CAPÍTULO 25
Issabella:
Sus suaves manos recorren la piel de mis muslos, y sonrió cuando siento la tibieza de sus labios besando el interior de mi pierna. Su boca traza un camino de besos húmedos comenzando desde mi rodilla y subiendo lento por mi muslo derecho, el separa mis piernas con delicadeza sin dejar de acariciarme y mi respiración se agita cuando una de sus manos recorre el interior de mi muslo.
—Sebastián... —Gimo y lo escucho reír.
—Abre para papi Issabella.
Alarmada bajo la mirada, encontrándome con el verde de sus ojos y la sonrisa perversa que me ha atormentado por años. Salto de la cama pegando mi cuerpo al respaldo, mientras trato de cubrir mi cuerpo desnudo con la sabana. Alguien me sujeta por los brazos, pero lo aparto en medio de empujones.
—¡No! —Grito, aferrándome a la sabana que cubre mi desnudez.
—¡Issabella Mírame! ¡Soy yo! ¡Soy yo! —Habla el hombre que sostiene mi rostro entre sus manos.
Parpadeo y me enfoco en sus ojos, que me miran con preocupación y me lanzó sobre el envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, mientras el acaricia la piel de mi espalda con la yema de sus dedos.
–Shhh... todo está bien... solo fue una pesadilla. Estoy contigo, nada puede hacerte daño ¿Recuerdas?
Sus palabras tranquilizadoras, logran su cometido y asiento antes de apartarme y asentir cuando mis ojos se encuentran con los suyos.
—Lo siento. —Me disculpo tratando de recuperar el aliento y el niega mientras con sus nudillos limpia los restos de las lágrimas de mis mejillas.
—No te disculpes... no fue nada, ¿está bien? —Pregunta buscando mis ojos mientras acaricia mis mejillas.
Asiento y me acerco a su rostro dejando un beso suave sobre sus labios, el alza las cejas ante la sorpresa y aparto la mirada cuando siento el calor de un sonrojo en mis mejillas. Se acomoda a mi lado en la cama y abre sus brazos, invitándome a que lo siga.
—Ven, vamos a dormir.
Lo observo por un momento y bajo la mirada a mi mano que sostiene la sabana de seda que rodea mi cuerpo desnudo, sonrió ante el recuerdo de lo que hicimos. Su mano se extiende y entrelaza nuestros dedos, logrando que lo mire nuevamente, antes de acomodarme en la seguridad de sus fuertes y acogedores brazos.
–¿Estas bien? Estas temblando. ¿Quieres contarme sobre tu pesadilla.? —Susurra sobre mi cabeza una vez me acurrucó sobre su pecho.
Hundo mi rostro en su cuello y respiro el aroma de su perfume, mientras niego con la cabeza y con los dedos de mi mano acaricio la piel desnuda de su pecho, en tanto Sebastián roza sus nudillos contra mi brazo.
—Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad?
—Lo sé... pero de verdad estoy bien, solo fue un mal sueño.
Levanta mi barbilla con sus dedos y me besa, sin dejar de acariciar mi rostro, correspondo y enredo mis dedos en su cabello, sin dejar de besarlo aún acurrucada, pese a que se mueve quedando de lado dejándome enjaulada entre sus brazos que me rodean de forma protectora.
—Quisiera poder escabullirme en tu mente y acabar con todos los demonios que te atormentan. —Dice aportando un mechón de mi cabello, detrás de mi oreja.
Recorro su rostro con la mirada, y humedezco mis labios antes de apoyarme sobre mí su pecho con las palmas de mis manos y besarlo, su legua juega con la mía mientras con sus manos acaricia la piel de mi espalda. Se gira lento quedando sobre mi sin apartar su boca de la mía, mis ojos permanecen cerrados mientras lo siento recorrer mi cuello con sus labios y hecho la cabeza para atrás, disfrutando de la sensación de su boca sobre mi piel. Vuelve a subir por mi mentón besándome una y otra vez, hasta que regresa a mis labios, mientras se acomoda entre mis piernas.
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La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]
Romance#3 de la serie independiente "Almas corrompidas" (Ambientado Seis años después de Aurora.) Isabella, ha sobrevivido en el infierno. A sido torturada, abusada y violentada de formas indescriptibles desde muy joven. Pero a pesar de todo lo que ha vivi...