CAPÍTULO 8

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Cinco meses atrás.
Fabrizzio despidió a Jórdan para que viaje en busca de su hija Julianne.
— Cuida a mis princesas amigo, que traeré la tuya sana y salva.
— Siempre confío en tu profesionalismo, llamaré a mi hija para que esté pendiente. Buen viaje.
— Gracias. — Jórdan salió con destino al aeropuerto privado de los Ferrari para viajar ese día.
Fabrizzio habló con Julianne y luego de un rato se despidieron, después de la información del nuevo piloto.
— ¡Papi! ¿Ya enviaste al piloto?
— Si princesa, está a tu disposición.
— Bueno papi, cuando salga te llamo nuevamente, ya muero por estar ahí con ustedes.
— Te esperamos princesa.
Colgó la llamada y fue lo último que escuchó de ella.
Las horas pasaron, ya era tiempo de que el jets esté en el aeropuerto privado.
— Mericci, no me gusta este retraso, y no hay información del vuelo tendré que ir al aeropuerto y averiguar lo que sucede.
Fabricio y Mericci fueron al departamento de control y fue donde me dijeron lo ocurrido con el jets.
— No puede ser de — Expresó llevándose la mano al pecho.
— Fabrizzio, tiene que ser un error, nuestra hija no pudo, no ella no por dios. — Eran los lamentos de Mericci sintiendo impotencia por la desaparición de su hija.
Fabrizzio llamó a la oficina pidió información sin tener respuesta, casi revolvió el mundo entero investigando sin tener éxito, no se daría por vencido muy fácil, tenía que agotar  los últimos recursos de búsqueda, llamó a una agencia de búsqueda y  rescate para enviar a la dirección de las últimas coordenadas recibidas.
El equipo salió, y el junto a sus tres hijos buscarían a Julianne.
Los meses pasaron, dos meses en los que dieron oficialmente desaparecidos a Julianne Ferrari y a Jórdan L'Blank.
No aceptando esa triste realidad oficiaron una misa en su honor.
— Tío, mi hermana y yo tenemos que regresar a nuestra casa, mi padre no está y..
— De ninguna manera mis niñas, ustedes se quedarán aquí el tiempo que sea necesario, mientras por nuestra cuenta buscaremos a tu padre y a mi hija.— Expresó con determinación, Fabrizzio muy confiado en que los encontrará.

***
Mientras en Andalucía, España.

Álvaro Sánchez, jamás dejó de buscar a Carla, luego de perderla aceptó sus sentimientos hacia ella, cuando decidió darse la oportunidad Junto a ella descubrió que había desaparecido junto al que sería su amigo Jórdan L'Blank.
Quince años pasaron, en los que cada día, semana y meses recibía la misma respuesta. "No encontramos ningún paradero de ellos."
Pero el destino aquel día jugó a su favor, el sonido del celular lo sacó de sus cavilaciones, miró la pantalla y era nuevamente el detective, suspiró profundo y abrió la llamada imaginando la misma respuesta.
— ¡Dime! — Responde con indiferencia.
— Álvaro, los encontré, las encontré, viven en Capri.
Álvaro cómo impulsado por un resorte se levantó de una de su asiento.
— No lo puedo creer. — Expresó con sentimientos encontrados y caminando de un lugar a otro.
— Ya te envío la información al correo, y verás la sorpresa que te llevarás.
Álvaro recibió la información completa, desde fotos del embarazo de Carla, hasta fotos de su tumba y lo sucedido con Jórdan.
— ¿Gemelas? Tengo gemelas, Carla mi vida, perdóname, perdóname por ser un imbécil contigo, fui un imbécil al dejarte ir, te deje ir amándote tanto me di cuenta muy tarde.
Álvaro dejó rodar esa lágrima por la muerte de Carla Moreno, la había buscado tantos años, una vida entera, y ahora se enteran que todos esos años de búsqueda ella estaba muerta.
Sus lágrimas rodaron al recordar.

Flash Back.
—  Señorita Carla. ¿Puede venir un momento a mi oficina?
—  Enseguida voy señor Sánchez.
—  Señor. Dígame.
—  Por favor tráeme unos cubos de hielo.
—  Bien ahora quítate la ropa y quédate solamente en ropa interior y luego te acuestas en el sofá.
Carla fue despojándose de su ropa con movimientos sensuales sin quitar la mirada fija a los ojos de Álvaro.
Desabrocho muy despacio su blusa, la abrió y la deslizó por su espalda muy despacio.
Carla dejó sus pechos descubiertos, no llevaba brazier.
—  Me encanta esa sorpresa.
Carla llevó sus manos hacia atrás e hizo lo mismo con su falda, la dejo rodar por sus piernas, y para sorpresa de Álvaro tampoco llevaba bragas. Álvaro se levantó de la silla y caminó hacia Carla, acarició su cabello, deslizó su dedo delineando su mentón.
—  ¿Sabes que eres muy provocativa?
—  Si usted lo dice mi señor.
—  Me encantas por qué sabes lo que me prende.
—  Me encanta complacerlo mi señor.
—  Vamos, acuéstate.
Carla se acostó en el sofá, tiró sus brazo hacia arriba de su cabeza, dejando expuesto sus pechos. Álvaro deslizó un cubo de hielo por su vientre, subía muy despacio hasta llegar a sus pezones, hizo círculos en ellos los veía deleitado como estaban endurecido y erectos por el frío del hielo, los apretó, los pellizcó tan fuerte que le arrancó un gemido y haciéndola arquear la espalda, su cuerpo se estremeció del placer que sintió, su coño estaba empapado por sus fluidos, delineó su vientre con sus dedos, le abrió las piernas y llevó uno de sus dedos lo pasó por ese muy húmedo y resbaladizo centro, lo introdujo en ella, sin dejar de mirarla a los ojos.
La penetró con uno, luego dos, y después tres dedos y varias veces, mientras que con la otra mano amasaba sus pechos y pellizcaba sus pezones.
Saco sus dedos del interior de Carla y lo llevó a su boca.
—  Abre la boca, y prueba te. ¿Dime a qué sabes? —  Preguntó mirando la fijamente e introduciendo su dedo en su boca.
Carla abrió la boca y lamió esos dedos con sabor a lujuria y deseo de más.
—  Mi sabor, es de querer más de ti, tus dedos saben a deseo, a pasión ardiente por ti.
Álvaro no espero más y posó sus labios en uno de esos pezones endurecidos, los lamió, y los mordió suavemente, Carla arqueo su espalda sentía estremecer cada fibra de su cuerpo, mientras Álvaro bebía de sus pechos, nuevamente un dedo se adentraba en ella, deseaba tomarlo por los cabellos y aferrarse a ellos para que nunca soltara esas cúspides llenas de deseo por ser devoradas. Besó su pecho subió por su cuello mientras otro dedo entraba en ella.
El mordió el labio inferior de ella, pasó su lengua por esa boca entre abierta y hambrienta por un beso.
Un segundo dedo se adentró en ella, se retorcía del placer recibido, seguía con sus manos tiradas hacia atrás y jadeaba, tenía prohibido tocarlo.
—  Álvaro más, más, por favor.
—  No tendrás más de lo que ya te estoy dando. —  Respondió con voz ronca y melosa. —  Si quieres más tienes que ganarte lo.
Carla sintió su cuerpo estremecerse apretó sus piernas para mantener esos dedos inquietos dentro de ella mientras ese pulgar jugaba en su furo clítoris.
—  ¡Aaaagh! ¡Aaaah! Ya no aguanto más Álvaro.
—  Dame lo que tienes, dame mi ofrenda.
Carla se dejó correr en esa mano que la poseía mientras sus pechos eran devorados.
—  ¡Aaaagh! ¡Diooos! ¡mmmmm! Álvaro te amo —  Dijo en un susurro casi ahogado.
Álvaro la miró a los ojos, los tenía cerrado, la miró como mordía su labio inferior como castigando lo por lo que había dicho, mordió tanto que un hilo de sangre salió por un lado de su boca, Álvaro retiró sus manos de ella, y en ese momento sus miradas se cruzaron, en las de ella, él vio que había temor, y ella vio en las de él, frialdad, Álvaro le dio la más fría de las mirada en respuesta de ese te amo.
—  Ve al baño —  Dijo Álvaro, en tono gélido.
Carla se levantó, tomó su ropa y salió directo al baño.
Álvaro salió de la oficina sin mirar la, limpió sus manos, fue al ascensor llegó al estacionamiento y salió de ahí como alma que lleva el diablo.
—  ¡Joder! Le dije que no se enamore. Se recriminaba apretando el volante tan fuerte.
" Pero tú también te has enamorado de ella" le cuestionó su conciencia.
Fin Flash Back.

— Que razón tenías puta conciencia, amaba a Carla y no lo acepté, no valoré su amor, su entrega, su primera vez. ¡Jodido imbécil yo!
Limpió sus lágrimas cogió el teléfono y llamó a su asistente,  le pidió organizar un vuelo a Italia, mientras miraba las fotos de sus hijas tan parecidas a su madre.
— Señor Sánchez, todo está listo para su viaje, le envío la información del hospedaje al correo.
Sin pérdida de tiempo salió de esa oficina camino al aeropuerto pues viajaría sin pérdida de tiempo.
Hora y treinta minutos estaba aterrizando en el aeropuerto en Capri, subió a un Uber y dio la dirección de los Ferrari Aicardi.
Llegó y fuera de los portones mirando al interior su corazón latía tan rápido y fuerte que podía escucharlo.
— Buenos días, anuncienme con el señor Fabrizzio Ferrari. — pidió y el guardia lo hizo.

Los Ferrari apenas habían llegado de la ceremonia religiosa en honor a Julianne y Jórdan, cuando fueron notificado de la presencia de Álvaro.
— Señor Ferrari, aquí está el señor Sánchez, desea verlo.
— Hazlo pasar por favor. — Ordenó Fabrizzio mirando a Ginebra y a su hermanas distraída en el celular.
— Mis niñas, suban a descansar un poco, yo subo con algo refrescante para ustedes.— Les pidió cariñosamente Mericci.
— Esta bien tía, gracias por cuidar de nosotras.
Ginebra y Georgia Beatrice subieron las escaleras mientras Mericci miró a Fabrizzio algo desconcertado.
— ¿Ahora me dirás qué sucede? — Interrogó aún más preocupada al ver a Fabrizzio pasar sus manos por el rostro.
— Álvaro Sánchez está aquí, está entrando a esta casa.
— ¿Que estás diciendo? Como se enteró.
— Me imagino que con el accidente ventilando se por todos lados dio con la dirección de Jórdan.
— ¿Que haremos?
— Veremos qué quiere.
— Lógico, a sus hijas.
— Lo sé, veremos bajo que términos viene.
El timbre sonó, Fabrizzio y Mericci fueron a la oficina nuevamente mientras la muchacha del servicio abría la puerta.
— Buenas tardes, por favor busco al señor Ferrari.
Luisa anunció y Álvaro pasó a la oficina de Fabrizzio.
— Señores Ferrari, soy Álvaro Sánchez, un viejo amigo de Jórdan L'Blank.
— Mucho gusto señor Sánchez, Jórdan me habló de usted hace muchos años.
— ¿Entonces está informado de quién soy yo?
— Si, lo supe el día del nacimiento de mis ahijadas.
Los ojos de Álvaro brillaron al escuchar sobre el nacimiento de sus gemelas.
— ¿Puedo verlas? Me pasé la vida buscándolas, a Carla y a mí hijo no tenía idea, desapareció estando embarazada y me enteré después.
— Solo sabemos desde que ella llegó en labor de parto, el antes de, no lo sabemos. — Habló Fabrizzio mirando al hombre frente a él.
— Las niñas no saben nada, solo han visto a Jórdan como su padre y saben que su madre murió al momento de ellas nacer.

Apuesta Por Una Noche  (6to Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora