XVII: Escape

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En cuanto Enid los dejó en las celdas, el bullicio lentamente fue cediendo. Harry no apartó los ojos de sus nudillos manchados, temblorosos, sintiéndose extraño. La voz de Louis sonaba dentro de su cabeza con notable angustia. La manera en que había pronunciado su nombre...

Hizo puños sus manos y calló a su propio instinto. La mirada dorada de Louis se derritió y convirtió en nada.

—Harry.

Alzó la cabeza cuando uno de sus compañeros lo llamó, la chica apuntaba hacia el túnel con su dedo índice, donde una sombra casi fantasmal yacía en el rincón. Entornó los ojos para distinguir quien era, rodeando los barrotes con sus manos aún temblorosas.

—Vendrá un guardia —dijo la sombra, más bien, San —. No puedo ir más allá porque esos de allá hablarán, y no me arriesgaré.

No tuvo que mirar para entender que se refería a los presos sin dientes. Asintió, relamiendo sus labios y moviendo los dedos alrededor de los barrotes.

—¿Estas bien? ¿Sabes qué pasó hoy?

San no se movió de la oscuridad.

—Protestas. Ocurren siempre desde que el rey mató a la reina.

—¿Qué? —La garganta se le oprimió e impidió que pudiera tragar. Había oído aquel rumor pero no creyó que hubiera sido así.

—Te dije que él era un monstruo. Mató a su madre para quedarse con el trono. Es momento de que lo sepas. La gente solo quiere justicia. Queremos justicia.

Miró el suelo, repasando lo que Enid le había aconsejado no hacer, en quienes no confiar y, por otra parte, las palabras de San. Él le había advertido que los torturarían, pero ha pasado una semana y aún no ha ocurrido nada parecido y, por otra parte, lo que ocurrió hace unas horas... Si Louis había convertido a un hombre en oro sin pensarlo dos veces, si los había secuestrado a ellos, no veía porque no era posible que él hubiera asesinado a la reina Agatha. Enid lo defendía porque debía de estar metida en sus crueles juegos.

—Creí que eran rumores... —susurró, dejando caer las manos a los costados de su cuerpo. San suspiró, como si no le importase absolutamente nada de esto.

—Si un rumor dura mucho tiempo, es porque es cierto. Pero bueno, mi barco estará en el puerto, el guardia vendrá pronto. Hagan todo lo que él les diga.

Y se fue, dejándolo con los nervios y a sus compañeros preocupados. Ivory se acercó, su mano bajó y subió por su espalda a modo de consuelo. Harry notó la lengua pesada y la boca amarga.

—Yo no creo en ese rumor.

—Yo sí. Viste lo de hoy, Ivy —dijo, con los ojos aun fijos en el suelo —. Él es un monstruo... y un día le sacaré el corazón del pecho.

—No hagas promesas de ese tipo.

Negó, por fin dándole la cara y a sus compañeros. No entendía a su instinto, pero quien manejaba el cuerpo era él, quien tomaba todas las decisiones era él, y no dejaría que una corazonada, su lasciva, actuara ahora. Louis nunca podría ser su pareja, un compañero, el alfa con quien él soñó por tanto tiempo. Gaelen había proclamado en su aldea que nadie lo querría en realidad y que solo servía para un cruel pasatiempo.

—Le sacaré el corazón al rey una vez libres en venganza por lo que nos hizo.

Los omegas asintieron, con los ojos brillantes por esa promesa. Harry volvió a rodear los barrotes y esperó a que el guardia llegara. Esta noche volverían a casa, irían a Sekgda, y nadie volvería a secuestrarlos otra vez.

The king's touch (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora