CAPÍTULO 41

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CAPÍTULO 41

Issabella:

—¿Qué estás haciendo aquí, Issabella?

La voz de Logan suena ronca cuando habla, pero a diferencia de su hermana no parece molesto. Lo recorro con la mirada y paso saliva cuando mis ojos notan los golpes en su rostro. Tiene varios moretones en el rostro, su ojo izquierdo está completamente morado y rojo producto de un derrame, su labio está roto, tiene un corte sobre la nariz y su pómulo derecho también está teñido por el un color morado. Bajo la mirada a su torso desnudo percatándome de que tiene algunas marcas viejas de cicatrices que parecen quemaduras en su pecho que se pierden debajo del vendaje que cubre sus costillas.

La culpa me golpea otra vez, pero con mayor fuerza, recalcándome que no debí venir. Retrocedo un paso cuando los ojos me arden, y su ceño se junta, mientras me observa aun de pie frente a la puerta.

—Lo siento... yo... no debería estar aquí. —Digo en un hilo de voz mientras me giro para marcharme, pero me sobresalto cuando su mano rodea mi muñeca.

—¡No, espera! —Habla y no llego a girarme cuando ya me ha soltado.

—Lo lamento, sé que no te gusta que te toquen. —Dice mientras vuelvo a mirar los golpes en su cara.

—El otro quedó peor. —Asegura y termino riendo en medio de un jadeo cuando las lágrimas casi se me escapan. ¿Cómo puede tomarse lo que paso, como un chiste?

Suspiro y vuelvo la mirada a la venda que rodea su cintura, no me gusta que otras personas sufran por mi culpa, y soy consciente de que el solo intentaba ayudar. Pero también soy consciente de que Sebastián solo busca protegerme. Y por eso no puedo enojarme con él.

—Entonces... ¿Qué haces aquí Issabella? ¡Y sin un escolta! —Su voz suena más a un reproche, esta vez y levanto la mirada encontrando sus ojos negros puestos sobre mí.

—Yo... yo... —Por más que intento las palabras no salen de mi boca y termino extendiéndole la bolsa de papel en mi mano.—Te traje pastelitos. —Digo apartando la mirada nerviosa, por un momento antes de volver a mirarlo.

Sus cejas se alzan mientras mira la bolsa en mi mano, pero no la toma y me siento repentinamente idiota aquí de pie, frente al hombre que termino casi muerto por mi culpa y que probablemente podría estarlo pronto, si Sebastián me encuentra aquí con el.
Suspira y lo veo apartarse de la puerta.

—Vamos... pasa, prepararé café, no es seguro aquí afuera para ti.

Dudo un momento, pero tras unos instantes de observarlo y siendo consiente de que Lena se marcho por mi, asiento con lentitud. Se hace a un lado y con pasos torpes entro al pequeño tráiler, bajo la mirada atenta y confundida del hombre que se aparta lo suficiente como para no dar espacio ni a un roce de su cuerpo con el mío cuando paso a su lado. Me señala un sofá junto a la puerta, y extiende la mano tomando lo que le extiendo antes de girarse a un pequeño espacio que asumo es la cocina mientras me acomodo sobre el sofá con mis manos entrelazadas sobre mi regazo. Recorro el lugar con la mirada, es modesto, pero acogedor, hay una pequeña mesita a un lado que supongo es la del comedor, tiene un solo banco acomodado debajo y aparentemente es flexible ya que esta atornillada a la pared metálica, del otro lado junto al sofá hay una lámpara de pie y un televisor Led cuelga de una de las paredes sujeto de una barra metálica.

Desde una casi escondida puerta al lado donde está Logan de espaldas, preparando té, se distingue lo que parece ser la habitación, o algo así ya que se ve el pie de una cama, de esas que tienen cajones debajo.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora