𝟏.-𝐌𝐘 𝐓𝐈𝐌𝐄

483 39 22
                                    


A mis 18 años, luego de terminar la preparatoria me encontraba planeando una boda que contaría con un capital lo suficientemente alto como para ayudar a personas damnificadas. Claro eso era lo que pensaba, mis acciones eran otras. Si bien crecí en un ambiente monetariamente estable- nótese mi astio a decir que era de familia adinerada- realmente me da igual todo eso; pero no podía hacer mucho, tenía un papel que desempeñar y un padre al cual no decepcionar.

Me encontraba en la terraza de un restaurante de la ciudad, mi favorito a decir verdad; era bastante colorido y daba vista a un parque lo cual hacía que fuera silencioso pero con una vista bastante linda. Estaba en compañía de Naobito Zen'in, mi futuro suegro y la encargada de planear mi boda; Naoya no había podido presentarse, hacía días había salido de viaje de "negocios" representando a su padre.

Naobito Zen'in rondaba los 61 años y a pesar de ello seguía viendose bastante bien conservado para su edad. Es un hombre alto, de tez blanca, cabello y barba negros ya con visibles canas y ojos aceitunados, realmente era atractivo y Naoya había heredado no solo eso de él, si no que también el gusto por tener mucho de la misma cosa; aunque su personalidad se basa a en ser alguien despiadado y duro para las personas fuera de su entorno familiar, a mi me trataba cual princesa, bajo sus términos, claramente. Vaya ventaja el que mi padre fuera su amigo de bastantes años y en bromas por seguir siendo los grupos ejecutivos más poderosos de su época, creyeron que sería bueno unir familias-pues si tantas ganas de ser familia tenían, se hubieran casado ellos, siempre pensaba eso y me reía imaginando a mi padre con vestido de bodas.

Me perdia en mis pensamientos cuando algo me incomodaba, ciertamente la mirada que me daba mi suegro me hacía sentir presionada, como si creyera que no quería hacer esto... realmente ya no estaba segura de querer hacerlo, quería seguir estudiando, quería hacer más memorias con mis amigos y realizar muchas cosas cuál joven de universidad pero nuevamente mi familia y Naoya aparecían en plano y me hacían sentir que estaba hecha para esto... ¿pero para que estaba hecha yo realmente?

Naoya y yo teníamos una diferencia de edad de 8 años, siendo yo más joven, por ende él se hacía cargo de la empresa cuando su padre se lo pedía. Nuestros padres nos comprometieron cuando el alcanzo la mayoría de edad, yo seguía siendo pequeña, pero eso no significo que él se aprovechara de eso, no conmigo directamente, claro que no. Siendo amigo de mi hermano mayor Choso, se podría decir que se pasaba por la casa bastantes veces las cuales aprovechaba para saludarme y llevarme regalos; por qué si, así como a mi se me enseñó a ser tratada como una princesa, a él por su parte a tener satisfechas a las mujes, así, en plural. Naoya era un chico mayor de edad que disfrutaba de la compañía femenina a puertas cerradas, pues tenia una reputación que mantener, claro que yo no sabía nada de eso, seguía en mi mundo de muñecas y solo admiraba cuan apuesto y caballero era para conmigo. Desde el momento que supimos que seríamos familia una vez yo cumpliera la mayoría de edad, siempre procuro tenerme atendida, creo que por eso me enamoré de él desde muy chica, y creo que por eso también siempre atraia las miradas femeninas. ¿Quien no querría a un hombre atento, detallista y sobre todo guapo a su lado?... ay T/N que manipulable fuiste; ¿jugar a la casita es bastante cómodo, verdad?.

-Señorita, ¿me está prestando atención, señorita?-pregunto Akari Nitta, mi planeadora de bodas, mejor dicho la asistente personal, mejor dicho esclava a tiempo completo de Naobito. Akari me parecía una persona bastante competente para su baja estatura y cuerpo pequeño, sin dudas podría liderarnos a las mujeres en el exterminio del patriarcado, pero eso solo era mi forma de pensar.

-Perdona Akari, podrías repetir eso que dijiste-le pedí de la mejor forma posible, estar divagando me hacía faltarle el respeto a ella y eso no era correcto.

Akari estaba por repetir lo que estuvo diciéndome cuando de pronto la voz de Naobito la interrumpe

-Nitta hazlo como dijiste, ciertamente T/N se encuentra cansada, confías en la señorita Nitta, ¿verdad querida?-verle esa sonrisa condescendiente me dio la respuesta, simplemente debía aceptar todo.
Cansada de la situacion solo asentí mirando a Akari; Naobito se pone de pie, había terminado su café y estaba listo para partir, Akari hizo lo mismo.

-Vamos querida, te llevamos a casa-me dijo Naobito pero antes de que comenzará a caminar lo pare.

-Gracias por su tiempo, Señor Zen'in, pero me gustaría quedarme un poco más; estaremos en contacto-dije despidiéndome de ellos y volviendo a mi asiento, no espere una contestación de su parte tampoco.
Comportarme borde en ocasiones, me hacía al menos sentir que tenía aún control sobre mi misma... ¿Lo tenía?.

6 meses después me encontraba mirando a la cara a Naoya, nosotros frente a muchísima gente allegada a las empresas familiares y unos cuantos amigos, si se les podia llamar así.
Naoya se miraba bastante guapo frente a mi, sentir su mirada me hacía sentir acalorada y mareada, ¿o era que el vestido y la presión me quitaban el aire?
-Prometo cuidarte en la riqueza y la pobreza , prometo brindarte todo de lo que eres merecedora y prometo darte felicidad-fueron sus votos...
A este punto yo ni siquiera recuerdo que dije. Sorprendentemente tiempo después pude acordarme de todo eso, fue como si mi cerebro entrara en modo protección para conmigo, para con mis sentimientos pues a este punto si bien él seguía siendo "el prospecto correcto", no hacía mucho más que seguirme engañando pues la realidad es que yo sabía todo... era diferente que tratara de olvidarlo u confiara en qué él en verdad cambiaría por mi.

Él dijo: "Prometo cuidarte en la riqueza y la pobreza, prometo brindarte todo de lo que eres merecedora y prometo darte felicidad", ¿dónde quedó el "serte fiel", el "en la salud y la enfermedad", el "cuidarte y adorarte" pero sobre todo dónde quedó el "prometo amarte"?. Creo que por eso me sentía aturdida, creo que por eso me faltó el aire, creo que por eso después del beso para sellar el matrimonio me encontraba mirando mi reflejo en el baño de mi habitación asignada para la ocasión en lugar de estar en mi recepción de bodas.
Mi vestido blanco impoluto realmente era hermoso, el escote en forma de corazón me hacía resaltar muchísimo, las mangas en forma de gaza en mis brazos daban un toque bastante lindo y el velo era bellísimo, los bordados a las orillas en forma de flores y esos toques brillantes daban a ver cómo si fuera un hada, realmente me veía hermosa. Adornando mi cara un maquillaje sutil haciendo resaltar mis labios en un tono rojo intenso y el cabello en corte bob y lizo a rebeldía mia; pero lo que más llamaba mi atención no era el verme hermosa, eran mis ojos, verme al espejo fue un shock. Pude recordar la ceremonia, pude recordar los votos de Naoya y el como se me iba el aire, pude recordar mi voz titubear y pude recordar el miedo que me generó escuchar el "es un honor presentar al Señor y la Señora Zen'in", solo una sombra más en la vida de Naoya, solo el ser una esposa ejemplar para él y enorgullecer a mi padre. Cuando me di cuenta que mi destino estaba sellado, las lágrimas retenidas y mis sollozos salieron dándome bocanadas de aire para sobrevivir. ¿Dónde había quedado mi tiempo?

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓- 𝐒𝐔𝐊𝐔𝐍𝐀 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora