𝟐.-𝐋𝐄𝐆𝐎 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄

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Hace 5 años:

Un año ha pasado de mi boda con Naoya, sorpresivamente es atento a su manera y me hacía saber que lo estaba haciendo bien, ya estaba acostumbrada; mi felicidad se basaba en qué me habia dado libertad por mi cuenta, para mí era como tener alas-la realidad era que del tobillo me tenía encadenada, pero una vez más mi juventud, mi amor y mi esperanza a lo nuestro me hacía creer que todo era bueno y con ello, el seguir siendo la perfecta Señora Zen'in.

Si bien los primeros meses de nuestro matrimonio lo vivimos en su casa familiar, casa en la cual su padre quería que nos quedamos, yo estuve reacia a aceptar, le pedí a Naoya que buscáramos un lugar propio pues merecíamos nuestro espacio y él sin problemas acepto-claro que iba a aceptar, al final de cuentas el que más beneficio sacaba de esto sería él-

-Esta bien cariño, le pediré a Nishimiya que busque opciones y...-no le dejé terminar, tan pronto pronunció el "está bien" mi emoción había sido grande, estaba extaciada.

-Dejame encargarme yo, quiero entretenerme en algo-le pedí aferrándome a su brazo, buscando me abrazara y así tener mis inseguridades bajo control.

-Vale, se que encontrarás algo bueno, me tengo que ir, te llamo más tarde-se despide dándome un beso de esos que me quitan el aliento y sabe que tanto me gustan.

Buscaba una zona lo suficientemente tranquila del ruido de la ciudad, pero que a su vez fuera segura y sobre todo hogareña. En mi encomienda por buscar una casa que fuera de mi agrado, en compañía de mi amiga Mai-prima de Naoya- pasaron días, si bien las casas que mirabamos al principio eran sumamente grandes y hostentosas y para Mai eran perfectas, para mí era mucho, ¿para que queríamos un lugar inmenso donde solo estaríamos los dos solos?, no gracias, mis pensamientos estaban mejor en lugares pequeños.
Seguí buscando un buen lugar, está vez sin la compañía de Mai; si bien la consideraba mi amiga y le quería mucho, su estilo de vida no era el mío, yo era una mujer casada, debía comportarme como tal y Mai era una universitaria aspirante a diseñadora de modas, podía salir con cuantos chicos quisiera, ir de fiesta y vivir su juventud y de todo eso lo único que le envidiaba era el que ella si estaba siguiendo su sueño, sería diseñadora...estoy feliz por ella, de verdad que si, pero me era imposible no imaginarme a mi en su lugar.

¡Lo encontré! Al fin encontré nuestro hogar. Después de muchos días de búsqueda interminable, al fin me gustó lo que mis ojos venían; si bien no era una casa en el sentido de la palabra, quería que esté fuera mi hogar, nuestro hogar.
Zona residencial ZOHO era el nombre; el complejo era privado y constataba de 3 edificios con 30 departamentos en cada uno, los edificios eran con diseño industrial moderno en colores oscuros solo con las esquinas en vigas color rojo ladrillo dando una vista de viejo con nuevo, era lindo de ver cuándo caía la tarde. Rodeando los complejos había un parque y cada edificio contaba con un estacionamiento propio. El departamento que me gustó se encontraba en el 16vo piso, del 2do bloque, teníamos solo 3 vecinos más y una buena vista pero sobre todo no era inmenso. Nuestro departamento estaba al final del pasillo del lado izquierdo por ende la puerta de entrada estaba al final del lado derecho; contábamos con un recibidor el cual tenía espacio para unos banquillos de descanso, una mesa y un clóset de pared. Seguido estaba la sala principal la cual acondicione también como biblioteca y de frente estaba el resto de la casa, del lado izquierdo a la entrada estaba un baño individual, le seguía la cocina, el cuarto de lavado, una bodega, un cuarto el cual podría ser la oficina de Naoya en casa, a un lado estaba a la habitación principal y seguido de está la habitación para invitados terminando en un pasillo que llevaba a una puerta la cual era para dar con la terraza que conectaba ambas habitaciones y como centro de todo estaba el comedor. Todo estaba en una sola planta y si bien a Mai le parecía chico y a Naoya le daba igual siempre y cuando a mí me gustara, a mí hacía mucho que algo no me llenaba de felicidad.

Mi rutina era bastante entretenida para este punto. A las 7 am la cafetera estaba programada para empezar con su función de llenar la casa con el rico olor. Despertaba a Nao el cual estaba pegado a mi durmiendo todavía, me gustaba apreciar su cara en el único momento vulnerable que me regalaba de él mismo. Acariciar su cabello y sentirlo apretarme más a su cuerpo conforme despertaba me gustaba mucho, y aún así no me atrevía a mirarlo a los ojos pues ya sabía que iba a encontrar, o tal vez era que yo no quería mostrarle más de mi.

-Buenos días cariño, ¿podrías hacer esos sandwiches que tanto me gustan?-me decía para acto después levantarse y dirigirse al baño.

Naoya no me presionaba en nuestro día a día, realmente conviviamos como buenos amigos. El cambio estaba cuando llegaba tomado después del día en la oficina o cuando debíamos hacer alguna aparición pública oficial. De ahí en fuera la rutina era agradable.

Poco sabía yo, años más tarde, que estaba cavando mi propia vida de monotonía junto a un hombre que si bien era bueno en los negocios, no sabía nada sobre ser un buen hombre para mí.

Después de despedirlo y desearnos buen día, procedía a realizar mis quehaceres del hogar. Para mantenerme entretenida y en movimiento había decidido-por gusto propio- que no sería necesario una persona de la limpieza. En cambio con la comida era diferente, no era que no supiera hacer nada, claro que no, podría sobrevivir con mis conocimientos básicos; pero de vez en cuando me gustaba pasarme por la oficina de Nao y la de mi padre para comer con alguno de ellos y llevarles comida hecha en casa, por ende cuando eso pasaba, le pedía a Uta-diminutivo de Utahime- que me ayudara/enseñará y así era un ganar-ganar para ambas; yo podría aprender y disfrutar las ricas comidas en compañía de Naoya y mi padre y ella ganaba dinero extra puesto que estaba por abrir su restaurante.

Conocí a Uta hace ya un año, vamos juntas a clases de cerámica.
Iori Utahime -Uta para sus amigos- es unos cuantos años más grande que yo-24- y estudio gastronomía; su comida tiene un sabor magnífico. A comparación de mi, es alta, tez blanca, cabello negro asabache y ojos cafés; es realmente hermosa. Contrastando también en personalidades nos hicimos amigas de forma natural.

Cuando no era día de comida, el cual procuraba que fuera al menos una vez por semana, después de terminar el aseo me gustaba ducharme y estar limpia, así si surgía algún imprevisto, estaba lista para salir de casa a la brevedad.
Mis días podían ser tanto movidos como tranquilos. Entre seguir con las clases de cerámica, hacer la tintorería de Nao, la despensa y acompañar a Uta en su travesía del restaurante realmente no me dejaba tiempo de pensar cosas de más, por ende mi mente estaba tranquila.
Naoya me llamaba desde la oficina todos los días por la tarde para saber si ya habia comido y que estaba o habia hecho, siempre preocupado por mi bienestar. Yo a la expectativa de que me deparaba el día.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓- 𝐒𝐔𝐊𝐔𝐍𝐀 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora