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-¡Eh, James! ¡Reggie!- los llama haciéndose oír por encima de los murmullos del palco.

Está maravillosa con un vestido de seda de color verde lima y de cintura baja, y lleva puestas unas gafas de sol de Gucci enormes, redondas, adornadas con una abeja dorada.

-Estás impresionante -le dice James aceptando un beso en la mejilla.

-Gracias, querido- responde la princesa.

Se agarra del brazo de cada uno y se los lleva escalera abajo.

-Lo cierto es que mi cuñado me ha ayudado a escoger el vestido. Es de McQueen. Remus es un genio, ¿lo sabías?

-Eso me han dicho.

-Ya hemos llegado- anuncia la rubia cuando llegan a la primera fila- Estos son nuestros asientos.

Regulus observa los lujosos cojines de color verde que cubren los asientos situados justo en la zona delantera del palco. Cada uno tiene encima un grueso y lustroso programa de WIMBLEDON 2023.

-¿Al frente y en el centro? -dice con un toque de nerviosismo-¿En serio?

-Sí. Por si se te ha olvidado, Regulus, tú perteneces a la realeza y esto es el Palco Real- Hace un gesto con la mano para espantar a los fotógrafos, que ya están haciéndoles fotos, después se inclina hacia ellos y susurra-: No se preocupen, no creo que desde la pista sean capaces de detectar el olor a animal cachondo que desprendéis los dos.

Regulus ríe nervioso, con las orejas coloradas.
A pesar de su aprensión, toma asiento entre su hermana y James con los codos cuidadosamente recogidos y sin invadir el espacio de James.

Ya ha transcurrido media jornada cuando llegan Sirius y Remus.

James se pregunta de qué forma habrá conspirado la genética para que la princesa y Regulus hayan resultado con un físico tan interesante, todo sonrisas traviesas y pómulos marcados, y en cambio haya sido tan cruel con Sirius, que parece una foto de archivo

-Buenos días-saluda Sirius al tiempo que ocupa el asiento que tiene reservado al lado de su hermana.

Remus hace una mueca divertida y James ríe en silencio.

Su relación sigue oculta, su embarazo también.

Al parecer el gran príncipe no tiene los huevos de decirle a su madre.

Ni ponerse los pantalones y acompañar a Remus en cada paso.

James y Marlene son los que siempre están para él.

Pero Remus está cegado de amor y no pueden hacer nada.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora