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By Adela.

- Esta despertando. - Las enfermeras se miraron entre si.

Abrí los ojos lentamente, estaba aturdida, no reconocía el lugar en el que estaba.

- ¿Donde estoy? - pregunte adormilada y confundida.

- Tranquila señora Meyer, está a salvo, está en el hospital. - una de las enfermeras tomo mi mano dándome calma.

Yo la mire confundida "Meyer" de quien era ese apellido.

- ¿Meyer? - la mire confundida.

- Si señora, usted estaba casada con el señor Jonás Meyer, de ahí deriva el apodo. -

Esto era raro quien rayos era Jonás Meyer, recuerdo muy poco de todo lo que ocurrió, escasamente recordaba quien era yo.

Me quedé mirando a un punto fijo tratando de recordar todo lo que pudiese, pero simplemente no logre nada.

- Señora Meyer, cree que sus hijas puedan venir a recogerla está tarde, su alta estará lista dentro de poco. -

- ¿Hijas? - levanté una ceja en pregunta.

- hey, ella no recuerda nada. - otra enfermera le informó dándole el expediente.

- Una disculpa, me confundí. - La enfermera me sonrió.

Yo estaba muy confundida, las enfermeras salieron a platicar en el pasillo y yo me quedé sola en la habitación, me senté, intenté pararme pero me maree y mejor me senté.

- Señora Meyer, acompañeme. - La enfermera entró con una silla de ruedas, yo no me subiría a eso.

- Hey no, puedo caminar. - Me levanté pero volví a marearme.

- Suba por favor. - Me ayudó a sentarme en la silla y me saco de la habitación, pude ver a muchos enfermos.

Llegamos a una habitación que parecía ser un cuarto de baño.

- ¿Cree que pueda ducharse sola? - Pregunto la enfermera.

- Si... - respondí.

La enfermera salió de el baño, comenze a desnudarme y pude ver muchas cicatrices en mi cuerpo, unas peores que otras. En ese momento pude recordar que había sido secuestrada por unos hombres de los cuales no recordaba nada, sólo pude recordar a uno de ellos. El... el me lastimó, abuso de mi una y otra vez, me golpeó hasta cansarse....

Una de las cicatrices llamo mi atención, era una herida de bala, la cual se veía que en el momento en que impactó con mi piel fue muy grave.

Pronto las lágrimas corrían por mis mejillas recordando todo lo que aquel hombre que difícilmente pude recordar me hizo.

Los sollozos se hacían más frecuentes cada vez, provocando que la enfermera se alarmar a y entrará en el baño, preguntando por mi estado.

- Señora ¿Está bien? - Pregunto preocupada.

Mi pecho subi a y bajaba, las lágrimas rodaban por mis mejillas y la ansiedad me consumía.

- No, no, el... no. - Me costaba formular cualquier oración de lo mal que me sentía.

- Necesitamos estabilizarla. - Grito la otra enfermera fuera de la habitación, me subieron nuevamente en la silla de ruedas y me llevaron a mi habitación, después me inyectaron algo, esa cosa me hizo sentirme muy cansada así que me dormí.

(...)

By Atenea.

Desperté junto a Tom y Damián, ellos dos estaban abrazados de la manera más tierna, nunca me había imaginado a un Tom cariñoso, atento y siendo el padre más amoroso que un hijo pudiera desear.

Un grave ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora