Clausulas claras

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La primera semana de abril acababa de terminar y Louis no tenía más que pedir de lo que ya poseía

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La primera semana de abril acababa de terminar y Louis no tenía más que pedir de lo que ya poseía. Honestamente, jamás pensó que le sucedería, porque ¿Quién le diría que su vida soñada se la daría un vampiro que dejó todo por ser un humano más a su lado?

Desde que llegaron a Castle Combe, definitivamente la vida de Louis cambió para mejor. Sin contar lo que pasó en la segunda noche en su hogar, nada fuera de lo común volvió a suceder. Aquel día sin duda fue el más complicado que la pareja vivió, porque después de que Harry se dió cuenta de todo el daño que causó, Louis se dedicó a cuidarlo.

Esa noche al bajar la tormenta, a pesar de la diferencia de tamaño, Louis levantó a Harry por debajo de sus brazos para llevarlo a la planta de arriba; lo ayudó a darse una ducha e inclusive entró a la bañera con él para que se relajara. Aún con el agua caliente, Harry jamás dejó de temblar.

Habitualmente había risas, mimos. Hasta era común que acabaran teniendo sexo en la bañera. En ese momento, hubo silencio acompañado de ciertos sollozos que Louis escuchaba emitía, y mientras el agua los empapaba y Harry se abrazaba así mismo, él lo envolvió con sus brazos por detrás para calmar su dolor.

Fue una tarea difícil, pero consiguió hacer que dejará de temblar. Harry no quiso vestirse, ya que no creía tener la fuerza suficiente para hacerlo y Louis lo respetó, optando mejor irse a la cama. Ni siquiera quisieron limpiar la cama con los restos de la guerra horas atrás y fue Louis el que entró primero para hacerle espacio. Una vez entraron y le ofreció los brazos que nunca habría negado, Harry se dejó envolver hasta el alba, y ni así quiso dejarlo ir.

Sanar era complicado, ya que Harry no se perdonaba haberlo lastimado. Y con besar sus muñecas, se volvía un recordatorio de que, por más humano que fuese ahora, jamás dejaría de ser una bestia.

Esta confirmación bañaba su mente y sabía que a Louis no le agradaba su estado, pero no podía dejar de deprimirse. Ni salir de la cama ni comer. Aún si Louis le trajo la comida en la habitación dos días seguidos y se quedó a su lado, no fue capaz de nada. Lo único que sí quería, era que se quedará a su lado y jamás se marchara.

Nunca lo habría hecho y mucho menos lo abandonaría después de la promesa que le hizo esa noche. Por el amor que le tenía; Louis cuidó de él cada día y cada hora hasta que pudo hacerlo volver a levantarse al menos para bañarse en la tercera noche. Amó que eso sucediera después de tanto dolor. Sin embargo, mientras lo hacía, en su soledad, Louis sintió un pequeño tirón en su corazón que supo interpretar bien.

Su otro pedazo; aunque físicamente estaba bien, otra historia era su interior.

Dado a que Harry se demoraría -ya que imaginaba lloraba-, Louis salió de la habitación con Max y fue a ver el de enfrente. Durante esos días en que Harry se deprimió y no pudo encontrar consuelo por sí mismo, cuando no cuidaba de él, le gustaba visitarlo. Esto le daba la ligera esperanza de que una vez se sintiera mejor, comenzaría el verdadero camino hacia la vida que soñaron.

Sangre Real |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora