CAPÍTULO 49

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CAPÍTULO 49

Sebastián:

Issabella me observa sentada sobre el capó de mi coche, mientras me acerco abriéndome paso entre el mar de amapolas rojas, que rodean el auto. Su sonrisa se expande cuando me ve acercarme y extiende su mano para que la tome, cuando estoy a pocos pasos de alcanzarla.

Sonrió recorriéndola con la mirada, lleva un vestido blanco largo, que deja al descubierto sus hombros, el cabello que lleva suelto luce tan brillante como el sol y sus ojos esmeralda resaltan la belleza natural de su rostro de niña. Me sonríe y me anima a que me acerque, aún con su mano extendida. Doy otro paso para intentar tomar su mano, pero cuanto más me acerco, ella perece alejarse más. Frunzo el ceño cuando siento que la distancia se hace más grande, pese a que me sonríe, se sigue alejando y no logro alcanzarla.

Trato de correr cuando la lejanía se vuelve notoria, pero aun así no llego a su sitio, su sonrisa comienza a desvanecerse y el pánico me inunda cuando el sonido de un disparo, me llega de no sé dónde y veo como su vestido comienza a mancharse de rojo con la sangre que brota de su pecho.

Ella aun trata de sonreírme, mientras extiende sus manos para que las tome. Siento como si mi pecho se abriera en dos, cuando veo la sangre que comienza a salir de su boca y cae deslizándose sobre sus labios y barbilla manchando su pecho. Sus labios se mueven y señala algo tras mi espalda, pero no tengo tiempo de girarme cuando el sonido de otro disparo me paraliza al igual que a ella, con la bala que le atraviesa la frente haciendo que su cuerpo caiga hacia atrás.

Abro los ojos de golpe y bajo la mirada hacia mí pecho agitado, encontrándome con el rostro dormido de Issabella, que descansa pacíficamente apoyado sobre mi pecho mientras su brazo rodea mi cintura. Trago el nudo de angustia que se formó en mi garganta, mientras el corazón me late casi saltando dentro de mí pecho y el sudor recorre mi frente.

《Solo fue una maldita pesadilla》

La observo dormir un momento, antes de extender mi mano que aún tiembla, hacia la mesa de noche para tomar el celular que vibra sobre la madera. Apago el despertador y vuelvo a dejar el aparato en su lugar, volviendo la mirada a la mujer dormida en mis brazos.

Se ve pacíficamente tranquila, su rostro despreocupado y tan sereno como nunca antes la había visto. Y suspiro aliviado al verla sana y salva en mis brazos, donde pertenece y de donde nunca dejare que la alejen. En el tiempo que lleva aquí, es la primera noche que duerme de corrido y no se despierta en medio de pesadillas, o llanto. Recalcándome en mi mente que matar a ese hijo de puta fue lo mejor que he hecho en toda mi vida. Porque no tiene precio, el verla descansar asi tan tranquila.

Deslizo la yema de mis dedos sobre la piel de su hombro hacia su brazo, contorneando las marcas de sus uñas sobre su piel. Cierro los ojos un momento y desvió la mirada al techo sin dejar de acariciarla, volviendo a repasar en mi mente la imagen del maldito que hice estallar en pedazos. La siento murmurar algo entre sueños y sonrió cuando deja un beso sobre mi pecho, antes de acomodarse nuevamente y acurrucarse contra mi cuello. Es como si presintiera la tensión de mi cuerpo y como siempre, con su luz, logra apartar los demonios que me rodean. Beso la parte superior de su cabeza y vuelvo la mirada al techo sin dejar de acariciar la piel desnuda de su brazo, repitiéndome que nada puede dañarla.

***

Golpeó dos veces, con los nudillos la puerta del despacho y entró sin esperar respuesta, encontrándome con el rostro cansado de mi padre que está recostado sobre el sofá con los pies sobre la pequeña mesa de vidrio, con una laptop sobre sus piernas. El saco de su traje esta tirado sobre el posa brazos del sofá y alzó una ceja al notar que le falta un zapato.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora