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Ambos se quedan paralizados.

Regulus, de forma involuntaria, sorprendido él mismo, empuja las caderas una última vez hacia James, y deja escapar una palabrota.

-Mierda.

James sonríe pervertidamente.

Se agacha y procura no caerse de bruces al recoger el candelabro del suelo y colocarlo de nuevo encima de la mesa. Black ya se ha incorporado, pero se tambalea ligeramente y tiene la camisa fuera del pantalón y el cabello revuelto.

James, preso del pánico, empieza a ponérselo en su sitio.

-Joder, estás... horrible. Regulus, con los ojos muy abiertos, manotea con los faldones de la camisa y empieza a tararear en voz baja el Dios salve a la reina.

-¿Qué haces? -Intentar que esto...- señala con un ademán muy poco elegante la parte delantera del pantalón-se me baje.

James hace un esfuerzo consciente para no mirar.

-Está bien-responde- De acuerdo. Vamos a hacer lo siguiente: durante el resto de la velada tú vas a mantenerte, pongamos, a ciento cincuenta metros de mí, porque de lo contario voy a hacer algo que lamentaré profundamente delante de muchas personas importantes.

-De acuerdo...

-Y después... -continúa Potter, a la vez que vuelve a agarrar al príncipe por la corbata, cerca del nudo, para acercar su boca a la de él. Oye cómo Reggie traga saliva, y quisiera seguir el rastro de ese leve ruido a lo largo de su cuello- Después, a la velada, vas a subir al Dormitorio Este, situado en la segunda planta, y yo voy a hacerte cosas muy malas, y si vuelves a hacerme el puto vacío por teléfono, te borro para siempre de mi lista de candidatos. ¿Lo has entendido?

Regulus reprime un sonido que intenta salir de su boca y contesta con voz ronca.

-Perfectamente.

[...]

-¿Sigues duro?- preguntó Regulus mirando el pantalón de James.

-Como el Big Ben.

Sonrien a la gente.

Ambos se acercan a la primera ministra  de Inglaterra y a la madre de James, Euphemia. La presidenta.

-Ahí estás.

-Hola mamá.

-Primera ministra, él es mi hijo, James.

-Me alegra verlos llevándose mejor y no en el piso.

-Sí, primera ministra. Preferimos recargarnos en las paredes- contesta el americano mientras su mano se posa en el culo del príncipe.

Lo pellizca y este gime.

-¿Está todo bien?- pregunta la primera ministra. Regulus está rojo.

-Sí, me alegra estar aquí- sonríe Reg.

-Espero que la noche termine sin ningún escándalo de ustedes dos- amenaza Euphemia.

-La noche es joven- contesta James.

-Te espero en mi habitación cuando esto acabe.

-Si bueno, ¿ahora nos alejamos o quieres un beso, Big Ben?- preguntó Regulus mirando disimuladamente los pantalones de su amante.

-Nos vemos.

James se alejó.

Mientras que Pandora se acercaba, emocionada.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora