95

149 17 2
                                    

James no dice nada, no se mueve, no respira, tiene los pies clavados en el sitio.

Regulus no lo mira a él, sino a algún punto de la repisa de la chimenea, y se retuerce un mechón de pelo con exasperación.

-De ningún modo se esperaba que fuera a plantear un problema- continúa diciendo con la voz ronca-pensé que podría tener una parte de ti y no decirlo nunca, y tú nunca tendrías por qué saberlo, y un día te cansarías de mí y te irías, porque yo soy...- De repente se interrumpe y agita una mano en el aire, temblorosa, en un gesto de impotencia que indica todo cuanto él es- En ningún momento pensé que estaría aquí de pie, enfrentándome a un dilema que no puedo resolver, porque nunca... nunca imaginé que tú podrías quererme.

-Bueno, te quiero. Y sí que puedes escoger.

-Sabes de sobra que no es verdad.

-Puedes intentarlo- habla James con el convencimiento de que esa debería ser la verdad más simple del mundo-¿Qué es lo que quieres?

-Te quiero a ti...

-Pues entonces tómame.

-Pero no quiero esto- A James le entran ganas de agarrar a Regulus y zarandearlo, de gritarle a la cara, de hacer añicos todas las antigüedades que hay en esta habitación.

-¿Se puede saber qué significa eso?

-¡Que no lo quiero!- responde Black prácticamente gritando. Tiene los ojos brillantes, y en ellos se dibuja una expresión de enfado y de miedo -¿Es que no lo ves? Yo no soy como tú. No puedo permitirme el lujo de actuar de forma imprudente. No tengo una familia que me apoye. Mi hermano dejó abandonado a tu mejor amigo solo por ser hombre, ¡¿no ves lo que somos?!.
No voy por ahí plantándole a todo el mundo en la cara quién soy y soñando con hacer carrera en la puñetera política para que el mundo entero me escudriñe todavía más y me diseccione de arriba abajo. Puedo quererte a ti, y desear tenerte, y al mismo tiempo no desear esa vida. Se me permite, cierto, y eso no me convierte en un mentiroso, sino en una persona que tiene un grado infinitesimal de instinto de conservación, a diferencia de ti, y no puedes venir aquí y llamarme cobarde por ello.

James respira hondo.

-En ningún momento he dicho que seas un cobarde.

-Pues...-el inglés parpadea- En fin. Sigo manteniendo lo mismo.

-¿Crees que yo quiero la vida que llevas tú? ¿Crees que quiero la vida que lleva Martha? ¿Encerrada en una puñetera jaula de oro? ¿Sin poder apenas hablar en público, sin tener opinión propia...?

-Entonces, ¿qué estamos haciendo aquí? ¿Por qué estamos peleándonos, si las vidas que tenemos que llevar son tan incompatibles?

-Porque eso tampoco lo quieres! -insiste James- No quieres nada de todo esto. Lo odias.

-No me digas qué es lo que quiero-le replica el príncipe-No tienes ni idea de lo que se siente.

-Mira, puede que yo no sea un puñetero miembro de la Familia Real- aprieta los dientes James cruzando la horrible alfombra e invadiendo el espacio del menor-, pero sé lo que es que tu vida entera venga determinada por la familia en la que has nacido, ¿bien? Las vidas que queremos tú y yo no son tan diferentes. Por lo menos, en lo esencial. Tú quieres tomar lo que se te ha dado y dejar el mundo mejor que como te lo encontraste. Y yo también. Podemos... podemos buscar una manera de hacer eso los dos juntos.

El ingles lo mira fijamente sin decir nada, y el americano adivina que está sopesando esa idea mentalmente.

-No creo que yo pueda.

-Perfecto- dice al fin el mayor-, ¿Sabes una cosa? Todo está absolutamente perfecto. Me iré.

-Bien.

-Me iré -repite al tiempo que se vuelve otra vez hacia el príncipe-cuando tú me digas que me vaya.- el americano Lo mira directamente a la cara. Si esta noche ha de irse con el corazón hecho pedazos, por lo menos quiere cerciorarse de obligar al príncipe a que tenga el valor de decírselo como Dios manda.- Dime que has terminado conmigo, y volveré a subirme al avión. Ya está. Y podrás vivir aquí, en tu torre, y ser desgraciado para siempre, y escribir un libro de poemas tristes para contarlo. Lo que sea. Pero dilo.

-Jodete, James- responde Regulus con la voz rota.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora