Donde el cielo y el infierno convergen

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Entonces, se hizo la luz

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Entonces, se hizo la luz.

La capilla estaba repleta de cada miembro de la Orden de Cazadores del Ángel Rafael. Las bancas se abarrotaban y a los alrededores, guardias permanecían custodiando como si del mismo Papa se tratase en tanto predicaba con vehemencia; Romanos, capítulo cinco, versículo ocho. Jamás, ni en sus ciento cincuenta años gobernando Sombervale; jamás la familia Siora había visto la capilla repleta hasta ese día.

Desde hacía semanas, Barthalome se encargó de traer de vuelta al pueblo a cada uno de los cazadores inferiores que poseía la Orden a lo largo del mundo en la búsqueda de controlar cada punto de los Clanes. Se conformaba de un ejército de más de mil hombres sin sangre real, y frente a todo, Jacob se encargaba de dirigir que cada uno de ellos repitiera "Amén" al término de un versículo, y que la familia dijera lo siguiente que Barthalome predicaba.

Esa mañana del diez de abril de 1993, a las siete de la mañana; velaban por el cuerpo desvanecido de Louis, el cual permanecía sobre la piedra de marfil. Iniciaron con una alabanza, y al empezar a predicar, se dió inicio la ceremonia de resurrección.

Durante medio siglo, Devon, su abuelo, se encargó de organizar una ceremonia digna del ángel que aguardaba omnipresente, con la única intención de que, llegado el día, la benevolencia de estos se viera retribuida por la salvación que les otorgaría.

Las instrucciones de Rafael fueron claras: se solicitaba un sacrificio con la daga especial de la familia, hecha de plata real, para perforar el corazón del elegido y después colgarlo en la cruz. Al sacarlo del pecho, el patriarca se lo devoraría en un acto de aceptación para permitir que el ángel ingresara a su cuerpo y lo poseyera. Con esto, Rafael debía hacer acto de presencia y salvaría a la familia de la ruina, mientras que al líder; le concedería absolutamente todo lo que deseara.

Antes, Devon solamente quería la salvación de su pueblo. Sin embargo, en algún punto del siglo este deseo fue reduciéndose a la soberbia en la que Barthalome ansiaba crear al ejército de cazadores más grande que su familia pudo poseer, y así, destruiría a los tres Clanes de Lilith. Una vez se deshiciera de sus enemigos, se quedaría con la Lamia, y ahora sí no habría nadie quién lo detuviera. Luego con la restitución de su fertilidad, se encargaría de crear a su heredero.

Barthalome, quien vestía la vieja sotana de oro de su abuelo, alzó los brazos hacia su orden, y sonrió ante la hermosa vista que le daba el nuevo mundo. Cientos de fieles devotos de pie a la espera de tan ansiada resurrección, mientras que Louis permanecía aún inconsciente. Además, desde su sitio en el púlpito, y aún si los feligreses de la orden alzaban la voz, los rugidos de Harry a su lado, eran los que más se imponían.

Sin que fuera necesaria una orden de Barthalome para callarlo, cuando tomó el micrófono para continuar, un guardia golpeó a Harry en la nuca y lo hizo caer de rodillas.

―Como nos dice Juan en su capítulo tercero, versículo quinto―habló desde el pecho y los apuntó con la palma libre―: "Te digo que el que no naciere de agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios."

Sangre Real |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora