GRACIAS Y ADIÓS

7 3 0
                                    

En un suspiro quebrado, ansioso de esperar,
siento el peso de un sueño incierto y deambulante,
cansado de aguardar lo que no llegará.
Las promesas se deshacen, la ilusión se hace errante.

Tus idas y venidas, caprichosas e impunes,
me alejaron sin razón, confundieron mis pasos,
un vaivén devastador que no tendrán tribunos.
Pero aquí te encuentras ahora, buscando aplacar tu propio caos en los ocasos.

Tu decisión fue desgarradora, me apartaste sin mirar atrás,
sin embargo, permaneces cerca, intentando sanar,
pero vuelves a escapar en sombras y compases fugaces.
Mi grito silencioso marca ahora el fin de este trágico paladar.

Soy feliz sin ti en el umbral del nuevo horizonte,
donde ya no almaceno tus lágrimas ni abrazos rotos.
Espero que encuentres tu voz en notas hechas a montones,
sin herir más corazones como hiciste conmigo dejándolo roto.

Eres parte de la historia que cerré con valentía,
dolor desvanecido en la aurora de un nuevo sol radiante.
Ya no te necesito para seguir mi melodía,
pues mis sueños han florecido con timbres rojos deslumbrantes.

No culpo a tus miedos ni a tus demonios internos,
pero aprendí a dejar atrás lo que me hizo daño.
Es tiempo de levantarse, liberarse del eterno invierno y salir de tu infierno.
Dejar atrás los recuerdos y empezar de nuevo sin ningún engaño.

No hay lugar para rencor ni para las heridas abiertas,
pues la paz interior me ha sanado con delicadeza.
Ahora puedo caminar sin tus cadenas inertes,
libre y sin ataduras, es una sinfonía de pureza.

Deseo que encuentres tu voz, sin dañar otras vidas,
que aprendas a recoger tus pedazos dispersos.
Cierro los anhelos rotos, todas tus despedidas, tus idas y venidas
y deseo que encuentres el amor en labios ajenos sin rastros de los nuestros.

Descansa en la nostalgia de todo lo que fue,
pero no arrastres corazones a tu paso.
Construye puentes firmes donde antes había pared,
y deja una estela de luz en cada abrazo, que me quitaste de tu regazo.

Este es mi grito silencioso, un punto final en el camino,
donde el cansancio se disipa y se convierte en esperanza.
No importa cuánto dolor hubo, ahora brilla mi destino,
y mientras sigas buscando, confío en que alcances en tu perdona la bonanza.

Así que adiós, pero no con rencor ni desprecio,
sino con gratitud por las lecciones enseñadas.
Que aprendas a ser mejor y encuentres tu propio recuerdo,
para que nunca lastimes a otros con tus andadas.

ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora