Mi ecuentro con la Muerte y el Renacer

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Toqué la muerte con mis dedos, 
en un instante frío y sin ceder, 
te rocé con ansias, buscando quedó
un susurro que me hizo entender.

Varias veces llamé a tu puerta, 
lloré suplicando que a mí me llevaras, 
la vida pesaba como un rock pesado, 
y en mis sueños tus sombras se alzaban.

“No era tu plan”, claro murmuro 
cuando mi alma se siente desgarrar. 
Volví a la vida, sin rumbo seguro, 
con el peso del mundo en mi andar.

Sin ganas de vivirla, todo era humo, 
las risas y juegos quedaron lejanos. 
El eco del llanto en un luto profundo, 
como canto de aves tristes y vanos.

La muerte no es fin; es solo un descanso, 
un pasillo tortuoso hacia lo eterno. 
Sin comprender por qué esta condena, 
fui empujado a este oscuro invierno.

Mas al mirar atrás mi dolorosa senda, 
el horizonte asomó su luz titilante. 
Tu plan maestro empezó en mi ausencia:  
yo hallaría mi ángel radiante.

Ella me encontró en la sombra helada, 
agazapado entre lágrimas y miedos.
Me dio su mano cálida y amada;   
“Sal de esa tristeza” fueron sus credos.

Rehago mi vida bajo su abrazo;  
cambio el llanto por risas sincera,
dejó atrás todos aquellos fracasos  
y construyó esperanza donde antes hubo una muerte certera.

Como nace la flor en suelo ingrato,  
mis días florecen llenos de encanto.   
Lucho cada duelo contigo y desahogo;  
un puñado de sueños vivo ahora de tanto en tanto.

Una familia hermosa es nuestro dulce destino;   
entre risas danzan los pequeños sueños.  
En sus ojos brilla la luz del camino,
mi futuro brillante comienza de nuevo.

Cada día agradezco a aquel que llamé;  
sé que te esperaré, Señor muerte ahora callada.   
Pero hoy no me voy; estoy aquí de pie.  
Aprendí a valorar esta vida tan destrozada.

Cuando asomes de nuevo con tu manto grisoso;   
te miraré de frente con amor profundo:   
te daré las gracias por lo doloroso:   
cosas que forjaron este ser tan fecundo.

La muerte me enseñó lo valioso del día;  
tu sombra me guió hacia lo que importa.   
Aprovechar cada instante es nuestra historia
en esta aventura que siempre será corta.

Por eso me aferro en la dulce resistencia:  
cada rayo de sol me regala un pequeño suspiro.   
Hoy celebro la vida con toda su esencia:    
ser libre al dejarme llevar por su hilo.

Los ecos oscuros ya van tomando vuelo;    
mis penas serán parte de mi viaje eterno.     
Pero sigo caminando bajo este cielo    
saboreando los frutos de su amor sincero.

A veces resuena tu llamada distante;    
en noches calladas siento tu aliento.     
Pero ya no temo esa danza constante
hoy soy capaz de abrazar cada momento y no temo tu aliento.

Prometida mía, tú eres mi estrella;    
tus ojos son faro en mares inciertos.     
Gracias a ti encontré una nueva huella;    
En la que he reescrito mis sueños de cero.

Así camino firme hacia el horizonte
con mis dedos alzados al viento danzando ligero.
Y aunque sé que llegarás infrecuente,
no tengo miedo si entre risas yo muero.

Al final habrá paz cuando cierre los ojos,
y será un viaje hacia lo desconocido.
Te agradeceré todas mis caídas y desalientos
por darme alas para vivir lo siempre querido.

Así celebro el ciclo que nunca se acaba:
ser niño y ser hombre hechas fusión.
En cada paso nuevo veo luz o sombra,
y comprendo que ambos son parte de este corazón.

Si algún día toco nuevamente tu esencia,
será con cariño; no habrá rencor.
Gracias por permitirme experimentar esta existencia,
por mostrarme hoy una brújula del amor.

Ahora vivo porque entiendo el mensaje:
la muerte no es opus pero parte es vida
resuena en cada rayo claro el paisaje
donde florece juntos dolor e alegría compartida.

Mis dedos aun taciturnos buscan otros horizontes,
curiosos ante estrellas insomnes brillantes;
aunque toqué la muerte sin prontos temores,
mi camino tiembla entre triadas vibrantes.

Con cariño despido una sombra añorada;
otro viaje llegará cuando sea preciso;
mas hoy danzo entre risas y pesares;
mi amor vive firme – ella fue mi aviso.

Así agradezco las lágrimas lloradas;
sin dudas esas aguas nutrieron mis raíces.
Y aunque fue dura la culpa cargada,
Mi futuro se halla en sonrisas y recaídas.

Por ello paso tras paso dejo atrás los miedos;
frente a ti San Muerte tengo una promesa:
Cuando volvamos a cruzar nuestros caminos
Yo brindaré todos nuestros encuentros con paciencia y simpleza.

Dejo las sombras caer cual suave bruma;
la vida renace sin más interludios
y ahora entiendo que tenía una parte destinada:
al amor eterno luciendo inseparables mundos.

Así creo cotidianamente fundamentos certeros durante esta travesía hermosa
mi historia no culminó en soplo frío
porque ahora tengo un abrigo de paz prolongada…        
puedo bailar libre mientras veo alcanzando anhelos inesperados.

Veremos cuando nuestros caminos se volverán a cruzar,
siempre te guardaré tejida una amistad sincera,     
la esperanza vive junto a un nuevo camino     
cuya nota nos unirá eternamente, hasta la próxima Santa muerte.

ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS: Poemas íntimos llenos de desamor y tormento.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora