Todo el departamento estaba a oscuras. La cocina, el living, el baño, incluso la habitación, aunque estaba levemente iluminada por la luz de la calle que atravesaba la cortina.
En el suelo, ropa tirada, un colchón con sábanas y mantas, una mesita de noche con una foto tachada y un osito de peluche que rebotaba levemente por ciertos choques contra el lugar donde estaba sentado.
Los jadeos y gemidos abundaban en la habitación, el calor era húmedo, el ambiente en sí lo era.
— E-Esto es ridículo~ Ah~ — Thomas se mantenía aprisionado contra la cama, sin su pantalón, con sólo una camiseta subida, adornando su abdomen que se movía por la agitación y temblaba de vez en cuando.
Su espalda apoyada levemente en el respaldo de la cama, donde sus manos se encontraban atadas. Entre sus piernas, Tord, sin su pantalón ni su bóxer, mantenía su miembro contra el suyo, y movía su mano sobre estos, así como su cadera.
La humedad y la fricción entre estos era sumamente placentera, Tord estaba hundido en el placer, con sus párpados caídos, y sus pupilas dilatadas que miraban atentamente hacia su entrepierna, aplicando presión con su mano en ambas glandes.
— Cierra la boca~ no me dejas concentrarme...~ — habló entre jadeos, su voz profunda, pero suave a la vez, dejaba en evidencia lo bien que la estaba pasando. — Mierda~ — mordió su labio, con cierta fuerza, y sin pensarlo más, movió más rápido su cadera y su mano.
— ¡Mfh!~ ¡carajo!~ — Thomas se sentía desesperado, sus manos se mantenían apretadas entre sí por el placer que sentía, tenía ganas de golpear algo, o incluso morder.
Quería asesinar a Tord, eso quería, porque se movía tan estúpidamente bien contra su miembro que todo su abdomen se contraía ante los cosquilleos y sensaciones.
Tord levantó un poco su mirada para dejar de observar su miembro erecto y húmedo, y poder observar esos ojos negros. Mierda, juraría que brillaban, así como en el bosque. Su rostro perfectamente adornado con ese sonrojo, sus labios entreabiertos, esa expresión de enfado y desesperación por placer, y tan jodidamente húmedo por el calor, lo hacía excitarse aún más.
Quería verlo hacer esas expresiones más exageradas. Si, justo como a esos dibujos que él tanto amaba ver y dibujar. Expresiones eróticas, con la boca abierta, las lenguas afuera, las pupilas perdidas en el aire, la saliva y lágrimas chorreando tan grotescamente que demostraran la pérdida del control ante tremendo placer. Eso quería ver Tord, quería oír a Thomas gritar, y no se lo explicaba.
Tom se sentía devorado, una vez más. Tord era violento, peligroso, un asesino con una sed de sangre incontrolable, se sentía aterrado ante la idea de estar bajo el control total de ese hombre, pero eso mejoraba la sensación de placer, y subía la adrenalina en su cuerpo.
Se movía tan bien, tan constante y delicioso. Que ambos miembros soltaran pre-semen mejoraba la situación, aunque era vergonzoso oír la fricción pegajosa. Pero siendo sinceros, a esa altura, ya no les importaba lo que pasara en adelante.
Es por eso que Tord no lo soportó, necesitaba morder y arrancar esos preciosos labios de la boca de Thomas, los odiaba tanto que quería atravesarlos con sus colmillos. Rápidamente se acercó para besarlos, pero Tom lo esquivó.
— N-No seas tan homosexual~ — Thomas habló entre jadeos y gemidos, soltando un chillido cuando Tord aplicó más presión en su glande.
— Cállate. — se resignó a besarlo, pero no olvidó su cuello. Sin dudar ni preguntar, volvió a dirigirse hacia ese jugoso cuello, pasando su lengua y chupando sin compasión, dispuesto a dejar cuantas marcas fueran suficientes para hacer que Tom gritara, aunque fuera de enojo.
— ¡Mgh!~ ¡Tord! — intentó alejarse, y fue rápidamente castigado con más presión y velocidad, que lo hizo lloriquear y gruñir.
No dudó en mordisquear la zona de la mandíbula, tirando de esa piel tan ciertamente rasposa por la barba que crecía. Luego, se acercó a su oreja, dejando salir un suspiro en su oído, y unos segundos después, chupó el lóbulo de esta.
—¡Mierda!~ — su cuerpo tembló, al igual que su miembro. Tenía la necesidad de alejarse, pero al mismo tiempo, quería disfrutar.
No podía resistirse a dejar caer sus párpados y abrir su boca para soltar más jadeos. De vez en cuando tomaba aliento, en un intento por recuperar el aire y calmarse, pero era rápidamente expulsado junto a un gemido más.
Se sentía embriagado, la lengua de Tord se movía sin parar contra su oreja y cuello, sus labios lo devoraban, sus dientes se clavaban y tiraban de la piel. Y cada vez que gemía, Tord repetía la acción, para provocar otra vez más gemidos o lloriqueos.
Eran distintos a los de esos animes. No chillaba ni gritaba escandalosamente como sus chicas anime, tampoco se doblaba de manera exagerada, pero así y todo, él sabía que Thomas estaba desesperado, y eso, para él, era mucho más obsceno que cualquier otra puta de esos animes hentai que solía mirar.
Tom estaba perdido, ya no se sentía él mismo, y dejó de tirar de sus muñecas para nada. Prefirió concentrarse en otra cosa, y movió sus caderas contra las de Tord, buscando más fricción.
Su pene palpitaba ante los roces, se movía y goteaba, junto con su vientre que cosquilleaba, brindándole unas exquisitas descargas eléctricas, igual a las provocadas por Tord en su cuello y oreja.
— M-Me voy a correr~ — hablaba agitado, tembloroso.
Eso hizo sonreír al de cuernos. —Hazlo. — susurró en su oído, con su voz profunda y suave. Él se sentía de igual manera, escuchar a Tom y frotarse había sido un estímulo perfecto, sus oídos cosquilleaban.
Pasados unos minutos más, finalmente, ambos se movieron con constancia y lograron acabar. El semen chorreó de ambos penes y se fusionó, cayendo sobretodo en el abdomen del chico de ojos negros, que temblaba jadeante.
—Carajo...~
— dritt~
Los dos gimieron una última vez. Estaban exhaustos, sudados, sucios. Tord se dejó caer sobre el cuerpo de Tom, manteniendo su rostro hundido en su cuello, y Tom finalmente se dignó a cerrar sus ojos y tirar su cabeza hacia atrás para respirar y calmarse.
— E...eso fue...
—Sabroso.
—...raro.— Thomas finalizó, y observó al de cuernos. Se veía más calmado, como si ya no quisiera asesinarlo.
Ambos llegaron a un acuerdo, ninguno diría nada de nada, ni una palabra sobre lo ocurrido, nisiquiera entre ellos, y estaban dispuestos a cumplirlo y no repetirlo.
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Ambivalencia
FanfictionThomas no extrañaba el olor a tabaco durante las noches de insomnio, siempre se le hizo un olor asquerosamente fuerte, detestable. Hacía arder su nariz con fuerza, es por eso que cuando volvió a sentirlo, sintió que su mundo se paralizaba. Era un ol...