𝟒.-𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐎𝐅 𝐒𝐓𝐎𝐍𝐄

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Tres años han pasado de mi boda con Naoya, sigue siendo atento y ahora más que atento, se ha vuelto alguien detallista. Detalles bastante ostentosos, si somos sinceros. Y yo, como digna Señora Zen'in debo de aceptarlos... más nunca nadie dijo nada sobre conservarlos, ¿verdad?.

Más que hacerme feliz con estas cosas costosas, me generaba ansiedad e incomodidad.

El verme al espejo era algo parecido, quien es esta extraña de cabello largo y rojizo que me observa, se parece a mi pero no soy yo... yo no hubiera dejado crecer mi cabello puesto que me gustaba tenerlo corto, pero Naoya una vez llegó tarde de la oficina, Naoya una vez en sueños me dijo que el cabello largo me hacía ver sexy... y él nunca se había referido a mi con ese descriptivo, ni una sola vez en los años que llevaba de conocerlo.

El tinte rojizo fue mi aportación, debía darle al menos mi toque, ¿no? ¿O era que a él no le gustaba ese color?, ya ni siquiera lo recuerdo.

El café seguía en automático a las 7 am, pero cuando yo despertaba Nao ya estaba en el baño.

-Cariño se me antojaron tus panqueques con tocino- dijo asomando la cabeza por la puerta del baño y dándome la sonrisa que le gustaba regalarme...solo una vez ha comido los que yo preparo y eso fue hace tiempo pues a mi nunca se me han dado los panqueques o cualquier cosa que conlleve harina, por ende trataba de no hacerlos a menos que Uta estuviera incluida y a eso se le suma qué él no los comía, nunca. Y sin embargo le sonreí de vuelta, rogando que regresará de nuevo al baño y yo pudiera derramar lágrimas sin pedir consuelo pues mi papel era ser una buena esposa, ¿No?.

A pesar de tener en nuestros platos panqueques quemados con tocino, él nunca dijo nada; me acaricio la mejilla y me sonrió... en estos años había aprendido a verlo a los ojos, sus ojos hoy me pedían perdón, lo sabía porque me dedicaba esa misma mirada cuando me traía los regalos. Le sonreía de vuelta porque de esa forma era que evitaba que me mirara por mas tiempo.

Lo despedía y nos seguíamos deseando un buen día; pero las llamadas pasaron a ser mensajes. Y con el paso del tiempo él pasaba más tiempo fuera ya sea en viajes o saliendo tarde de la oficina y yo como buena esposa seguía encargandome de casa y poco a poco la comida deliciosa ya no dependía tanto de Uta, en cambio los días de comida en la oficina se movieron a una vez por mes, Nao había asumido el cargo completo de la empresa y teníamos menos tiempo para estar juntos y yo... pues aún quería hacerle ver a él que yo era todo lo que necesitaba. No me molestó ese cambio, al contrario me alivio. Y él lo paso por alto también, lo normal. En cambio quiénes pasaron a ser merecedores de mis comidas fueron mi hermano Choso-el cual regreso no hace mucho de haber estado estudiando y viviendo en el extranjero- y su esposa Yuki.

Choso y Yuki se conocieron en su intercambio de estudios, se casaron a escondidas en el extranjero y al regresar hicieron una ceremonia bastante personal, Choso no era alguien particularmente reacio a ser sociable y Yuki era todo lo opuesto sin ser molesta, al contrario, era como tener una hermana mayor.

Mi padre no había dicho mucho, lo hecho estaba hecho, era un hombre de pocas palabras y muchos actos... un hombre bastante peculiar; y como dentro de poco tiempo ambos centros que ellos dirigían se posicionaron en buen estatus, él estaba maravillado. Injusticias de la vida creo yo.

Mis hermanos llevan las riendas de dos sectores médicos en la ciudad, Yuki maneja un hospital general y Choso un centro pediátrico. Unos ángeles si me preguntan.

Hoy tocaba que visitará a Choso, prepare un buen platillo y salí no sin antes recordar llevar mis cuadernos de estudio pues estaba tomando un curso básico de ruso. No porque lo necesitará, a mis 21 años y sin una carrera universitaria, los cursos eran más bien para mantenerme ocupada.

El centro de trabajo de mi hermano estaba en la cima de un edificio el cual contaba solo con 4 pisos, los cuales eran inmensos; el primero era unos bienes raíces, el segundo y tercero eran un gimnasio y un centro de entrenamiento para un grupo de atletas de artes marciales mixtas y en la cima estaba su clínica. Bastante raro de verdad, pero nunca habían tenido ningún malentendido entre dueños, mejor dicho se proporcionaban descuentos los unos a los otros.

Había pasado de transportarme en Uber o taxis, a conducir mi propio auto, regalo de mi esposo, es importante mencionarlo. A pesar de haber estado en shock por dicho regalo, decidí reprimir mis sentimientos y aceptar el auto, tenía mala suerte para llegar a tiempo a todos los lugares que un auto me venía bien y por sobre todo podía ayudar a mis amigos con el.

Llegue al edificio donde trabajaba Choso sin contratiempos, deje el auto en el estacionamiento y tome el elevador para llegar hasta el 4to piso; al mismo tiempo subió una pareja con toda la pinta de ser atletas, la chica usaba lentes y tenía flequillo, en cambio el chico era alto y un poco encorvado con cabello negro, detras venía un niño de no más de 5 años cargando una mochila de entrenamiento igual a sus padres pero más pequeña; era realmente lindo, había sacado lo mejor de ambos, me regaló una sonrisa que le devolví.

-¿A qué piso se dirigen?- pregunté para dirigir el asesor por ellos ya que venían con manos ocupadas.

-Al 2 y 4- me dijo mostrando sus deditos de infante, asentí con la cabeza y me enfoque en la pantalla numérica. Si seguía mirando iba a querer abrazarlo y no quiero que su madre, la cual se nota con músculos sin ser exagerados, me terminará golpeando.

-Al 2do y 4to piso por favor, Yuri es bastante tímido, está practicando el hablar con las personas sin avergonzarse y huir-me dijo el padre, mientras se agachaba a la altura del niño y le sonreía, que bellos eran los infantes.

-Tambien voy al 4to piso-les sonreí.

-Pero es un centro pediátrico... no traes niños y el doctor Kamo tiene esposa...es rubia-me miro de forma inquisidora la esposa, quería reírme porque en lugar de ofenderme me parecía muy gracioso su cara.

El esposo volteo a verme avergonzado y volteo a ver a su esposa.

-Maki amor eso fue muy rudo-le dijo mientras seguía mirándome apenado

No pude contenerlo más y solté una carcajada cubriendo mi boca con mi mano izquierda. Me quedaron mirando y ahora era mi turno de disculparme.

-Lo siento, el asunto me causo gracia.

-Perdona, no sabía que eras casada-comento la esposa, la cual ahora sabía que se llamaba Maki.

Mire mi mano y la baje en un reflejo.

-Si...El doctor Kamo es mi hermano-les dije sonriendo.

Poco sabía yo que esa pequeña familia se volvería importante para mí. Y poco sabia también que mi hermano sería un confidente presente en mi vida; me hacía sentir comprendida y cuidada... ¿así se comportaban los buenos esposos?

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓- 𝐒𝐔𝐊𝐔𝐍𝐀 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora