By Tom.
- Una cerveza estaría bien. - El mesero salió corriendo hacia el lugar donde tenían todos los licores y demás.
Las chicas bailaban de una manera muy sexy, todas muy hermosas, con poca ropa, tacones altos y una buena cantidad de maquillaje, todo eso digno de una prostituta.
- Su orden está lista Sr. Kaulitz. - Amaba el respeto que la gente me tenía, aunque realmente nunca supe si era respeto o miedo, miedo de que los matara, en cuanto a las prostitutas, me tenían deseo y temor a la vez, querían que estuviese dentro de ellas, pero temían que las matara.
El joven no dio una palabra más, dejó la cerveza en la mesa y se fue lo más rápido que pudo.
Había bebido de más otra vez, esto de beber diario, se había echo una costumbre ya, debo admitir que esto es muy Gustav de mi parte. Tenía que parar, y lo sabía, pero realmente necesitaba un desahogo después de golpear hasta el cansancio a Atenea...
La música inundaba mis oídos, casi haciéndolos estallar, aunque probablemente mis oídos ya estaban casi acostumbrados a ellos, ya que frecuentaba más que antes el pub.
- La cuenta. - ordene al joven mesero quien se acercó rápidamente con la una tarjeta para que depositara el dinero.
Puse el dinero en la tarjeta y el mesero se fue, me levanté y salí del pub, besandome a unas cuantas prostitutas en el camino, salí de el pub, me subi al auto y maneje como me permitió el estado en el que estaba.
(...)
5:30 am.
Abrí la puerta de mi habitación viendo a Atenea sentada en la cama llorando, al parecer el dolor de los golpes no se le habían quitado aún.
- Deja de llorar como una estúpida, estoy cansado. -
Ella hizo caso omiso a mi orden y siguió llorando.
- ¡Cállate! - le di una bofetada, ella soltó un chillidos de dolor y las lágrimas escurrian por sus bellas mejillas.
- Lo siento... - Ella salió corriendo al baño y cerró la puerta detrás de ella.
- Maldita perra. - salí de la habitación y fui a la sala en donde estaba George.
- George, no sabes que me paso. - Dije en un tono borracho.
- ¿Que fue hermano? -
- Hace unos días me encontré con alguien. - George se dio de mi comportamiento.
- A si? Quien? -
- Theresia regreso. - Solté sin rodeos y el se puso pálido.
- ¿Regresó? - dijo serio.
- Si, por que te pones así. - alze una ceja como pregunta.
- Por nada hermano. ¿Qué te dijo? -
- Nada, sigue pensando que el bastardo que perdió era mi hijo y encima me restrego que por mi culpa murió. -
- Es una perra, ¿Cierto? - Solté burlesco.
- Amm si Tom, es mejor que vayas a dormir. -
- Bien. - Me levanté de el sofá y subi las escaleras con dificultad.
Abrí la puerta de mi habitación y vi a Atenea acostada, sollozando un poco aún. Por suerte estaba más calmado ahora, si no la hubiera golpeado un poco más.
Me adentre en el armario y me quite la ropa poniéndome un short largo. Me acerqué a mi cama y me acosté, jale a Atenea hacia mi, rodeandola delicadamente con mis brazos, la sentí tensa, aún tenía miedo...