CAPÍTULO 40

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CAPÍTULO 40

Sebastián:

Bajo la mirada a Issabella mientras la veo tomar la esponja que desliza con la delicadeza de un cirujano, sobre mi piel, manchada de la sangre de Logan y del bastardo que tengo encerrado en el blood Hell. El hijo de perra lame botas de Moreno y Charly se lo merecían, solo saber que aun respira me molesta. Y a Logan le he advertido en varias oportunidades, que no quería sus manos sobre Issabella y no quiso escuchar. Y de no ser por Issabella, probablemente las cosas hubiesen terminando mucho peor para él.

"—Estas asustándome...—"

Sus palabras y su rostro cubierto de lágrimas, mientras me sostenía para que no asesinarla a Logan no salen de mi mente. Ella es la única persona que no huye de mí cuando me altero, es la única capaz de calmar mis demonios y reconozco que eso es algo que me desconcierta, y me asusta. Issabella es mi más clara debilidad y eso me preocupa. Porque como bien dice mi padre, en nuestro mundo, la debilidad de uno, es la ventaja del otro. El lo vivo de primera mano con mi madre y luego con mi hermana.

《Nadie va a tocarla》

Repite la voz en mi cabeza, justo cuando una punzada me atraviesa el cráneo, y tengo que sujetarme ambos lados de la cabeza y apretar con fuerza los ojos.

—¿Sebas...? ¿Te sientes bien?

La voz dulce de Issa y su mano peinando mi cabello me hacen sonreír antes de abrir los ojos y tomarla de la cintura, atrayéndola a hacia mí. Apoyo mi cabeza en la curva entre su cuello y su hombro, mientras cierro los ojos y la rodeo con mis brazos, sintiendo el aroma de su perfume. Huele a flores y... ¿chocolate?

—Sebas...

—Solo... me duele la cabeza, ya pasará.—Respondo cuando me llama e inmediatamente la siento suspirar y acariciar mi cabeza con sus dedos.

La luz blanca del baño me hace arder los ojos cuando intento mirarla, siento como su corazón se acelera con el calor de mi respiración que humedece su cuello y sonrió por la forma en la que su cuerpo reacciona a mi cercanía.

—Vamos a la cama. —Dice de pronto y me aparto para mirarla con una ceja enarcada.

—¿Es eso acaso, alguna propuesta indecente Issabella? —Pregunto mirándola con diversión cuando ella se sonroja y empuja mi brazo.

—¡Claro que no! —Se ríe—Pero la migraña es peligrosa, debes descansar.

Ladeo la cabeza y muerdo el interior de mi mejilla antes de levantar mi mano y delinear el contorno de sus labios.

—De verdad te preocupo... —Digo y ella arruga la nariz.

—Claro que sí... tú me cuidas y yo te cuido, así es como funciona esto. —Dice y se voltea para dejar no sé qué cosa en el lavabo.

Salta en su sitio cuando mi pecho se pega a su espalda y beso su hombro mientras mis manos la enjaulada entre la mesada y mi cuerpo, en tanto mis labios recorre su cuello hasta su oído.

—¿Y qué es exactamente, "esto"...? —Susurro contra su oído.

Su cuerpo se tensa un instante y deslizo una de mis manos por su abdomen para sostenerla cuando siento que sus piernas fallan, recordándome que tendré que usar algún método de tortura para que me diga que fue lo que le paso a su pierna.

—No... no se... —Responde.

—Si... si lo sabes... —Vuelvo a susurrar y jalo con mis dientes el lóbulo de su oreja.

La Redención del Mafioso © #3 " Almas Corrompidas"[SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora