Sombervale

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Sombervale, 1992

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Sombervale, 1992.

El repentino freno del auto de Troy provocó que Louis se despertara al golpearse la cabeza contra la ventana del asiento del copiloto. Aún somnoliento, soltó un quejido que pasó desapercibido para su padre, ya que aún se escuchaba el ruido de los ventiladores de la camioneta y para cuando reaccionó, él ya estaba afuera.

La luz le calaba al ver por la ventana, por lo que entreabrió un ojo mientras bostezaba. Era mediodía y se daba cuenta por la posición del sol. Pudiera ser que los árboles amortiguaban los rayos del sol, pero aún así era intenso.

Recién acababan de llegar a Sombervale tras un largo viaje de seis horas desde Londres. Estaba agotadísimo y sentía que sus piernas le fallarían por los calambres. Aún así, viendo desde el parabrisas delantero como su padre caminaba hacia la casa de sus abuelos, no tuvo otra opción más que salir también de la camioneta y estirarse un poco.

Durmió el camino completo, ya que la noche anterior no lo logró porque pasó horas enteras con su padre empaquetando todas sus pertenencias de su antiguo departamento que compartió con Mark. Ninguno se dijo mucho por ello y Louis apreció más el silencio. Guardando su antigua ropa y pertenencias, poco quería contarle a su padre como se sentía. Era algo que evitó por un mes entero.

Más por orgullo que por tristeza, Louis no quería tener nada que ver con ese cabrón. Por eso esperó exactamente un mes para ir a recoger todas sus cosas, incluso después de recibir la confirmación de su aplicación dos semanas antes, que le permitiría realizar sus prácticas profesionales en el pueblo de Sombervale.

Desde que descubrió su infidelidad, la vida de Louis cambió por completo, iniciando con el simple hecho de que su única vía de escape fue irse a vivir con su padre y su madrastra después de diez años. Cuando llegó esa noche solo con su perro, ninguno entendió por qué y tampoco quiso explicarles, sino que se encerró la noche entera para pensar qué haría. Aún sí Juliet insistió, él no contestó.

No les contó nada tampoco cuando se marchó en la mañana para ir a dar clases sin cambiarse de ropa ni esa noche que volvió con sangre ajena en sus nudillos. Louis no era de dar explicaciones. Mucho menos si lo que hizo merecía una bienvenida a la cárcel en lugar del tutelar de menores al que tanto su papá amaba ir a visitarlo cuando lo encerraban de advertencia. Sabía que de abrir la boca, por sus estúpidos valores de justicia, era capaz de entregarlo. Porque antes que ser su hijo, era un criminal.

Nada más salir esa mañana, el plan de Louis fue sencillo. Asistió a su trabajo como todos los días, solamente con la única diferencia de que al salir, no fue a sus clases de la maestría. Sino que se fue directo a pedir el cambio de residencia de sus prácticas a Sombervale. Aquel viejo pueblo recóndito en el que su padre nació. Le comentaron que demoraría unos días para tener una respuesta, y al final, dos semanas más tarde le avisaron que sería su traslado el 8 de agosto. El aniversario dieciocho de la muerte de su madre.

Sangre Real |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora