CAPÍTULO 15

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CAPÍTULO 15

Issabella:

Atrapo entre mis dientes mi labio inferior mientras observo con nervios e indecisión, el vestido extendido sobre los pies de mi cama. Lena solo dijo que Sebas lo compro, diciendo que sería perfecto para mí, para que lo usara en la cita de esta noche. Miro el reloj en la mesa de noche, marca que son las cuatro de la tarde recién. La nota que deslizo Sebastián por debajo de mí puerta decía que lo encontrara en el balcón a las cuatro y media. Una sonrisa nerviosa tira de mis labios solo de imaginar su cara al verme con el puesto, así que al fin me decido y tras quitarme la ropa que traigo puesta y colocarme el vestido me apresuró al espejo para ver cómo me veo.

Alzó las cejas con asombro antes de que una sonrisa nerviosa se dibuje en mis labios cuando me recorro de pies a cabeza con la mirada. El vestido es de un color amarillo como el sol, de tiras gruesas que se sujetan de mis hombros mientras que la tela se ciñe a mi pequeña cintura y la falda llega casi hasta mis rodillas. Es... precioso.

Tomo una bocanada de aire y suspiro antes de salir de la habitación, los pasillos de la mansión aún permanecen libres de guardias y Lena al igual que los demás deben estar ocupados cada cual en sus asuntos, ya que conforme avanzo hacia la terraza no veo a ninguna otra persona, hasta que mis ojos se posan en el hombre de espaldas que tiene los codos apoyados sobre el barandal del balcón, mientras entre sus dedos sostiene el cigarrillo, que lleva a sus labios dando una calada. Me detengo bajo el umbral de la puerta de madera y vidrios coloridos, pero como si sintiera mi presencia el suelta el humo de su boca y se voltea hacia mí, dejándome sin aliento cuando sin poder evitarlo lo recorro con la mirada.

Lleva una camisa negra arremangada hasta los codos, que deja ver a la perfección la tinta negra de los tatuajes en forma de lo que parecen ser llamas negras de sus brazos, al igual que los de su pecho que sobresalen en medio de la tela abierta por dos primeros botones desabrochados de su camisa. Sus pantalones negros hacen juego con los zapatos y que su cabello oscuro, caiga desordenado sobre su frente solo resalta su exótico y atractivo color de ojos que me detallan de la misma manera en que lo hacen los míos.

—Sole mio... —Habla mientras su boca se estira hacia arriba, en una sonrisa que acelera mi corazón.

***

Sebastián:

Recorro con la mirada a la chica frente a mí y siento como una electricidad recorre mi cuerpo hasta el medio de mi pecho cuando la detallo. El cabello rubio lo lleva sujeto en una trenza larga que recae sobre su hombro, cubriendo la cicatriz en el, dos mechones ondulados danzan libres a cada lado de su rostro cuando la suave brisa acaricia su piel y nerviosa aparta la mirada, después de recorrerme con sus bellos ojos verdes, sin poder disimular el brillo en ellos y el sonrojo de sus mejillas. El vestido, -como lo imagine. le queda perfecto. En cuanto lo vi supe que era para ella... parece un hermoso y brillante sol de primavera.

—Sole mio... —Susurro con una sonrisa mientras me acerco a ella y extiendo mi mano para que se acerque.

Ella la toma y entrelazo nuestros dedos antes de jalarla con delicadeza hacia mí, y una vez la tengo enfrente, meto un mechón de su cabello tras su oreja y recorro con mis nudillos el contorno de su barbilla, antes de inclinarme y besar su frente, haciendo que ella cierre sus ojos y suspire. Es indescriptible la paz y la calma que me transmite el solo hecho de verla, y de tenerla cerca.

Con mi mano sujetando la mía la guio con dirección a la salida, y pese a que siento la tensión en sus músculos no se niega a seguirme, mientras sujeta mi mano. Mi coche estacionado bajo el árbol de la entrada principal nos recibe y me detengo al filo de la escalera cuando ella lo hace y mira hacia el auto antes de mirar nuestras manos entrelazadas y dudar. No quiero presionarla, sé que salir de la mansión la atemoriza y odio haber sido yo el responsable de que haya tenido que verse forzada a hacerlo dos días atrás. Aun no puedo creer que haya ido a buscarme, cuando la sola idea de salir o ver personas la paraliza, tal y como lo hace ahora.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora