CAPÍTULO 63

3.2K 210 22
                                    

CAPÍTULO 63

Issabella:

Me dispongo a salir del baño aun envuelta con una toalla alrededor de mi cuerpo y mi cabello mojado cayendo despeinado sobre mis hombros. Pero doy un brinco en mi sitio llevando una mano a mi pecho cuando pongo un pie dentro de la habitación y me encuentro con la espalda desnuda de Sebastián que está hurgando dentro de su closet. Parece no notarme, entonces camino con mis pies descalzos sobre la alfombra hasta que me paro justo detrás suyo y envuelvo su cintura con mis brazos pegando mi mejilla a su espalda.

—Me preguntaba... ¿Dónde estabas?—Susurro con mi mejilla contra su piel e inmediatamente siento sus manos apoyarse sobre las mías rodeando su abdomen.

—Lo siento Sole mio, Tenía que encargarme de algo y no quise despertarte.

Frunzo el ceño cuando toma mi mano y la besa antes de apartarme con delicadeza, aún sin voltear.

—¿Te sientes bien?—Pregunto cuando noto que no me mira, mientras toma una playera y unos bóxer del cajón.

—Si solo... tomare una ducha y estaré contigo en un minuto, ¿si? —Habla y miro el reloj que marca las seis de la mañana.

Veo la espalda de Sebastián que se pierde una vez que atraviesa la puerta del baño y tomo asiento en los pies de la cama, analizando su extraño comportamiento. Observo la chaqueta sobre el sofá y frunzo el ceño, cuando veo que esta rasgada en el cuello. Me pongo de pie inmediatamente y me acerco a revisarla. No solo la tela esta rasgada, sino que también esta mojada y apesta. Desvió la mirada a la puerta del baño y dejo la chaqueta en su sitio antes de dirigirme al lugar donde están puestos mis ojos. Tomo el pomo de la puerta y sin detenerme a pensarlo, abro la puerta y entro en el baño. Y mis ojos se abren como platos cuando el alcohol y las gasas sobre el lavabo, mientras que Sebastián, permanece de espaldas, frente al espejo.

—¡Dios! —Exclamó alarmada aproximándome a su sitio. Y el me observa a través del espejo—¿Qué paso?—Pregunto mientras corro hacia el, revisando las heridas de su rostro. Tiene el labio roto, uno de sus pómulos esta morado y cuando bajo la mirada más abajo de su pecho, me alarmó al ver el gran morado sobre sus costillas.

—Por eso no quería que me vieras asi. No quería asustarte. —Dice con pesar, acariciando mi mejilla, y lo recorro con la mirada antes de soltar un suspiro.

—¡Soy tu esposa! ¡No puedes ocultarme cosas como esta!—Le reclamo sin molestarme en ocultar mi preocupación. El sonríe y acaricia con sus nudillos la piel de mi cuello.

—¿Duele...?—Susurro rozando mis dedos sobre su labio.

—Algo... pero tú puedes hacer que me sienta mejor. —Murmura sugerente, deslizando sus dedos por mi hombro desnudo. Suspiro y lo observo un instante, entrecerrando los ojos, antes de arrebatarle de la mano el algodón untado en alcohol.

—Siéntate, yo me encargo. —señalo el inodoro.

El me mira con una ceja alzada y pronto una sonrisa arrogante comienza a tirar de sus labios.

—Encárgate entonces—Dice y se inclina para besarme pero coloco la palma de mi mano en su pecho deteniéndolo.

—¡Atrás!—Advierto—Siéntate, debemos tratar eso primero—. Señaló su labio roto.

—¿Que?¿ Ni siquiera un besito para el desvalido?—Pregunta mientras retrocede y se deja caer con cuidado sobre la tapa del inodoro. Pongo los ojos en blanco, y me acerco hacia el.

—Dios... eres increíble. —Lo regaño.

—Gracias— Responde y lo miro entrecerrando los ojos.

—No era un cumplido.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora