En un rincón de Grecia, hace ya muchos años,
nació un joven tan bello, lleno de sus propios desengaños,
sus ojos eran como luceros y así eran iluminados,
con su cabello dorado, era envidiado por sus pecados.Narciso, su nombre eterno, resonaba en todos los susurros,
su belleza era un legado de un don de entre todos los retoños,
y desde muy pequeño, aprendió a admirarse a sí mismo,
como el trueno de Zeus, una victoria sin derrotismo.Al ver su reflejo en el agua, su ego se inflamaba,
con cada gesto magnífico, su ego se realzaba,
las ninfas del bosque, rendidas a su paso,
Narciso en su gloria, disfrutaba sin rechazo.Los desdichados enamorados, perecían de tristeza,
al no poder capturar su atención ni su nobleza,
un amor propio desmedido que adquirió protagonismo,
y los ruegos de los dioses, se envolvían en un grito llevado al abismo.Eco, una ninfa muda y solitaria, ardía en pasión,
por Narciso, un amor oculto con un sueño sin razón,
pero al intentar confesarle sus sentimientos eternos,
sólo podía repetir sus palabras, sin lograr entrar en sus adentros.Narciso, incapaz de amar, se burló de su amor,
ignorando sus lamentos, su alma se envolvió en un gran torbellino.
Eco, consumida en su gran tristeza se desvaneció con el viento,
condenada a repetir cada una de sus últimas palabras sin poder desatar sus sentimientos.Su actitud narcisista, le llevó a un trágico destino,
cayendo preso de su arte, enamorado de si mismo,
Narciso, viendo su reflejo en cada río, fuente y estanques,
se contemplaba inmóvil, como un tallo sin rama.Sus fauces, besaban el agua, anhelando reflejarse en cada espejo,
sin saber que él mismo era su único refugio pasajero,
con cada beso, su alma se perdía en un gran espejismo,
hasta que un día sin previo aviso, se desvaneció en su propio egoísmo.Las ninfas desoladas, lloraron su triste partida,
una belleza tan sublime perdida en el fluir de la vida.
En su lugar, floreció una flor, pura y cristalina,
una flor que lleva su nombre formando una historia que se afina.Así es la historia de Narciso, un joven apuesto,
cuyo amor propio desmedido, se esfumó en un gesto,
en el reflejo de sus ojos, podemos aprender la lección,
que el verdadero amor, nace en el corazón.Que la belleza exterior, es solo un manto fino efímero,
que se desvanece con el tiempo como un suspiro aterrador,
y que amarse a uno mismo, sin valorar al resto,
es vivir en un engaño de un sueño sin destello.El narcisismo, puede ser triste testigo,
de un alma vacía, sin luz, sin suspiros,
en el que aprendamos de Narciso, del joven iluso,
a amarnos con humildad, sin caer en un amor propio abusivo.Pues la verdadera belleza, no reside en lo externo,
sino en el cariño, la compasión, en ser tierno,
y así evitar el destino de Narciso,
para ser recordados por amar y no por ser un egocéntrico egoísta.Y así, con este poema, termina una leyenda sin igual,
la historia de Narciso un joven tan especial,
Que su recuerdo nos enseña a valorar lo esencial,
a amarnos sin desmedida y con un amor universal y transcendental.
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ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.
PoetryEntre Sombras y Susurros" es un emocionante viaje a través de las profundidades de mi alma y los rincones más oscuros de mi corazón. En esta colección de poemas íntimos, me sumerjo en la melancolía, el desamor y el tormento emocional, construyendo u...