incierto y de renacimiento,
pero en cada verso encuentro un lugar,
donde soltar el peso y encontrar consuelo.

Así, como persona me desnudo ante ti,
me confieso ante la competitividad,
soy un ser perdido en esta contienda,
que desafía a cualquier persona sin consciencia.