9*

357 22 2
                                    

A decir verdad el restaurante era bastante hermoso donde se veía que sólo lo frecuentaba la gente de la alta sociedad, me sentía fuera de lugar.

- ¿Qué ordenaras princesa? - Me miró Tom de manera intimidante.

- No lo sé, tal vez un codillo de cerdo... - Respondí indiferente.

- Bien ya la escucho, deseo lo mismo. - el mesero parecía temerle y claro que tenía sus razones.

  Los demás ordenaron y el mesero se fue a la cocina a entregar la orden.

- Parece que te sientes fuera de lugar muñeca. -

- Realmente no acostumbró visitar este tipo de lugares a los que suele venir la gente de la alta sociedad. - baje la mirada sintiéndome avergonzada.

- Pues tendrás que acostumbrarte, acostumbramos visitar este sitio con frecuencia. - Me miró con desdén.

  El mesero llegó con la orden de cada uno y pronto comenzamos a comer todos comían tranquilos y sin prisa mientras que Adela, Emma y yo comíamos con prisa, se veía que estábamos hambrientas.

- ¿Tan pronto terminaron? - Respondió Bill con una risa sarcástica.

- Si... - Respondí avergonzada, siempre me había asustado lo que la gente pensará o comentara sobre mi físico.

- Tranquila, se que tienes hambre. - Me miró Tom tratando de tranquilizarme.

  En el momento en el que el resto termino su comida decidimos charlar un poco, aunque Tom estaba un poco raro y pálido mientras mandaba mensajes en su celular.

- ¡Tenemos que irnos! ¡Ahora! - dijo Tom pálido y desesperado.

- ¿Qué pasa hermano? - dijo Bill con preocupación.

- Pasa, que vienen por nosotros, ya saben de su muerte. -

- ¿Qué? ¿muerte de quien? - respondí asustada.

- Shh, calla, no lo estreses más. - me susurro Bill.

  Rápidamente Con pidió la cuenta y el mesero se apresuró a traer un tarjeta en donde se depositaba el dinero, Tomsaco de su cartera el dinero y lo entregó, antes de que pudiéramos si quiera pararnos, una voz masculina grito a lo lejos.

- ¡Ahí están! - grito aquella voz a lo lejos.

Los disparos se hicieron presentes a la brevedad aterrizando en unas cuantas personas. Tom me tomo por los hombros obligandome a agacharme, pronto Adela se desplomó en el piso con sangre a su alrededor.

- ¡Mamá! - grito Emma junto a Bill.

Bill obligo a Emma a callarse sabía que sería una presa fácil si la soltaba, pues iría corriendo hacia Adela, que ciertamente haría lo mismo.

Me intenté arrastrar para agarrar a Adela, pero Tom me agarró de los pies arrastrandome de nuevo hacia el.

- Quédate aquí, te mataran. - Dijo mientras devolvía los disparos, me di cuenta que tenía un muy buen tino puesto que disparaba a cada uno de ellos con tanta facilidad.

  Finalmente los disparos cesaron y todos estaban tirados en el piso muertos y con ellos Adela, ella estaba muerta... tirada en el piso sin dar señales de vida.

  Emma se arrastró hacia ella intentando despertarla.

- Mamá, por favor, despierta. - dijo Emma entre sollozos.

  Repetí su acción abrazando a Adela sin intención de soltarla.

- No me dejes, mamá por favor, reacciona. - Dije sollozando

- Vámonos, vendrán más. -

- dejenla ya, está muerta no va a revivir. - dijo Bill viendo la situación con desdén.

  Tom me alzó con brusquedad cargandome en su hombro mientras yo pataleaba y lloraba para que me soltara y me dejara ir con mi madre.

- Quédate quieta Atenea. - me empujó contra el coche obligándome a subir el el asiento de el pasajero, colocando el seguro para que no pudiese escaparme mientras el subía en el asiento de el conductor.

- Más vale que lo superes pronto. - me tomo por la mandíbula obligándome a verle.

- No lo creo, es mi madre Tom ¡Mataron a mi madre! ¡Todo es tú culpa! - dije señalandole mientras lloraba.

  El sólo me abofeteo.

- ¡Cállate la puta boca! No puedes estar quieta y sin resongar.  -

- Resongo por que es tu puta culpa. - Lo mire por primera vez desafiante.

- Baja la mirada Atenea. - me miró molesto

  Yo hice caso omiso a su orden y seguí mirándolo con desafío. Volvió a abofetearme lo que provocó que apartara la mirada, las lágrimas recurrirán por mis mejillas causándole ardor en las mejillas, la sangre brotando por mi nariz y mi labio, ardía demasiado...

- Esto tiene que enseñarte a no desafiarme, muñeca. -

By Emma

- Bill tenemos que regresar, no podemos dejarla allí. - Le duplique a Bill quien parecía harto de que le rogar a una y mil veces.

- ¡Cállate ya! - Freno repentinamente el auto.

- ¡Tenemos que recuperarla! - le grite devuelta.

  El me abofeteo, tenía la mano dura pero no tanto como la de Tom. Yo sólo volte la cara y el ardor en mi mejilla se hizo presente.

- ¡Ella no volverá! ¡Esta muerta! ¿Lo entiendes? ¡Muerta! - me grito no sin antes soltarme otra bofetada en la otra mejilla provocando que la sangre y el ardor fuera más abundante.

- Espero que te quede claro que tienes que respetarme. - me habló Bill con seriedad, me asustaba demasiado verle así cuando el solía ser muy tranquilo y tierno.

Yo no respondí y me gire hacia la ventana sin dejar de sollozar.

By Bill

  Me sentí mal por un momento por Emma, nunca me había portado así, supongo que era el estrés que la situación que me generaba la situación, no le pedí disculpas, por que debía de hacerlo, en realidad no lo hice por mi orgullo, si me sentía culpable, pero no me disculparia.

  Seguí conduciendo hasta la casa estacionandome en el garage. Tom y los demás salieron de sus autos Tom junto con Atenea, quien se veía en peor estado que Emma.

- Debes controlarte más hermano. - Dije con desdén

- ¿Quieres terminar igual hermanito?-

- No Tom sólo era un comentario.-

- Eso pensé. - dijo tom dirigiéndome una sonrisa de oreja a oreja.

Entramos a la casa y Tom subió a la habitación con Atenea mientras que yo me quedé en la mia con Emma.

- Tengo sed... - dijo Emma evitando el contacto visual.

- Vamos por un vaso de agua, yo también tengo sed. - la acompañe a la cocina y saque de un mueble dos vasos de vidrio, los cuales llene de agua.

- Gracias. - Extendió la mano, dejándome ver que está temblaba, seguía con miedo y eso yo lo cause...

  Bebimos el agua y entramos de nuevo a la habitación, ella se veía cansada así que le ofrecí que tomaremos una siesta, ella accedió y nos acostamos en la cama, yo la abraze lentamente, cosa que la puso tensa, supongo que por lo que había sucedido hace algunas semanas.

Seguí con el abrazo hasta que nos quedamos profundamente dormidos abrazados en uno al otro con delicadeza y ternura.

  Ella era inocente y no merecía los tratos que le daba cuando estaba de mal humor.

  Realmente siempre la desee desde que supe de su existencia, aunque Tom la consiguió primero, pero en realidad la amaba, con tanta sinceridad que haría lo que fuese por protegerla, aunque tuviese que matar para cumplirlo.

Un grave ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora