Capítulo 11: Puro nocturno.

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Tal vez el problema no era el ruido de los grillos, ni el de las copas de los árboles que se movían con el viento, o la cascada que sonaba de fondo. Tal vez, el problema y la causa de la falta de sueño en ambos chicos, era la duda.
Los dos se daban las espaldas, en total silencio. Tenían tanto para decir, pero al mismo tiempo, no querían hablar, ni verse. Estar así, los hacía enfadar. Estaban molestos, consigo mismos, y con el otro.

Trataban de cerrar sus ojos e ignorarse, pero por más que lo hicieran, no funcionaba. Sus respiraciones eran molestas, y los ruidos de afuera también, que de cierto modo, se intensificaban.

El primero en hartarse fue Tord, no soportó la tensión y se asomó a la entrada de la tienda, se encendió un puro y comenzó a fumar, ansioso. Ante el ruido del cierre al abrir la puerta y el molesto olor que quemaba su nariz, Tom se puso boca arriba y observó a sus pies, viendo a Tord sentado. Movía su pie, ansioso.

—¿Qué mierda te pasa ahora?— miraba al de remera gris y brazo robótico, con su ceño algo fruncido.

—¿Y a tí? Respiras muy fuerte, imbécil.— miró hacia el exterior de la carpa, dando otra calada a su puro, largando el humo luego de unos segundos.

—Bueno, es mejor a no respirar.— apoyó sus codos, para poder ver mejor al de cuernos, mientras tomaba su cantimplora y la abría para poder beber un poco.

—No quiero hablar contigo.— trataba de no mirarlo, su pie seguía moviéndose con ansiedad.

—Bien, yo tampoco.— dio otro trago a su cantimplora, esperando que eso lo hiciera conciliar el sueño.

Estuvieron varios minutos en silencio, sin siquiera mirarse. Eran torpes para relacionarse, y en gran parte, seguían siendo rivales. No olvidaban su odio mutuo.

Con el ruido de la noche de fondo, Tord pensaba. No paraba de pensar en todo lo que había pasado esa tarde, y las palabras de Edd; "He organizado este viaje para que puedas compartir lo que más te gusta con nosotros, y nosotros contigo, Tord". Le molestaba pensar en eso, porque quería cumplir los deseos de su amigo, y sabía que una buena manera de hacerlo, era... con Tom.

—Oye, cara de culo.— el de cuernos habló, llamando la atención del de ojos negros.

—No me digas así, Chucky.— Se sentó, con su ceño algo fruncido. Estaba molesto ¿Acaso Tord quería pelear otra vez?.

—Toma, prueba.— le extendió el puro al de ojos negros, quien los abrió con sorpresa. Luego, recibió una expresión de desagrado y su mano fue alejada de un manotazo.

—No probaré esa mierda. No soporto ni el olor ¿Y tú quieres que lo inhale? Ridículo.— dio un trago más de su cantimplora.

Tom estaba arruinando los planes de Tord de compartir sus gustos. Eso le molestaba, hacía que su sangre hirviera, así que insistió una vez más, volvió a ser rechazado. Insistió con más fuerza y recibió un insulto, así que explotó.
Rápidamente se lanzó sobre el de pelos en punta y lo aprisionó contra el suelo, manteniéndolo boca arriba.

—¡Suéltame, maldito comunista!— Tom se quejaba, forcejeaba para soltarse, pero nada funcionaba.

Tord mantenía su cuerpo sobre el de menor edad, inhalando bastante de su puro, para luego tomar las mejillas del contrario con fuerza y apretarlas, haciendo que abriera su boca. —Inhala.— luego, acercó sus labios hacia los contrarios, exhalación, metiendo el humo en la boca del otro.

Tom estaba sorprendido, todo su cuerpo se había tensado, su rostro estaba rojo y sus ojos blancos de la sorpresa. Por alguna razón, obedeció, inhalando el humo que salía de la boca de Tord, que se mantenía a sólo milímetros de la suya.
Cuando terminó de recibir el humo, inhaló más fuerte y comenzó a toser, siendo observado por ambos ojos grises.

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