La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]

CAPÍTULO 60

CAPÍTULO 60

Issabella:

De pie frente al lago, con mis brazos rodeando mi propia cintura, mantengo la mirada perdida mientras observo el atardecer. Es increíble como las personas pocas veces se toman el tiempo de apreciar lo bello de algo tan simple como ver la puesta de sol, de como la paz invade poco a poco tu cuerpo y la brisa acaricia tu rostro, algo extremadamente simple que al menos en mi caso, me llena de una gratificante sensación de libertad. Pero supongo que eso es algo que sólo puede llegar a apreciar quien alguna vez fue cultivo, privado de todo lo bello de la vida y de las cosas más simples.

Mantengo la mirada sobre el hermoso paisaje, mientras los rayos del sol se pierden entre el verde de los árboles que me rodean y el azul del agua, se tiñe de dorado, por los últimos destellos anaranjados de un sol, que se oculta llevándose con el, la calidez del día, para darle espacio al frío y de la noche que solo será iluminada por la radiante y exótica luz de la luna. Gran peso para esa luna ser la responsable de iluminar todo un cielo por sí sola, cargando con el peso de las nubes y las estrellas. Sonrió y meneo la cabeza a los lados ante mis pensamientos, la imagen de los ojos verdes viene a mi mente y me estremezco ante el recuerdo.

No sé cómo se sentiría Sebastián si le confesara que no he podido parar de pensar en aquel extraño que me rapto. No de manera sexual o afectiva, ni siquiera con temor. Si no con una inmensa curiosidad. Ha pasado casi una semana desde ese desafortunado incidente donde creí que lo perdería todo. Antes cuando no tenía nada ni a nadie sufrí horrores, hoy que tengo un propósito, y a alguien que se preocupa por mi... no podría soportar que me lo arrebaten. Mi mente vuelve a evocar la imagen del chico, la mirada curiosa y... preocupada con la que me observaba...

"—No llores, no voy a hacerte daño. Solo intento ayudarte".

Las palabras se repiten una y otra vez en mi mente. Recuerdo lo asustada que estaba, pero pese a eso, el no me hizo daño. Parecía como si buscará protegerme de... ¿Sebastián?

"—Tranquila, no dejare que te lleve..."

Recuerdo como le disparo al sujeto que estaba con el cuando me apunto con el arma, por interponerme entre el y Ares.

Bajo la mirada al collar de perro en mi mano, y siento el nudo se forma en mi garganta. 《El murió intentando protegerme》

—Lo siento amigo...de verdad lo siento—Susurro al viento, aferrando mis dedos alrededor del collar. Escucho las pisadas, lentas y firmes tras de mi. Pero aún asi no volteo, ni me muevo, ni siquiera cuando su pecho se pega a mi espalda. Sus manos se deslizan con suavidad por mi cintura, hasta que me rodean por completo y su mentón se apoya sobre mi coronilla.

—Asi que aquí estabas. —Susurra aún con su pecho contra mi espalda.

No respondo ni el insiste en comenzar una charla, simplemente nos quedamos así por un largo rato. Mirando hacia el atardecer, sintiendo el calor de nuestros cuerpos mientras dejó que me abrace como tanto me gusta, llenándome de seguridad y amor.

Suspiro y siento como besa la parte trasera de mí cabeza, mientras sus manos acarician las mías apoyadas sobre mi abdomen, todavía sujetando el collar de Ares.

—Te ves triste. No me gusta verte así.

—Lo siento. no puedo evitarlo, el murió por mi culpa. —Respondo.

Siento el frío que recorre mi espalda, cuando se aparta y me gira con lentitud para observarme. Sus ojos se encuentran con los míos y su mano acaricia un lado de mi cabeza antes de volver a mis ojos. Su mirada cambia y su ceño se junta cuando nota que estoy a punto de comenzar a llorar. ¿Pero como evitarlo? Ares era mi amigo y solo intentaba protegerme, era un animal inocente. Aunque yo ya debería saber que en la vida, quienes siempre pagan son los inocentes. Así había sido siempre para mí. Pero de todos modos... eso no hacía que doliera menos. Los ojos del hombre frente a mí bajan a lo que sostengo en mi mano y con sus nudillos acaricia el contorno de mi barbilla, antes de dejar un beso sobre mi mejilla.