Capítulo 16

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Ya era la tarde, Tord y Tom se habían despertado de su siesta, y entre todos se encargaban de desarmar el campamento, mientras Matt organizaba las cosas de todos, tarareando sus canciones favoritas.

Todos tenían una actividad asignada. Tom desarmada las tiendas, Tord juntaba la mesa y sillas, transformándolas en cubitos y guardándolos en un maletín. Y en cuanto a Edd, él se encargaba de guardar las piezas de las tiendas que Thomas desarmaba.

Una vez que ya tenían todo guardado, trataron de tener la menor cantidad de peso posible y se sentaron a esperar a Tord, que se había metido al bosque a buscar algo.

—¿Qué construyó?— susurraba Edd hacia Tom, esperando que él tuviera una respuesta.

—Ni idea, yo me dormí.— dicho eso, abrió su cantimplora, bebiendo un poco del contenido, que lamentablemente, ya se había acabado.

—¡He vuelto!— Tord salía del bosque, cargando una manta gigante, con algo dentro. —Bien, tenemos que subir hasta allí— dicho eso, apuntó la cima de la cascada.

Los tres presentes voltearon a ver, y se quedaron en silencio. Luego, se giraron lentamente hacia su amigo, Tord, con extrañeza.

—No pongan esa cara, no me desvelé haciendo esto por nada.— afirmó la manta a su hombro, dispuesto a subir. —¿Qué hacen ahí sentados? ¡Suban!.

Tord se hizo caso a sí mismo y comenzó a subir, escalando por las rocas y ramas.

El grupo suspiró con cansancio, y caminaron a paso pesado hacia donde decía su amigo, aunque escalar se les fue algo difícil y Edd se cayó, estampando su trasero contra el rostro de Thomas.

Pasados unos minutos, por fin lograron subir junto a todas las cosas, y observaron a Tord.

—¿Están listos para ver el mejor transporte de sus vidas?— sonreía, aún cubriendo esa cosa con su manta.

Los únicos emocionados eran Edd y Matt, que gritaron un fuerte "Sí", y saltaron en sus lugares de la emoción.

—Bien. Uno... Dos... ¡Tres!— dicho eso, arrancó la manta, dejando a todos en silencio.

Eran trecuatro pedazos de chatarra, construídos con las piezas de metal del auto. Eran similares a un carrito, como esos autos que manejaron alguna vez en Fundead ¿Cómo olvidar ese precioso parque?. No se veían tan mal, pero ellos esperaban algo más... ¿Mecánico?.

—¿Les gusta?— Tord sonreía con emoción, metiendo ambas manos detrás de su espalda.

—¡SÍ!— Matt no tardó en correr hacia el carrito y meterse, notando algunos botones hechos con pedazos de madera pintada. —Huh ¡Botones!.

—Huh... Tord... ¿Estás seguro de que esto nos sacará de aquí?— Edd metió sus manos en su sudadera, observando a su amigo, con una sonrisa algo forzada, tratando de ser amable.

Ante eso, Tord sonrió más. —Matt, toca el botón rojo.

—¡A la orden!— gritó con felicidad, tocando el botón.

Instantáneamente, su carrito comenzó a temblar, llamando la atención de todos. Luego, dos alas salieron de los costados, hechas también con metal, así como una cola y un propulsor.

Todos se quedaron shockeados al ver que esos simples carritos no eran nada más ni nada menos que un tipo de avionetas en miniatura.

—No puede ser... ¡Tord, esto es impresionante!— Edd no tardó en correr hacia uno de los carritos, pintado de verde con una pintura que hizo Tord a base de plantas.

Se sentó, guardó sus cosas ahí y tocó el mismo botón rojo, observando cómo su carrito se transformaba en una avioneta también.

Tord sonreía con orgullo al ver a Matt y a Edd charlar y gritar sobre lo impresionante que era su invento, quien, volteó con una sonrisa, para observar a su amigo de sudadera azul. —¿Y? ¿Qué dices?.

AmbivalenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora