En las sombras de una ciudad sumida en el misterio, dos destinos colisionan. Harry Styles, heredero de una antigua mafia de vampiros, gobierna junto a su familia un mundo oculto de sangre y traición. Pero el imperio Styles se tambalea cuando Louis T...
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Quince días habían pasado y de esos, en solo uno Louis no había recibido flores, ya que Harry tuvo que salir de emergencia a Rusia por su padre el día anterior. No sé entristeció ni nada por el estilo, porque nada más regresó el jóven con el que compartía una habitación como un pequeño hogar, fue despertado esa mañana con tres ramos de rosas al lado de su cómoda. No le daba motivos por los cuales preocuparse.
¿Cuándo lo habría hecho? Ese vampiro romántico no le daba la oportunidad ni de flaquear en sus emociones, y no podía pedir más. Estaba en el cielo.
Eso de levantarse y oler las rosas en las mañanas mientras le preparaba el desayuno para llevárselo a la cama, lo hacía sentir, por no decir menos, chiflado y enamorado. Un poco más que chiflado si se lo preguntaban a Liam, pero era feliz, que era lo que importaba.
En ese tiempo que transcurrió mucho no había sucedido realmente en su hogar, fuera de la inmensa pelea que tuvieron los hermanos Styles y que terminó por romper su relación por completo. Porque ahora que ninguno se toleraba, Desmond los obligó a vivir en alas alejadas de la mansión. Además de eso, tuvieron que verse en la necesidad de ahora sí contratar personal de servicio.
A Louis no le pareció mucho que digamos, ya que la solución que el patriarca encontró fue perdonarle la vida a tres mujeres de su granja para que Cormac las convirtiera en vampiros y estás sirvieran en la casa por el resto de su eternidad. Harry le decía que podía ser en cierto grado mejor que morir, pero no le creía. No sí veía lo salvajes que llegaban a ser el resto de los Styles con ellas. Sí eran "amables" con Niall en comparación con las atrocidades que hacían para desesperarlas y asustarlas.
Aunque fueran criminales, Louis era el único que los trataba con amabilidad. Porque lejos de que todos fueran malos, siendo un Styles, se sentía con el derecho de hacer un ligero cambio. Quizás no era su obligación, pero le gustaba. Además con eso de que estaba quedándose solo, que ellos fueran buena compañía le servía.
Hacía una semana que Liam, Zayn y Niall se habían marchado a Italia con el pretexto de que querían mostrarle la hacienda al joven del clan. Ahora que Niall era libre, su hermano hacía lo posible para tratar de que se calmara con el uso de sus poderes, porque con eso de que antes no lo dejaban usarlos por ser esclavo, desde su libertad, ya se estaba propasando un poquito.
Louis no tenía idea de los poderes que poseía Niall, pero un día descubrió que podía transformarse en otras personas cuando se hizo pasar por Liam para jugarle una broma. Sin embargo, terminó por destrozar accidentalmente un jarrón mientras Louis limpiaba la habitación, lo que hizo que la paciencia de Harry se agotara rápidamente. Ante esta situación, Zayn se vio en la obligación de convertirse en su maestro, ya que si Niall continuaba así, Desmond no dudaría en tomar medidas disciplinarias.
Por ese motivo, con la esperanza de que esperaban volver en dos semanas, Louis pasaba horas encerrado en la soledad de su habitación junto con Max, siendo visitado por ocasiones por las de servicio y Harry cuando se desocupaba de sus asuntos personales con respecto a la Lamía. Ese tiempo lo utilizó únicamente para leer y dormir, pero no servía de mucho para su ánimo.
