Capítulo 9: A nadie le importa.

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Otra vez el sol había salido, y una vez más, Tom y Tord habían amanecido abrazados, aunque, esta vez, Tom mantenía su cabeza sobre el pecho de Tord, que dormía boca arriba.

-¿No te parece raro que se peleen tanto, pero duerman así de cariñosos?- Matt susurraba, desde la entrada de la carpa, observando a los dos tórtolos.

-Si... es raro ¿Verdad? Creo que se aman tanto que se odian.- capturó una foto con flash, la cual, logró hacer que los mimosos se despierten.

Esta vez se despertaron al mismo tiempo, y al darse cuenta de la situación, se alejaron, soltando un grito. Pronto, se miraron furiosos, y voltearon a ver a la entrada de la tienda, pero los dos restantes del grupo ya habían desaparecido. Huyeron tan rápido como pudieron.

-Ugh... ¡Me tienes harto!- Tom gritó, saliendo de la carpa.

-¡¿Yo?! ¡Tú eres el que me abraza por las noches!- lo persiguió, indignado por estar siendo culpado sin razón.

-¡Y tú eres el imbécil que se deja! ¡Yo sólo te abrazo porque pienso que eres Tomme!- confesó, con cierta vergüenza.

-¡¿Tomme?! ¡¿Ese peluche de mierda?!- Tord tenía una facilidad increíble para sacar de quicio a Tom. Insultar a su peluche, era como condenarse a muerte.

Otra discusión más comenzó. En los ojos de Matt, eran como esas parejas de las telenovelas. Un amor imposible, un engaño, una traición... ¡Qué dolor!.

Secaba sus lágrimas invisibles, viendo a sus amigos discutir. -Tranquilos, algún día podrán estar juntos...-.

-¿Qué dices, Matt?- Edd miraba a su mejor amigo de cabellos naranjas, lo juzgaba, solía decir tantas idioteces por minuto que lo confundían, y se le hacía raro.

-¡BIEN!- Tom exclamó.

-¡BIEN!- Tord lo imitó.

Y ambos se dieron las espaldas, yéndose cada uno a un lado contrario. Por fin había terminado la discusión.

El show había estado bueno para los dos que vestían de verde, era ciertamente entretenido verlos pelear, más que nada por cosas bobas como lo era abrazarse al dormir. Ellos dos dormían juntos casi siempre, y no se les hacía raro abrazarse para darse calor, por eso, no entendían por qué molestarse por unos mimos nocturnos.

-¿Crees que algún día lo superen?- dio un trago a su coca-cola.

-Mmm... Nah- se observaba en su espejo. Luego, cruzaron miradas y ambos rieron un poco.

Durante la tarde, todos jugaron en el lago. Se chapoteaban agua, nadaban y se lanzaban con algunas algas y plantas, mientras Tom dormía en una colchoneta inflable, que flotaba, para no mojar su yeso. Es por eso, que mientras él dormía, los chicos aprovecharon para tomar plumones y dibujarle y escribirle cosas en su yeso.
Edd dibujó latas de cola, Matt su cara, Tord la marca de su ejercito y algunos insultos como "idiota", o "Pelo de piña".

La verdadera sorpresa fue cuando despertó. Estaba furioso, pero sólo se peleó con Tord por la cantidad de insultos que le había escrito y ese símbolo asqueroso de su estúpido ejército comunista.

Como la discusión se estaba poniendo fuerte, Matt y Edd decidieron jugar a las escondidas en el bosque. Con piedra papel o tijeras se decidió quién buscaría, pero cuando Tom perdió y no encontró a nadie -nisiquiera a Matt que se camufló con un árbol- Tord se burló y generaron otra discusión más, de la cual, otra vez Matt y Edd eran ajenos. Incluso, durante la partida, hubieran jurado que fueron ignorados por los ojos negros, y que sólo buscaban al del parche.

¿Qué era esa competitividad rara que tenían?

Jugaron a las atrapadas, Tord sólo logró atrapar a Tom, pero lo celebró como si hubiese ganado el juego entero. En parte, era obvio que Tord ganaría, por su entrenamiento en el ejército y esas cosas.

AmbivalenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora