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-Voy a... saludar a Regulus- Dorcas pone un gesto serio

-Por favor, no me des más detalles.

-Sí, ya sé- sonrie James- «negación por falta de pruebas».

-No sé de qué puedes estar hablando.

-Claro-Se pasa una mano por el pelo

- Sí.Disfruta de tu cumbre con la delegación inglesa-le dice Dorcas en tono terminante, y él da las gracias en silencio por la existencia de los acuerdos de confidencialidad.

Se encamina hacia los establos, ya sintiendo un hormigueo en los brazos y en las piernas porque sabe que tiene cada vez más cerca el cuerpo de Regulus.

Esas piernas largas y esbeltas, ese pantalón ajustado de un prístino blanco manchado de hierba... ¿Por qué este deporte tiene que ser tan repulsivo y, sin embargo, Black tiene que estar tan guapísimo mientras lo practica?

-Mierda- Apenas le da tiempo de frenar para no chocar de cabeza contra Regulus, que ha aparecido en persona por el recodo de los establos.

-Ah, hola.

Permanecen unos instantes mirándose el uno al otro. Han pasado quince días desde que Regulus estaba lanzando obscenidades hacia el techo del dormitorio de James y no sabía muy bien cómo proceder.

El príncipe todavía lleva puesto el atuendo completo de polo, guantes incluidos, y Potter no acaba de decidir si se siente complacido o le apetece más bien arrearle un porrazo en la cabeza con el taco de polo. ¿O se dice... bate? ¿Palo? ¿Maza? Este deporte es una caricatura.

El príncipe rompe el silencio al agregar: -La verdad es que pensaba ir a buscarte.

-Bueno, acá me tenes-

-Aquí te tengo.

James mira hacia atrás.

-Hay... cámaras. A las tres.

-Cierto- responde Reggie cuadrando los hombros.

Tiene el pelo revuelto y ligeramente húmedo, y las mejillas aún enrojecidas a causa del esfuerzo.

Cuando acudan a la prensa, va a parecer un verdadero Apolo en las fotos. Sonríe sabiendo que se venderán.

-Oye, ¿no tenías... una cosa -pregunta Potter- que querías... esto... enseñarme?

El príncipe lo mira, después desvía la vista hacia las decenas de millonarios y famosos que pululan alrededor y por último vuelve a mirarlo a él.

-¿Ahora?

-Me ha llevado cuatro horas y media de coche llegar hasta aquí, y dentro de una hora tengo que regresar a Washington, así que no sé en qué otro momento esperas enseñármelo.

Regulus deja pasar unos segundos, mira de nuevo a las cámaras, y después pone una sonrisa artificial, lanza una carcajada y toma a Potter por el hombro.

-Ah, sí, claro. Acompáñame.

Gira sobre los talones de sus botas y se encamina hacia la parte de atrás de los establos.

Una vez allí, entra por una puerta, y el americano lo sigue.
Se trata de una estancia pequeña y sin ventanas anexa a los establos, forrada de madera desde el techo hasta el suelo, en la que flota un olor a crema para el cuero.

Las paredes están cubiertas de pesadas sillas de montar, fustas, bridas y riendas.

-¡Una mazmorra donde practican el sexo los blancos ricos!-exclama James en voz alta mientras Regulus cruza por detrás de él.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora