XXXVII: Riachuelo

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Ir al pueblo de Lenor tomaría días y Harry no estaba del todo seguro si las hermanas lucharían con él. Ellas, en sus rostros, tenían la sombra de la decepción, la perdida y el miedo. Había pensado en cómo pudieron haber vivido en el pueblo durante sus infancias para ahora lucir como lobas a punto de desgarrarte. Lo que su padre les pudo haber hecho para no sonreír. Comprendió que aquellas marcas tan amargas en sus voces, en la manera de caminar y pensar, se debía a la supervivencia y un escudo. Dora y Erix cuidaban de Theo con garras y dientes. Para no volver a sufrir.

Pero no habían dado la vuelta, tampoco habían mencionado retirarse de esta travesía. Quería decir que en sus corazones habitaba la misma ferocidad que en el suyo por la injusticia. El coraje y la valentía alimentaban sus almas, tal como en la de él. Una vez recuperaran Lenor, Harry se encargaría de solucionar el enredo de emociones y sentimientos hacia Louis y de... su padre.

Intentaba no pensar en él. Pero la idea de que quizás ya había partido hacia Nymeria lo ponía enfermo. Imaginar el desastre en que acabaría la ciudad, lo que los guerreros podrían hacerle a esa gente solo por él. Lo que Louis le podría hacer a su padre cuando ingresara a su reino... Los vellos de la piel se le erizaron de solo imaginar a su padre en las mazmorras. Desnutrido y débil. Complemente ensangrentado. Miró de soslayo al rey mientras caminaban por el bosque. Su perfil estaba sumido en la tensión. No había pizca de simpatía en sus facciones. Y el bosque brumoso no ayudaba. Los árboles frondosos de color verde oscuro se contrastaban con el cuerpo de Louis, haciéndolo ver más temible y parte de ellos. Alto. Horriblemente alto. Ese bosque era más tenebroso que los anteriores. Las ramas húmedas le impedían ver el cielo y las rocas cubiertas por capas de moho tornaba el aire frío y con toques silvestres. Harry se abrazó a sí mismo, a lo lejos solo había sitios oscuros que eran llenados por el canto de los búhos.

Louis podría ser su alfa. Pero eso no cambiaba nada. El hecho de que haría lo necesario para defender su reino, incluso si con eso lo apartaba a él, le hacía entender que la diferencia de sus culturas y razas era notoria. Si no se enteraba de nada, ni siquiera del lazo, Louis no dudaría en hacerlo trizas junto a su padre. Era un rey. Era un soldado. Su corazón estaba en sus tierras, en su poder, en su maldición. No le importaría matar a su compañero cuando podía casarse con cualquier persona.

Harry bajó la mirada hacia sus pies y caminó en silencio. Era mejor que el rey no supiera nada. Era mejor para ambos. Porque él tampoco quería emparejarse con un elfo.

Tuvieron que seguir caminando al siguiente día puesto que el único caballo que sobrevivió del ataque del padre de Erix, estaba herido. Ellas iban al frente, conversando temas que Harry no conseguía oír con claridad. Theo apartaba el césped del prado, creando un camino, usando su espada torcida. Harry ladeó una sonrisa al ver la mala técnica con la que manejaba el arma. Pero no dijo nada. Louis iba a su lado, el rostro con ligeros rastros de suciedad ante los golpes, heridas, igual que el suyo. Sus ojeras por el mal dormir adornaban con ligereza sus ojos, el cabello iba despeinado, meciéndose en compás con el viento. La camisa la traía puesta y abrochada hasta el cuello, mientras que las mangas ya no existían. Las había roto después de entregársela a él y, como estas quedaron destruidas, acabó por arrebatarlas. Aun así, no dejaba de lucir sádico con sus hombros salpicados en oro centellando por la luz.

No le había relatado la muerte de Saira. Harry ahora ya no quería saberla. Mientras menos supiera del rey y su pasado, más fácil sería digerir la batalla de su padre y volver a Sekgda. Más fácil sería olvidarlo y seguir en la línea del odio. Pero eso no le impedía pensar en lo que sabía de esa muerte. Fue por ella que Denébola lo maldijo. Fue por Saira que Louis fue castigado por la bruja. Harry miró las manos del rey, los dedos eran normales, pero en el dorso, las venas tenían un color amarillento opaco. Dorado.

The king's touch (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora