𝟐.𝟓.- 𝐒𝐇𝐀𝐃𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐂𝐎𝐎𝐋

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Era más normal de lo que parece que una mujer se sintiera acomplejada con su cuerpo, y yo no era la excepción, al menos no todo el tiempo. En los pocos recuerdos que tengo de mi madre ella era realmente una belleza; estatura promedio, una melena castaña bastante larga y ondulada, ojos grandes y verdes, de complexión delgada y tez blanca... Y tan joven cuando me tuvo. Creo que por eso me dejó, nos dejó y prefirió irse con un amante joven igual que ella. No culpo a papá que después de ella se enfrascara en la empresa y poco tratara conmigo, para su suerte-o la mía- yo no me parecía en nada físico a ella, por el contrario. Era de estatura promedio, pero robusta, tetas grandes, piernas y trasero grandes también por lo que me hacian ver bastante bajita; boca pequeña, ojos almendrados y oscuros, mejillas rellenas y cabello negro... Realmente no me parecía en nada a ella y me parecía más a él. Y a pesar de todo eso, Naoya me había aceptado sin rechistar en absoluto, me decía que era hermosa y cuando llegaba a tocarme lo hacía de forma cuidadosa.

Era más normal de lo que parece que una mujer se sintiera acomplejada con su cuerpo, y yo no era la excepción, al menos no todo el tiempo... Pero hoy era diferente, había encontrado un lindo atuendo ya que en unos días tenía que acompañar a Naoya a una cena de caridad que una empresa de una conocida estaba dando, así que debía dar la talla y ser perfecta.

Había escogido llevar un traje sastre en color granate bastante lindo, y con un maquillaje en smokey eye para que fuera más llamativo... Pero cuando Nao me encontró probándolo en casa y vi su rostro duro, super que debía cambiar mi idea del atuendo.

-¿Estas tratando de hacerme quedar como el hazme reír para el día de la cena?, de ninguna manera dejaré que vayas así, creerán que no mantengo a mi mujer a raya y hasta se burlaran. Hasta mis secretarias llevarán vestidos bastante buenos para ese día y tú me sales con esto... Apégate a verte perfecta ese día, no necesitas que te recuerde que eres la Señora Zen'in, ¿verdad querida?

Claro, por un momento olvide que teníamos una reputación, y por un momento olvide quién lo había criado.

-Disculpa Nao, no fue esa mi intención-lo abracé y me pegue a su pecho- mañana mismo le pediré a Mai que me acompañe a buscar un lindo vestido y te sorprenderás ya verás... No te molestes conmigo amor.

-Compra algo bueno, de preferencia que cubra tus brazos y sea largo... Recuerda que eres friolenta... Disculpa es solo que estoy estresado por esa cena, estará el Señor Wever y necesito que acepte agendar una cita para hablar de negocios-me da un beso en la mejilla y sale a la sala.

En cambio, yo me quedo en la habitación apretando mis brazos tratando de abarcar lo que más pueda y reprimir el enojo por saber que mi trajecito le hace sentir masculinidad frágil y no poderle decir nada.

Al siguiente día Mai me había llevado a una tienda costosa a escoger un vestido adecuado a la ocasión y a mí no me importo gastar ese dinero y de pasada invitarle algo a ella también pues si mi querido esposo quería desechar mi traje, yo desecharía su dinero.

Habían ya pasado 2 días y por fin era la noche de la cena. Mi vestido llegaba hasta mis tobillos y era color rosa palo, el escote era cuadrado y tenía tirantes gruesos que conectaban a unas mangas hasta mis muñecas, la tela era vaporosa y brillante y en la parte de la falda, al final tenía un bastillado en negro. Utilice unos zapatos de tacón en color negro para hacer juego. Mi cabello estaba impoluto como siempre, lizo y corto; y de maquillaje algo casual, lo que llama la atención eran mis ojos con un delineado afilado y para acabar los labios con un gloss tornasol.
Naoya portaba un traje negro con acabados de gamuza en algunas zonas y un broche en forma de flecha en la corbata que yo le había regalado. Cuando peinaba su cabello hacia tras me hacía quedar sin aire por lo guapo que se miraba y él lo sabía pues a muchas le gustaba verlo así.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓- 𝐒𝐔𝐊𝐔𝐍𝐀 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora