By Bill.
- De acuerdo, su hermano está bien, tendrá que tener reposo durante aproximadamente 1 mes o 2. - Dijo el doctor mientras se quitaba los lentes.
- Gracias. -
Me acerqué a Tom, quien estaba algo despierto, pero no en su totalidad. Abrió los ojos y me miró.
- ¿Puedes creerlo? - Pregunto débil.
- El que... -
- Que Damián no sea un Kaulitz... - La tristeza se podía notar en la manera en que hablaba y su mirada.
- Es difícil creerlo... - Agache la cabeza.
- ¿Donde está George? - Pregunto más serio.
- En la sala... - Dije.
- Traelo, quiero hablar con el. - Tragué saliva y Asenti.
(...)
- George... Tom... deberías ir con el. - George trago saliva.
- Voy... - Se paró de el sillón y fue directamente a las escaleras, hasta su habitación.
By George.
Entre a la habitación de Tom, temia por lo que pudiese decir o hacer.
- ¿Cómo te sientes Tom? - Me senté en la silla al lado de su cama.
- De maravilla como puedes ver. - Soltó sarcástico.
- Tom... yo... lo siento. - Agache la cabeza.
- ¿Por qué? - Me miró serio.
- Por toda está mierda. - Dije.
- No... yo tuve la culpa. - Respondió mirando a otro lado.
- Yo pedí que me trajeran a Damián, debo admitir que fue para hacer sufrir a Theresia, pero... al final... fueron los mejores meses de mi vida. - Sonrió melancólico.
Sonreí.
(...)
By Atenea.
- Te traje esto... - Atenea llegó con un plato de comida y un vaso con jugo de naranja.
- Gracias... -
- ¿Cómo te sientes?... - Y de nuevo esa pregunta...
Mis ojos se veían hinchados y ahora llenos de lágrimas, otra vez...
Atenea se acercó dispuesta a abrazarme, aunque no se atrevía, supongo que sentía miedo por mi reacción. Así que yo tome la iniciativa y la abraze, ella al instante me devolvió el abrazo y yo... no pude soportarlo más, las lágrimas se dedicaban a recorrer mis mejillas...
- Todo estará bien. - Dijo ella.
- No puedo creer que no sea su papá... - Solloze apartandome de el abrazo.
- Ni yo... -
(2 meses después.)
By Tom.
Ahora ya podía estar de pie, ya podía hacer cosas cotidianas y otras cosas no tanto, el problema es que ahora estaba todo el día acostado en el sillón o en la cama, no por una herida, no por una bala, si no por la profunda tristeza que me consumía día con día, todo pasaba lento ahora, y eso estaba bien, por que yo ya no tenía ganas de seguir...
En mi mente rondaba todos los días, a todas horas, la viva escena de cuando me despedí de Damián, cuando deje que fuera feliz al lado de su madre, de la persona que más necesita ahora...