CAPÍTULO 48
Issabella:
El sonido de los truenos me sobresalta y me siento de golpe en la cama, miro a mi alrededor y suspiro aliviada cuando veo que estoy en la habitación de Sebastián.
El reloj sobre la mesita de noche marca las tres de la madrugada, lo cual significa que no he dormido más de una hora, a diferencia de Ares que sigue dormido sobre los pies de la cama. Acaricio una de sus orejas y me pongo de pie para acercarme a la ventana, cuando noto que el viento, sacude las pesadas cortinas y la lluvia golpea contra la única hoja que permanece abierta.
Me detengo un momento frente a la ventana cuando el viento golpea mi cara y cierro los ojos, sintiendo como la brisa helada acaricia mi rostro. La sensación es reconfortante, se siente como colocar un paño frío sobre una superficie caliente. Y dicha sensación de alivio recorre todo mi cuerpo, haciéndome suspirar y llenar otra vez mis pulmones, cuando inhalo con fuerza y vuelvo a soltar el aire.
El sonido de un vehículo acercándose me hace abrir los ojos de golpe, casi al mismo tiempo que mi corazón da un salto, golpeando como un caballo desbocado dentro de mí pecho. El coche se detiene y mis ojos ansiosos se clavan en la puerta del conductor, cuando se abre y sin pensarlo salgo corriendo de la habitación. Mis pies descalzos corren a través del largo pasillo, hasta las escaleras, donde bajo los escalones, a toda prisa saltando de dos en dos y atravieso la sala sin importarme estar vestida solo con una de las tantas playeras de mangas cortas negras de Sebastián.
Abro la puerta de la entrada y mi corazón se detiene por un momento cuando mis ojos se clavan en el hombre que baja del coche. La enorme musculatura de su torso está desnuda, dejando ver el crucifijo que cuelga de su cuello, hasta su pecho, donde permanece en medio de la tinta negra de sus espeluznantes tatuajes, salpicados por la sangre que baña su pecho, su cuello y los músculos de sus brazos. Lo recorro con la mirada cuando no se mueve, dejando que la lluvia lo empape, mientras lleva la mirada hacia el cielo, dejando que las gotas caigan contra su rostro, sin percatarse de mi presencia, bajo el umbral de la puerta, que no puedo dejar de verlo, como si se tratase de algún dios oscuro, allí... tan espeluznante como hermoso, porque con todo y sus demonios, jamás he visto algo más perfecto.
***
Sebastián:
—Quizás debas ducharte antes de que Issabella te vea. —Señala Matt sosteniendo la puerta del coche frente a la mansión y bajo la mirada a mi pecho cubierto de sangre.
Posiblemente tenga razón, la camisa quedó tan cubierta por la sangre que tuve que tirarla. Si Issabella me ve así cubierto por la sangre de su padre es muy probable que desate algún recuerdo perturbador en ella y no quiero asustarla más de lo que ya debe estarlo.
—Si, eso pensaba hacer. —Respondo reprimiendo una sonrisa, al notar que hasta Matt ha caído ante los encantos de la inocencia de Issabella.
Asiente y se voltea nuevamente hacia su coche mientras que me meto por los portones de la mansión. Detengo el vehículo frente a la entrada, justo a un lado de la fuente del jardín y me mantengo dentro del coche unos momentos sosteniendo con fuerza el volante.
Lo mate... ese maldito ya no podrá lastimarla, ni él ni nadie, porque esto es solo el comienzo, voy a matarlos a todos. Porque no bromeaba cuando dije que el único hombre con vida que alguna vez la haya tocado seria yo.
Suspiro mientras observo la lluvia que azota el capó del coche y salgo del auto. La lluvia helada refresca mi cuerpo, disolviendo la tensión en mis músculos y levanto la cabeza al cielo, disfrutando del fresco de las gotas que caen sobre mi cara.
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La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]
Romansa#3 de la serie independiente "Almas corrompidas" (Ambientado Seis años después de Aurora.) Isabella, ha sobrevivido en el infierno. A sido torturada, abusada y violentada de formas indescriptibles desde muy joven. Pero a pesar de todo lo que ha vivi...