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-Que te den- respondió James.

Regulus sonrió abriendo las piernas.

-Hazlo.

-¿Bromeas? Estoy agotado.

Regulus rió.

Pero uno de los dedos de James se colaron en su entrada.

-Creí que me odiabas- susurró Potter en su oído.

-Odio lo hermoso que eres.

Regulus gimió antes de volver a correrse, cosa que hizo que Potter se corriera otra vez.

Pero esta vez era algo romántico. James dejó un beso en sí frente, mientras Regulus seguía sobre él, oliendo su pecho.

-Nunca tuve una de esas.

-¿Una qué?

-Una llave.

-¿En serio?

-No hay puertas cerradas cuando eres príncipe. Te sorprenderías- jugó con la llave en el pecho de su amante.

De manera vaga, a través de una niebla que poco a poco se va disipando, se dice que no puede evitar maravillarse al darse cuenta de que acaba de hacer algo que para él ha sido como cruzar el Rubicón, aquí, en este dormitorio que es casi tan antiguo como el país, del mismo modo que Washington cruzó el río Delaware.

Ríe sin dejar de besar a Regulus, visualizando mentalmente el retrato de ellos dos, jóvenes iconos de sus respectivas naciones, pintados en sendos óleos, desnudos y relucientes de
una capa de sudor bajo la luz de la lámpara.

Ojalá Potter pudiera ver lo mismo; ¿le resultaría igual de gracioso?  Reggie se acurruca más, preguntandose de que se ríe.

-Oye- le dice pinchándolo en el brazo con un dedo- no te asustes.

-No estoy asustado-replica Black recalcando las sílabas. James se acerca unos milímetros.

-Ha sido divertido-asegura- Yo me he lo he pasado bien. Y tú también, ¿no?

-Desde luego -responde el príncipe en un tono que a James le provoca un escalofrío en la columna vertebral.

-Bien, genial. Pues entonces podemos repetirlo, cuando quieras- sonrie James al tiempo que acaricia el hombro de Regulus con el dorso de los nudillos-Además, ya sabes que esto no... En fin, que no cambia nada entre nosotros. Seguimos siendo lo que éramos antes, solo que ahora con mamadas. Black se tapa los ojos con una mano

-Exacto.

-Bueno... -dice James cambiando de tema y estirándose con ademán lánguido-supongo que debo decirte que soy bisexual.

-Me alegro de saberlo -contesta el inglés. Su mirada se desvía un momento hacia los ojos de James y añade-Yo soy muy, muy gay.

Potter observa su media sonrisa, las leves arrugas que se le forman alrededor de los ojos, y tiene que hacer un verdadero esfuerzo para no besarla.

Una parte de su cerebro continúa dando vueltas a lo extraño, y lo extrañamente maravilloso, que es ver Regulus así, abierto y desnudo en todos los sentidos.

Black se sube hasta sus labios, lo besa con suavidad en la boca y le acaricia muy levemente la línea del mentón con las yemas de los dedos. Es un contacto tan delicado que, una vez más, tiene que recordarse a sí mismo que no debe implicarse demasiado.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora