Mi Grito Silenciado: Mi rendición.

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En un oscuro rincón de mi ser,
Mi sombra del pasado vuelve a nacer,
Se hace más grande y amenazante,
Y esta vez, mi corazón se aterra de forma penetrante.

Mis cambios de humor, descontrolados,
Dan tanto miedo que solo los tranquiliza el alcohol,
Mi peor enemigo, mi refugio arruinado,
Grito por ayuda, mas nadie escucha mi dolor.

Me miro al espejo y no me reconozco,
El reflejo distorsionado, un extraño grotesco,
Tengo tanto miedo de volver a caer,
Pero nada está bien, la desesperanza vuelve a estar aquí.

No existe ayuda ante este infierno viviente,
Las puertas están cerradas, nadie es consciente,
Soy prisionero de mis propios demonios,
y estoy atormentado por mis pensamientos sombríos.

Las cadenas del pasado me asfixian,
La oscuridad amenaza con revelarse,
Inseguridades y miedos que me dominan,
Y la soledad mi alma desgarran y desvelan.

Las noches se vuelven pesadillas recurrentes,
Donde mis pesares parecen ser eternos,
Pero en un pequeño rincón de mi ser,
Aún anhelo encontrar la luz ante este eterno invierno.

Mis lágrimas se confunden con el alcohol,
Embriagando mi ser, ahogando mi esperanza,
Pero el dolor y la angustia, no encuentran el sol,
Y el abismo interior me arrastra sin tardanza.

El pasado me acecha, me persigue sin cesar,
Y sus garras se clavan en mi mente aterrada,
Me atormenta con recuerdos que no puedo olvidar,
De un tiempo oscuro que marcó mi jornada.

La sombra se expande en cada rincón de mí,
Creciendo, oscureciendo todo a su alrededor,
Y aunque mi voz se pierda en el desértico mar,
Alzo mi cuerpo cansado en busca de salvación.

Las horas se diluyen en un constante tormento,
Donde el miedo se adueña de mi razón,
Pero en mi corazón persiste un lamento,
Un anhelo profundo de encontrar la sanación.

Pido auxilio en un grito desesperado,
Pero el eco se pierde en la vastedad del silencio,
Soy prisionero de un infierno autoimpuesto,
Donde la ayuda parece un sueño lejano e intenso.

En cada paso que doy me siento más hundido,
las heridas abiertas ya no encuentran consuelo,
mi alma rota y desgarrada se encuentra en pedazos perdidos ante este enorme desierto.

La tristeza me envuelve en un abrazo frío,
y las lágrimas se convierten en mi única compañía,
me rindo ante la batalla, ante el destino impío,
ya no puedo luchar, mi esperanza se desvía.

No encontraré la luz en este oscuro sendero,
mis sueños se desvanecen, se esfuman en el aire,
la desesperanza se instala en mi ser, certero,
y ya no veo salida, solo queda sucumbir al pesar.

El cansancio me arrastra hacia un abismo sin final,
siento cómo el vacío se apodera de mis días,
mi existencia se desvanece en un triste ritual,
y en mi mente sólo reina la desazón sombría.

Las puertas se cierran, los caminos se desvanecen,
y cada paso que doy se siente más pesado,
la soledad se instala, mis sueños desaparecen,
y en este laberinto oscuro me veo atrapado.

Me rindo, pues la esperanza se ha consumido,
ya no queda fuerza para seguir adelante,
soy prisionero de mi mente, perdido,
y continuar solo es caminar hacia un horizonte distante.

ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora