El último Romano

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Entonces, el alba llegó

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Entonces, el alba llegó.

Más bella que cualquiera que Harry hubiera visto, pero también tan única cómo ardiente al raz de su piel al entrar por el ventanal. Picaba y quemaba levemente su palidez sobre sus tatuajes. Incapaz de moverse si con esto despertaba a su amado, quien dormía entre sus brazos y lo cubría con su espalda de los rayos del sol que pudieran darle en la cara. Estaban desnudos, satisfechos y negados a separarse. Especialmente Harry.

La madrugada fue tan rápida como para desvanecerse entre sus dedos una vez Zayn los dejó para darles la privacidad de la noche antes de que iniciará todo. El plan era estar juntos, que Louis descansara y se prepararán en cuanto el sol saliera a las seis de la mañana. Sin embargo, luego de que ambos se recostaron en la alfombra frente al ventanal, justo en donde las escaleras del segundo piso se conectaban, no se resistieron a hacer el amor una última vez. Siendo así esta la primera vez en las que sus cuerpos experimentaban la pasión sin sofocarse en sus libidos por su antigua unión.

Fue una experiencia inolvidable para Louis, pero mucho más real de lo que alguna vez se imaginaron vivir. Carne viva al ser ahora libres, ni Harry creyó que la piel de cazador fuera tan deliciosa y ni Louis se pensó sería asquerosamente jodido que un vampiro volviera a marcarlo. Necesitaban esa noche para ellos. Sentirse, probarse. Penetrar a Louis con tanto poderío solo para dejar de sentirse vacío; llenarlo y volverse uno con los gemidos de sus bocas enlazadas al no dejarse ir ni con el oxígeno cortandose.

Pasión, calor. Amor. Besos que llegaron desde sus muslos desnudos y débiles hasta sus labios. Abrazos que duraron lo suficiente cómo para que Harry ignorará un extraño pesar en sus hombros, producto de los estragos que Lilith le informó. No había pasado ni un día desde su retirada del clan y ya podía percibir cómo su cuerpo reclamaba un poco de descanso. El humo de sus quemaduras por el sol se volvía más intenso e incómodo y el deseo por un poco de sangre fresca le rozaba la punta de la lengua al acariciar con dulzura la marca de sus colmillos en el cuello de Louis.

Él apenas y se removió.

Si tan solo fuese una mañana como las que tanto amaba tener, Harry se habría sentido bendecido por estar desnudo y con el culo de Louis pegado a sus caderas, simplemente durmiendo con esa curva en sus labios. Era hermoso con esos pómulos definidos y ese rubor en sus mejillas. Precioso dónde lo mirará y tan suyo que dolía saber que debía despertarlo para marcharse.

Soportando las llagas que se creaban lentamente en su espalda, Harry se inclinó sobre el cuerpo de Louis, iniciando su saludo con suaves besos por sus brazos hasta sus hombros. Con el picor de su barba y arrullos delicados que solo él sabía hacer para despertarlo, cuando llegó a su cuello y aspiró su perfume entremezclado con sudor, además de darle un beso en su marca, Louis se fue despertando lentamente.

Amando sus mimos y moviéndose en la alfombra hasta quedar de frente a su rostro al continuar envuelto en él, Louis curvó los labios cuando el verde de sus ojos lo saludó con un beso una vez se apartó de su cuello.

Sangre Real |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora