71

218 24 0
                                    

Lo comparte con su hermana, pero en él no hay gran cosa que resulte característica de sus dos inquilinos, con sus techos altos y su mobiliario pesado y con tapicería adamascada.

Es todo más típico de la princesa que de Regulus: una cazadora de cuero echada sobre el respaldo de un diván; Bamboleo, el gato, acicalándose en un rincón; un óleo holandés del siglo XVII en un rellano, titulado literalmente Mujer en el aseo, que solo ella habría podido seleccionar de la colección real.

El dormitorio del menor es tan amplio y opulento, y de un beis tan insufrible como lo había imaginado James, con una cama barroca y dorada y unos ventanales que dan al jardín.

Contempla a Reggie mientras este se quita el traje y se imagina teniendo que vivir aquí, preguntándose si simplemente sucede que a Black no le permiten escoger la decoración de sus propias dependencias o si es que nunca ha sentido el deseo de pedir algo diferente.

Le vienen a la memoria todas esas noches en las que el príncipe no puede dormir y se dedica a vagar por estas estancias interminables, impersonales, igual que un pájaro atrapado dentro de un museo.

La única habitación que realmente contiene la esencia de Regulus y de su hermana es una pequeña salita de la segunda planta que se ha transformado en un estudio de música.

Aquí los colores son más vivos: las alfombras turcas tejidas a mano tienen tonos violetas y rojos intensos, el diván es de color tabaco.

Por todas partes, como si fueran champiñones, brotan pequeños pufs y mesas repletas de trastos, y las paredes están forradas de guitarras eléctricas Stratocaster y Flying V, de violines, también hay un surtido de arpas, y hasta un robusto violonchelo apoyado en un rincón.

En el centro de la sala se encuentra el piano de cola. Regulus se sienta ante él y se pone a tocar con aire distraído, jugueteando con la melodía de algo que recuerda a una antigua canción de The Killers. David, el perro, dormita en silencio junto a los pedales.

-Toca algo que yo no conozca-pide James.

Cuando estaba en Texas e iba al instituto, Potter era el más culto de su pandilla, porque era un nerd de los libros y de la política, y también el único deportista distinguido de los equipos de preparatoria que debatía los puntos más sutiles de Dred Scott en la clase especial de Historia de Estados Unidos. Escucha a Nina Simone y a Otis Redding, le gusta el whisky caro.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora