Damián se abrazo a mi Y yo no podía bajarlo, más bien no quería bajarlo...- ¿Quieren ayudarme? - Emma Bufo.
- Oh, si, vamos. - Volví a poner a Damián en la barra, el ya estaba más tranquilo.
Emma agregó los demás ingredientes faltantes mientras Damián ayudaba a revolver, aunque estaba manchando toda la encimera.
Pusieron la mezcla en moldes para cupcakes y los metieron en el horno que Emma había puesto a recalentar hace algunos minutos.
- Listo, ahora tendremos que esperar unos 30 minutos. - Bajo a Damián de la barra y empezó a limpiar.
Escuchamos unos pasos suaves en las escaleras que bajaban con lentitud y pesadez. Cuando bajo el último tramo de la escalera vino directo a la cocina.
- Ese golpe fue duro ¿Qué pasó? - Pregunté, mirando fijamente el hilo de sangre que escurria de su cabeza.
- El idiota de tu hermano. -
- Me temo que George tendrá que curar esas heridas ¿Me dejas ver? -
Asintió.
Mire su cabeza y si, tenía abierto, tal vez necesitaría unas puntadas.
- ¡George! - Grite.
Emma abrazo con cariño a su hermana.
- Tranquila, ya me acostumbré... - Habló Atenea.
- ¿Qué pasa Bill? - Salió George de su recámara.
- Me temo que tendrás que coser una cabeza. - Hable irónico.
George se acercó a Atenea y revisó su cabeza.
- Ven acompañame. - Se llevó a Atenea a su habitación para curar su herida.
By Atenea.
Entramos a el cuarto de George, todo estaba perfectamente ordenado.
- Siéntate. - señaló la cama.
Obedeci y me senté, pero una punzada en la cabeza me hizo gemir de dolor.
- ¿Duele mucho? -
- Si... - Sonreí melancólica.
- Tom debería controlarse. - Dijo mientras apartaba un poco mi pelo de la herida.
- No es tan grave, sólo unas 3 puntadas y estarás como nueva. - Dijo mientras sacaba lo que iba a ocupar.
Me lo dio y los puse en mi regazo, cada cosa que me pedía se la entregaba en la mano, pero hubo un momento en que quedé disociada y no escuche lo que pidió, así que el lo tomo por su cuenta.
Tomo el hilo de mi regazo, acariciando este a propósito, me estremeci.
- Bien, dolerá un poco. - Dijo dando la primera puntada.
Dolía, sólo un poco, o tal vez dolía demasiado, pero yo ya no era capaz de sentirlo, todas las cosas que me habían sucedido, cada golpe cada herida, cada desmayo, eso había echo en mi cuerpo un mecanismo de defensa que no me permitía sentir más de el 50% de el dolor que en realidad debía de sentir.
- Estas lista. - Dijo sentándose a mi lado.
- Gracias... - Susurre.
- Eres fuerte. - Dijo apartando un mechón de mi cabello, poniéndolo detrás de mi oreja.
Lo mire fijamente pero mi mirada no reflejaba nada...
- Has pasado por tanto y... sigues en pie... - Aún no apartaba sus ojos verdes de los míos y no me incomodaba, me hacia sentir en paz.