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- ¿O esto? - Puso su otra mano en mi cintura.

Mi respiración comenzó a agitarse, Bill estaba muy borracho y no sabía lo que hacía.

- ¿Sabes? Emma es muy inexperta. - Sabía perfectamente a que se refería.

- Probablemente tú tengas un poco más de experiencia. - Con eso me dio a entender todo, el tenía segundas intenciones conmigo y eso no me gustó.

La mano que antes estaba en mi cintura bajo a mis nalgas, manoseandolas con descaro.

- Suelta. - Aparte su mano de un golpe su mano, el se cabreo.

- Hey, calmate. - Hablo serio, puso nuevamente su mano ahí.

Trate de empujaron de nuevo pero esta vez me tomo con más fuerza.

- Bill, Sueltame. - Trate de quitarmelo de encima, pero fue imposible.

- Calmate Atenea, sólo quiero divertirme, deberías hacer lo mismo. -
Tomo mis mejillas con fuerza, posando sus labios sobre los míos en una danza que yo no Correspondi.

Me quedé quieta en mi lugar sin moverme sin corresponder el beso, buscando la mejor manera de huir.

Le di un golpe en la parte baja y trate de correr.

- Maldita. - Me tomo por la cintura atrayendome a él.

- No, Sueltame. - Trate de safarme.

- Quédate quieta preciosa. - Seguía de espaldas a él, Bill cada vez me acercaba a él, arrimando su pelvis contra mis nalgas, provocando que sintiera la dura erección que tenía.

- Basta Bill. - Trate de quitar sus manos.

Me pego completamente a él y gracias a su fuerza pudo mantenerme quieta, aunque trate de forcejear.

Su mano fue bajando poco a poco hasta mis shorts, comenzó masajeando mis muslos, pero su mano subia cada vez más.

Mi respiración era más agitada, volver a sentir está sensación de ser tocada cuando no hace mucho Tom abuso de mi.

La mano de Bill llegó a mi intimidad masajeandola lentamente.

- ¿Bill? - George entró en la cocina frotándose los ojos.

- Vete de aquí George, ¿No vez que estoy ocupado? - Dijo sin apartar su mano.

- Basta de juegos Bill, estas ebrio. Dejala ir. - Dijo amenazante.

Bill no dijo nada más y me soltó, saliendo de la cocina furioso.

- ¿Estas bien? - Pregunto amablemente.

Asenti lentamente y salí con el vaso de agua, una lágrima cayó por mi mejilla, la limpie y seguí con mi camino.

Llegué a la habitación y me di cuenta de que Tom y Damián estaban abrazados, Tom estaba susurrando algo que simplemente no pude entender, Damián estaba aferrado a Tom, sollozando...

By Tom.

Aferrado a mi hijo, consolandole y diciéndole lo mucho que lo sentía. Fui un completo idiota, no se como pude haber dejado a mi hijo en manos de ese imbécil  no se como pude hacerlo, sabiendo la clase de persona que era...

- Lo siento campeón, de verdad lo siento.-  Las lágrimas caían por mis mejillas sin parar, mi respiración comenzaba a agitarse, este tema me tenía demasiado estresado.

Igualmente no puedo olvidarme de lo que le hice a Atenea, yo le prometí que nunca la tocaría, que nunca la lastimaria, pero por favor, no hay que olvidar lo que soy, no podemos olvidar que soy el mafioso más temido de Alemania, no podemos olvidar que las mujeres en nuestro mundo sólo sirven para una cosa. Sexo, sexo, sexo... y finalmente sexo...

Un grave ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora