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No le gustaba admitir que tenía miedo, pero era verdad

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No le gustaba admitir que tenía miedo, pero era verdad. Estaba aterrado, aún así sus facciones no lo reflejaban, era cierto. En sí, una reacción válida para decir lo que cruzaba por su mente, no la poseía, nada cuadraba y comenzaba a complicarse cada punto en su vida.

Porque después de haberse topado nuevamente con la figura del joven de ese bosque entre los árboles, se dió cuenta de que la tranquilidad en su hogar no sería algo que iniciaría por sí sola. Menos teniendo en cuenta las abruptas desapariciones de ese hombre en cuanto Louis parpadeaba. No lo dejaba tranquilo. Ni el cómo alguien podía ser capaz de meterse en su casa y ordenar todo. Aún si había sido cortés y no lo lastimó, no era algo que pudiera asimilar.

Justamente como ese martes. Luego de haberse marchado para tratar de detener el sangrado, decidió que no podía permitirse continuar de esta manera. No tenía claro qué hacer, pero la angustia de que en cualquier momento alguien podría entrar por esa puerta y hacerle un daño verdadero en comparación a la pobre puñalada que se dió en la palma, que con el paso de media hora ya había sanado, lo instaba a meditar las cosas con la cabeza fría.

Mientras apretaba su mano para que la sangre se detuviera, permaneció sentado en la orilla de la bañera, mirando fijamente hacia la escalera que daba directo al baño. Consideraba seriamente en la posibilidad de mudarse de ese lugar, pero de todas maneras tardaría en encontrar un sitio donde vivir. Ni de chiste el dormir en el sofá de Liam. Tampoco volver a Londres. Al final, entre todas esas pocas opciones, siempre volvía a regresar en ese "pero" al hogar de sus abuelos.

La única solución que consideró válida era intentar ir a la policía. Teniendo a un padre como jefe del departamento en Londres, lo hacía sentirse seguro por el sistema de justicia. Aún si Troy era una pésima figura paterna, sus valores nunca flaquearon y eso fue parte de la poca enseñanza que llegó a transmitirle a su hijo. Louis confiaba que si era así allá, ahí también tendría que serlo, ¿No?

Es lo que quería creer camino a su trabajo una vez pasada media hora más de espera para ver si el extraño se atrevía a volver a hacer acto de presencia entre los árboles o su hogar. Pero como nada pasó, Louis no tuvo otra opción más que apresurarse para llegar a la preparatoria, luego de cuarenta minutos más tarde por el trayecto que le tomaba desde su casa hacia allá.

Aún sí corría, nada le aseguraba que habría llegado a tiempo. Evadió a tantas personas, cortó calles, pero nada fue suficiente. Luego para acabarla, una vez pisó el umbral, el director Devon Siora ya lo esperaba en la puerta del colegio, mirando únicamente su antigüo reloj de muñeca. Porque claro, a partir de que el prefecto del primer año de preparatoria le avisó que el aula de Louis se encontraba vacía, no dudó en aguardar a su llegada en la entrada. No aceptaba ese tipo de faltas de respeto a su institución.

Por ello, nada más interceptando a Louis, los regaños por su parte se dejaron venir con creces; argumentando que nada parecido le había sucedido en tantos años como director de ese colegio. Por su parte, el profesor prefirió no decir nada al respecto, aseguraba en su cabeza que, de hacerlo, probablemente no le agradaría al director que le dijeran "váyase al carajo". Aunque no quisiera, sí necesitaba el empleo.

Sangre Real |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora